03-09-2020 Cada vez más las decisiones y movimientos del gobierno federal se concentran en uncírculo muy cercano y en el 2021, desde la consulta sobre el juicio a los ex presidentes, aunque se sepa que no tiene base legal alguna, hasta el caso Lozoya, pasando por la propia narrativa presidencial y los movimientos en el gabinete.
Finalmente se fue de la Semarnat, Víctor Manuel Toledo, y más allá de que sufriera algún problema de salud (estrés, esa “exquisitez de la pequeña burguesía”, diría ayer el propio López Obrador) lo cierto es que estaba fuera del ánimo presidencial desde tiempo atrás y sobre todo desde sus polémicas declaraciones, en las que descalificaba a la 4T, a sus compañeros de gabinete y al presidente López Obrador. Toledo, hay que insistir en ello, le hizo mucho daño a esta administración. La Semarnat de Toledo fue decisiva para la consulta, que tampoco tuvo base legal, para cancelar la inversión de una cervecera de Mexicali por cinco mil millones de dólares; ha frenado obras de todo tipo; en forma incomprensible estuvo en contra de proyectos de energía limpia; y controvertidos o no trató de demorar los que el Presidente considera sus proyectos estratégicos: el tren maya, el transístmico, Dos Bocas, Santa Lucia. Ideas como las del maíz originario dañaron a los sectores agropecuarios y su salida era imprescindible para desatorar diversos proyectos productivos.
En su lugar llega María Luisa Albores que estaba en la secretaría de Bienestar y a la que el presidente calificó de ecologista, aunque no tenga credenciales al respecto. Lo que sí, es una fiel a López Obrador, originaria de Chiapas, con experiencia en temas indígenas, de economía comunitaria y campesina, pero también una operadora política con peso en Chiapas y Puebla.
La secretaría de Bienestar es estratégica para la actual administración, desde allí, con beneplácito de la oficina de Palacio Nacional que maneja Gabriel García Hernández, se manejan los programas sociales que según el presidente reciben ya 23 millones de familias.
Ha habido quejas dentro y fuera del gabinete por el manejo que ha hecho la Secretaría de Bienestar de algunos programas, desde la confección de los padrones hasta las políticas implementadas en programas como Sembrando Vida que aún no dan los resultados que se presumen. Uno de los que se quejó de ello y presentó su renuncia hace unos meses, fue el subsecretario Javier May, una renuncia que el Presidente rechazó y ahora May ha sido promovido a la secretaría. La lectura es que tenía razón y por eso fue ascendido. Pero más allá de ello, como Albores en Chiapas y luego en Puebla, el nuevo secretario May es, sobre todo, un operador político tabasqueño, que ha acompañado durante años a López Obrador, siempre en tareas partidarias en el estado.
Algo similar sucede con Pedro Zenteno quien reemplaza a David León en la empresa de distribución de medicinas que se está creando, luego de que el ex responsable de protección civil tuviera que dejar esa responsabilidad por los videos donde se lo ve entregando dinero en efectivo a Pío López Obrador. “Zenteno es un profesional, un luchador social y no creo que él esté involucrado en actos de corrupción”, aseguró López Obrador. Es otro tabasqueño que ha trabajado en tareas partidarias siempre con López Obrador, con un paso por tareas adiministrativas en el gobierno de la ciudad y su designación este sexenio en el ISSSTE. Fue presidente municipal, de Teoloyucan entre 1994-1996. Es médico cirujano y homeópata. De experiencia en distribución de medicinas no tiene nada, pero como May, es un operador tabasqueño que está desde los orígenes con el Presidente.
Ayer decía el senador Ricardo Monreal que no hay que dejar solo al Presidente. Algo estará percibiendo respecto a su soledad, inherente a todo aquel que llega a la presidencia de la república, aquella “soledad de palacio” de la que hablaban entre otros Luis Spota. También llamó la atención el tono final de su discurso cuando dijo que para el primero de diciembre estarán terminados los cimientos de su proyecto y en adelante sólo quedará construir el mismo. Algunos lo vieron más cansado y con un aire triste durante su intervención. Son sentimientos subjetivos por supuesto, pero lo cierto es que para renovar su gabinete el Presidente está recurriendo una vez más a su vieja fórmula de 90 por ciento lealtad y 10 por ciento especialidad profesional.
Ni Albores es experta en ecología y medio ambiente, ni May en política social ni mucho menos Zenteno en distribución de medicamentos a nivel nacional, pero son suyos, vienen de sus origenes incluso territoriales, es el tipo de funcionarios en quienes confía, asumiendo además que, como él mismo reconoce, no tiene mucha fe en los expertos. Pero casualmente todos son, también, operadores con amplia experiencia electoral, eso es lo que los hace distintos. Y para el presidente López Obrador hoy nada parece ser más importante que el 2021.