El crimen se disputa Chiapas
Columna

El crimen se disputa Chiapas

30.05.2023

Siempre ha habido operaciones del crimen organizado en Chiapas, como en toda la frontera sur del país. Eso no es novedad. Lo que es nuevo, diferente, es que desde inicios de este sexenio el crimen organizado haya tenido un crecimiento geométrico, que se haya apoderado de muchas organizaciones sociales y políticas que operaban desde hace años en el estado, sobre todo en la Sierra Madre, que se hayan asentado grupos que hasta entonces estaban fuera de esa geografía criminal y que buena parte de ello se haya logrado apoderándose del tráfico de gente, de las rutas de migrantes.

Hay que ser muy claros, las zonas que alguna vez estuvieron en manos de la guerrilla, sobre todo zapatista, están hoy, luego de muchos años de prescidenncia del Estado en esos territorios, en manos del crimen organizado. Siguen existiendo por supuesto bases zapatistas legítimas en la zona, pero muchas de sus organizaciones de base han terminado relacionadas con alguno de los grupos criminales.

Lo que está sucediendo por ejemplo en toda la región de Frontera Comalapa es la mejor demostración de ello: se trata de un enfrentamiento abierto entre el cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa (que a su vez en el estado está muy dividido entre los grupos de El Mayo Zambada y los Chapitos), apenas disfrazado de una lucha entre organizaciones sociales que alguna vez fueron zapatistas, divididas entre sí.

En el camino hay, según distintas versiones extraoficiales, cerca de 60 muertos, decenas de familias que están huyendo de la zona, han aparecido cuerpos decapitados en los ejidos, supuestos líderes secuestrados y asesinados. Lo increíble es que, en medio de ese enfrentamiento, que está ampliamente registrado en redes con imágenes y videos, no haya una sola reacción de alguno de los tres niveles de gobierno, federal, estatal o municipal, ni siquiera para la emisión de un comunicado. Son los pobladores, huyendo, los que están denunciando lo que sucede.

Tampoco es nuevo. Desde hace meses se repiten los enfrentamientos en toda esa zona, la más aislada del estado, con distintos grupos que adoptan diferentes nombres pero que al final termina siendo extensiones casi siempre de tres de los seis grupos criminales que operan en la zona, algunos con presencia histórica, otros mucha más reciente. Siempre había estado bajo control del cártel de Sinaloa y particularmente de grupos locales que trabajaban con El Mayo Zambada. Hace 30 años allí se refugió luego del atentado al cardenal Posadas Ocampo, el Chapo Guzmán, finalmente detenido en Guatemala por militares que tenía comprados ese cártel y que lo traicionaron, según la versión del Chapo.

Lo cierto es que desde inicio del sexenio se instalaron en la zona tanto grupos del CJNG como de los Chapitos, absorbiendo grupos menores y eliminando rivales. Allí subsisten también grupos del Golfo y de los Zetas. El Jalisco y los Chapitos crearon grupos nuevos, al tiempo que iban infiltrándose, comprando, creando organizaciones supuestamente sociales y políticas, incluso dentro del propio zapatismo (una de las razones, no la única de las divisiones que tiene ese movimiento en la actualidad) y de otras fuerzas políticas.

Lo cierto es que no tenemos control de nuestra frontera sur y las políticas de puertas abiertas que se plantearon al principio de esta administración, detonaron esta problemática. Luego se dieron giros migratorios de 180 grados, pero el fenómeno ya se había iniciado y, como ocurrió en 1993, antes del estallido zapatista del primero de enero del 94, nadie quiere exhibirlo, como ocurrió entonces, para no contaminar una situación socialmente explosiva con la sucesión presidencial y estatal.

Hace casi 30 años, aquello se convirtió en una crisis nacional, pero no estaba movida por la criminalidad sino por una insurgencia armada, legítima o no, con fines políticos e ideológicos. Ahora lo que tenemos, son grupos criminales con los que el Estado no puede negociar ni ser prescindente.

Fentanilo y China

La crisis del fentanilo será uno de los grandes centros de atención del proceso electoral en los Estados Unidos. Y nos guste o no la crisis tiene un triángulo formado por la Unión Americana, China y México, en torno al cual se mueve la producción, el tráfico y el consumo de esta droga letal, que ocasiona en Estados Unidos unas 200 muertes por sobredosis al día.

El presidente López Obrador ha insistido en que en México no se produce fentanilo, aunque es evidente que aquí, por lo menos, se procesa, manufactura el fentanilo ilegal que se vende en Estados Unidos y cada vez más también en México, a partir del fentanilo puro que viene de China. Según información oficial de EU, pasaron el año pasado por la frontera unos 200 millones de dosis de fentanilo en pastillas. Una cifra conservadora asumiendo que de cada kilo de fentanilo puro se produce un millón de dosis del ilegal.

Es difícil de entender la estrategia que el gobierno de México ante China. México le pregunta a China por los envíos de fentanilo, y ese gobierno contesta que ellos no exportan fentanilo y acusa a Estados Unidos de presionar a México y a su país por motivos políticos, y que el fentanilo se produce en la propia Unión Americana. Nuestros principales socios comerciales, y también políticos, son los Estados Unidos, pero anunciamos que vamos a hacer un acuerdo con China… que denuncia a Estados Unidos, mientras México y China niegan su papel en el tema del fentanilo. Es una clásica estrategia, la de nuestro país, de perder-perder.

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