Migración: las demandas imposibles 
Columna

Migración: las demandas imposibles 

La crisis migratoria está muy lejos de tener una salida, al contrario, pareciera que con el paso de los días lo único que puede suceder es que se agudice, más allá de las declaraciones y las buenas intenciones. El tema migratorio está en el centro de la campaña electoral estadounidense y nada impedirá que se vayan radicalizando las posiciones con las semanas. 

La reunión que se realizó en México a fin de año con las más altas autoridades estadounidenses no ha logrado cambios significativos y todo indica que no los tendremos, porque si bien hay colaboración, siguen imponiéndose visiones muy diferentes a ambos lados de la frontera. La mejor demostración de ello la dio el propio presidente López Obrador la semana pasada cuando hablando de esa reunión bilateral, divulgó cuáles eran las cuatro demandas de México para que se pudiera controlar la crisis migratoria. Confrontando esas demandas con la realidad, se confirma que no habrá posibilidad de acuerdos de fondo.

Los temas propuestos por el presidente no van al fondo de la crisis migratoria y ninguno de ellos podrían detener los flujos. El primero punto es que Estados Unidos destine 20 mil millones de dólares para inversiones productiva en América latina y el Caribe. Suena bien, pero en realidad hay muchas inversiones en la región, tanto de Estados Unidos y de otros actores, como China, que no han impedido los flujos migratorios. 

Darle dinero a los gobiernos para que lo usen discrecionalmente y sin compromisos nunca ha sido solución para las crisis sociales y económicas. Se trata de que los países de la región liberalicen sus economías y que se creen fuentes de trabajo y condiciones mínima de vida para su gente, incluyendo el fin de la corrupción, la represión y el control de la violencia. Si esos requisitos se cumplen la gente no emigrará, pero si no tiene trabajo, si está mal remunerado, si no tiene seguridad, si los gobiernos son corruptos o represivos o las dos cosas, evidentemente la gente tratará de buscar un destino mejor.

La segunda condición que dice el presidente López Obrador que puso sobre la mesa de negociación, es que Estados Unidos legalice a por lo menos 10 millones de latinos que viven ya en ese país. No creo que nada le hubiera gustado más a la administración Biden que cumplir con esa promesa de campaña. El problema es que no tiene forma de sacarla la reforma migratoria adelante porque no tiene los votos en el congreso y la derecha republicana milita claramente en contra de la misma. Por supuesto que es legítimo y justo reclamarla, pero hay que asumir que lamentablemente no será viable y pedirle a Biden que cumpla con uno de sus propios objetivos no tiene demasiado sentido.

Los dos otros puntos que planteó el presidente López Obrador son incomprensibles. El primero es que Estados Unidos levante el bloqueo contra Cuba, el segundo es que se levanten las sanciones contra el régimen de Maduro en Venezuela. 

Este primero de enero se cumplieron 65 años de que Cuba es gobernadora por los hermanos Castro y sus herederos, que tanto entusiasman al presidente López Obrador. Y después de 65 años en el poder no pueden garantizar las necesidades básicas de la población: quizás por el bloqueo el gobierno cubano no puede tener acceso a alta tecnología, pero es inexplicable que no pueda garantizar la producción de pollo o huevo, de alimentos, ropa o artículos básicos para la población. 

La gente se va de Cuba no por el bloqueo (en realidad casi inexistente porque todo el mundo comercia y cuando quiere invierte en Cuba) sino porque no hay comida, no hay expectativas y no hay libertad. En realidad, al que habría que reclamarle es al gobierno cubano por el desastre económico en el que ha sepultado a su pueblo y por la represión que le ha quitado libertades durante nada más y nada menos que 65 años. 

En Venezuela entre Chávez y Maduro han transformado uno de los países más ricos de América latina en uno de los más depauperados, cada vez más controlado por grupos criminales que trafican lo mismo con drogas que con los recursos naturales del país. Pero, además, con el objeto de tener elecciones más o menos limpias este año, Estados Unidos y otros países ya levantaron las sanciones económicas contra Venezuela. Y la gente se sigue yendo del país porque el gobierno les ha quitado todo, hasta la esperanza. 

Fiscalía CDMX

Ulises Lara que fue vocero y coordinador de asesores de Ernestina Godoy, ha sido designado como encargado de despacho de la fiscalía de justicia de la ciudad. Me parece que en el escenario posible para el interinato es una buena decisión. Ulises ha tenido una buena actuación en la fiscalía y en otras responsabilidades anteriores. Ojalá tenga éxito en esta encomienda.

Sanjuana 

El texto publicado en La Jornada de la ex directora de Notimex, Sanjuana Martínez sobre la historia de la liquidación de la agencia de noticias del Estado, exhibe el notable conflicto de intereses del abogado laboral Arturo Alcalde y su hija, la entonces secretaria del Trabajo y ahora de Gobernación, Luisa María Alcalde (y su sucesor en la secretaría, Marath Baruch Bolaños López). Pero, el texto, además, exhibe cómo desde las oficinas de comunicación social de Palacio se organizan las campañas de desprestigio, incluso contra funcionarios y ex funcionarios del propio gobierno y de cercanos colaboradores del presidente López Obrador. A Sanjuana, nadie la puede acusar de no ser lopezobradorista. Que el texto de Sanjuana se haya publicado en La Jornada le otorga mucha más contundencia.