De Abarca a Rodríguez Pérez: justicia selectiva
Columna

De Abarca a Rodríguez Pérez: justicia selectiva

16.09.2022 

El ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, puede ser el próximo liberado del caso Ayotzinapa. Sigue en prisión por delincuencia organizada pero fue exonerado del delito respecto al secuestro de los jóvenes. Ayer decíamos que era una resolución judicial incomprensible. El miércoles fue detenido el general José Rodríguez Pérez acusado, sin una sola prueba en su contra por la fiscalía especialziada y el subsecretario Alejandro Encinas, de haber participado y ordenado el secuestro y asesinato de los jóvenes de Ayotzinapa. Martes y miércoles, por cierto, un grupo de supuestos estudiantes de Ayotzinapa atacaron los cuarteles militares de Iguala y Chilpancingo cometiendo todo tipo de actos vandálicos, como lo han hecho antes, durante y después de los hechos del 26 de septiembre del 2014, con absoluta impunidad y sin sufrir ni siquiera una declaración en su contra.

La historia de Abarca que iniciamos ayer la contamos con detalle en el libro La Noche de Iguala (Cal y Arena, 2018). Para el matrimonio Abarca-María de losAngeles Pineda, la presencia de los estudiantes en el municipio no era nueva: el 3 de junio de 2013, los normalistas habían tomado violentamente el Palacio Municipal para exigir la presentación con vida del entonces desaparecido Arturo Hernández Cardona, dirigente de la organización Unidad Popular de Guerrero de la que los alumnos de la normal se habían hecho aliados políticos.  

Ese día, prendieron fuego al edificio, derribaron puertas y pintarrajearon paredes. Abarca era el principal sospechoso de la desaparición de Hernández Cardona, quien había sido levantado cuatro días atrás, el 30 de mayo de 2013, junto con Félix Rafael Banderas Román y Ángel Román Ramírez, quienes formaban parte además de la corriente Izquierda Democrática Nacional del Partido de la Revolución Democrática (de la que René Bejarano es fundador). 

Sus cuerpos fueron encontrados muertos a balazos y con huellas de tortura en el municipio de Tepecoacuilco. Otras cuatro personas que estaban con ellos, Héctor Arroyo Delgado, Efraín Amates Luna, Gregorio Dante Cervantes y Nicolás Mendoza Villa, lograron escapar de sus captores.

El punto de quiebre entre Hernández Cardona y Abarca tuvo lugar el 1 de abril de 2013, en una reunión con el cabildo. Ese día la Unidad Popular, que aglutinaba a 15 asociaciones de campesinos y colonos de asentamientos irregulares en Iguala, exigió la renuncia de los familiares de Abarca (había más de 30 trabajando en el municipio). La reunión terminó mal.  Ambos protagonizaron otra acalorada discusión la noche del 29 de mayo de 2013, también en el salón de cabildo. La agrupación reclamaba la entrega de 100 toneladas de fertilizante a las organizaciones campesinas. El ayuntamiento aseguraba que el producto ya había sido entregado. Hernández Cardona y sus acompañantes acusaron a Abarca de corrupto y mercenario. 

Furioso, José Luis Abarca abandonó la reuniónmentando madres y amenazando a Hernández Cardona, que volvió a responsabilizar al alcalde de Iguala por lo que pudiera ocurrirle en el futuro.

Terminada la reunión, Hernández Cardona organizó una manifestación en la Autopista del Sol para que se atendieran sus demandas. Fue el último lugar donde familiares y amigos vieron con vida a Hernández Cardona, el jueves 30 de mayo de 2013. Ese día fue secuestrado con sus colaboradores. 

Según una reconstrucción realizada a partir de la declaración ministerial del sobreviviente Nicolás Mendoza Villa, Abarca, auxiliado por su entonces secretario de Seguridad Pública, Felipe Flores Velázquez, asesinó a Hernández Cardona. Félix Rafael Balderas Román trató de escapar, pero se atoró en una alambrada y los cómplices de Abarca lo asesinaron a golpes y pedradas.

El resto de los sobrevivientes fue sometido a torturas e interrogatorios. Tras una llamada que recibió la gente de Flores Velázquez, sacaron los cuerpos y los subieron a una camioneta junto con los otros secuestrados. “A nosotros nos pusieron encima de los cuerpos y nos colocaron una cobija de cuadros… nos llevaron a Mezcala (a 55 kilómetros de Iguala), ahí tiraron los cuerpos… cuando nos bajaban de la camioneta Ángel Román Ramírez trató de escapar, pero uno de los sujetos le dio un balazo y cayó muerto”, declaró Mendoza Villa. Exactamente el mismo modo de operación que con los jóvenes de Ayotzinapa.

El 12 de junio de 2013, la PGR inició una averiguación previa contra Abarca y remitió tres tomos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada para que se hiciera cargo de la indagatoria. Desde entonces se indagó el hecho de que supuestos integrantes de Los Rojos, la banda rival de Guerreros Unidos, estuviera infiltrada en las protestas que realizaba la Unidad Popular contra el gobierno municipal, infiltrado por Guerreros Unidos. No pasó nada. Un año después fue la Noche de Iguala.

Hoy, Abarca ha sido exonerado del  secuestro de los jóvenes. La fiscalía especialziada que ayer lamentó esa exoneración no hizo nada por evitarlo, como tampoco evito la liberación de otros 70 responsables del secuestro, ya liberados incluyendo el Cabo Gil, reconvertido en testigo estrella de esa fiscalía. El General Rodríguez Pérez fue detenido auqnue no haya pruebas en su contra. Los cuarteles siguen siendo vandalizados. Y mañana será el desfile militar donde algunos seguirán pensando, quizás, que no se ha cometido un solo agravio contra las fuerzas armadas en las últimas semanas.

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