Sucesión adelantada
Columna

Sucesión adelantada

19.10.2022 

Faltan poco menos de dos años para que el presidente López Obrador deje la presidencia y 21 meses para las elecciones federales y la sucesión, abierta por el propio mandatario desde meses atrás, ya marca el tránsito sexenal, en un país donde la seguridad, la economía, la salud, la educación viven una crisis que en esta lógica sólo podrá profundizarse aún más mientras esperamos quién llega a vivir en octubre del 2024 a Palacio Nacional.

Esta semana, por ejemplo, el secretario de Gobernación,Adán Augusto López, está en una gira que incluirá los 32 estados de la república para convencer a los congresos locales de que aprueben la reforma constitucional que permite a las fuerzas armadas participar en labores de seguridad pública hasta el 2028. En realidad, esa gira no es necesaria: Morena controla en 21 estados los congresos locales y se requieren sólo 17 para dar por aprobada esa reforma. Adán Augusto está realizando una gira que va acompañada de slogan, campaña en redes y hasta video y canción.

Los encuentros sirven para darse a conocer, estrechar lazos con la militancia de Morena y los gobernadores de su partido y de paso golpear a sus opositores, incluyendo gobernadores de otros partidos, acusándolos de no apoyar esa reforma. En realidad, más allá de que la campaña es una estrategia inteligente para sus propósitos, el golpeteo a esos adversarios se basa en premisas falsas: los gobernadores del PAN, de MC y del PRI en ningún caso han pedido la salida de los militares de las tareas de seguridad pública. En todo caso lo han hecho sus partidos y ni siquiera todos. Pero Adán Augusto encontró un mecanismo más que idóneo para promover su imagen y su precandidatura.

La pregunta es quién se queda durante esas giras realizando las tareas de gobierno propias de la secretaría, porque además el equipo que despacha en Bucareli es pequeño y relativamente débil. Su mejor operador sin dudaes César Yañez, en estos días golpeado por el libro de su ex esposa, y la otra figura destacada es Alejandro Encinas, con estrecha relación con el presidente López Obrador (la designación de su hijo como subsecretario de Economía lo confirma) pero con un alto grado de autonomía respecto al secretario y enfrentado con otros funcionarios clave del gobierno federal.

Marcelo Ebrard debe estar, mientras tanto, tratando de digerir la declaración presidencial respecto a que Estados Unidos había decidido no avanzar hacia el panel de controversias del TMEC por el diferendo energético, que implicó desmentidos de la oficina comercial de la Casa Blanca y del embajador Ken Salazar. Debe ser difícil para Marcelo ser una suerte Sísifo, que carga una negociación hacia la cima cuando una declaración la hace caer y debe comenzar de nuevo.

Mientras tanto en la oposición tienen que adelantar sus tiempos. No se trata de simpatizar con Alejandro AlitoMoreno, pero la decisión de convocar al llamado Diálogos por México, fue un acierto. Primero porque le permitieron recomponer algo de una imagen terriblemente golpeada a través de un gesto de aparente unidad. Y segundo, porque demuestra que en el PRI más allá de la debilidad del partido,tiene algunos personajes con peso y que entienden de política y gobierno. Tuvieron buenas intervenciones Beatriz Paredes y Claudia Ruiz Massieu, y aunque es difícil ver a Ildefonso Guajardo como un presunto candidato presidencial, escuchándolo uno agradecería que estuviera a cargo de la negociación del TMEC en lugar de Alejandro Encinas Nájera y Enrique de la Madrid tiene un discurso interesante pese a que no termina de cuajar más allá de las cúpulas.

Pero creo que la sorpresa en esto es José Angel Gurría, hoy el personaje mejor calificado en el ámbito internacional, luego de 15 años al frente de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) y con un fuerte bagaje político y económico detrás. Gurría fue enfático en decir que se requiere una alianza muy amplia e implícitamente quedó claro que sólo sobre esa base participaría. Gurría, si existiera una alianza de ese tipo, sería un muy buen candidato que podría darle la pelea a cualquiera. Fue lo más importante, en el largo plazo, que tuvo la pasarela priísta.

No deja de asombrar la lentitud con la que se está moviendo el PAN en todo esto. Como que las negociaciones internas y externas no llegan a ningún lado, pasa el tiempo y no terminan de decidir si irán solos, en alianza y con quién, y quiénes pueden ser sus candidatos. El argumento de que todavía no es tiempo porque ese aspirante sería objeto de golpes del oficialismo, tiene cierta lógica, pero deben asumir que nunca van a encontrar en el escenario actual un candidato o candidata plenamente idóneo y exento de grises,y que ha llegado la hora de arriesgarse. Pero su dirigencia es, nuevamente, políticamente endeble, y fuera del discurso opositor estruendoso, hay muy poco. El mejor ejemplo es que las dos figuras más importantes del panismo en cualquier encuesta siguen siendo Felipe Calderón (impedido de participar en las presidenciales) y Margarita Zavala, en la bancada azul en la cámara de diputados, pero hoy ninguno de los dos es militante del PAN. Sus tres mejores gobernadores Mauricio Vila, Mauricio Kuri y Maru Campos si quieren tener aspiraciones tienen que comenzar a salir de sus estados.

Mientras tanto en Morena también hace aire. La denuncia de Armando Guadiana de una campaña en su contra para impedirle competir por la candidatura de Coahuila acusando funcionarios federales y de Palacio Nacional de impulsarla, meterá ruido, sobre todo cuando en ese estado llegue la hora de votar.

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