Dos familiares directos en una semana: primero fue asesinado Juan Pérez Guardado, cuñado de Ricardo Monreal (estaba casado con una de sus hermanas), y era, además, secretario de desarrollo social en Fresnillo, la ciudad más violenta e insegura del país, el 97 por ciento de la población se siente allí insegura, que es gobernada por uno de los hermanos de Ricardo, Saúl Monreal (que se iría ahora como candidato a senador), mientras que el gobernador de Zacatecas es otro hermano, David. La relación política entre Saúl y David no es buena. Horas después del asesinato de Pérez Guardado, este sábado, fue asesinado también en Fresnillo, Jorge Antonio Monreal, otro sobrino de Ricardo.
La familia de Ricardo Monreal es muy amplia, fueron catorce hermanos, incluyendo una amplísima familia política, y en ella, como en todas, ha habido de todo. Desde muchos años atrás, Ricardo ha sido de alguna forma el jefe de esa familia y la figura política más influyente del estado. No es la primera vez que Ricardo o sus familiares están bajo acoso de grupos criminales. Ya en alguna ocasión se hizo pública una amenaza de que intentaban asesinarlo a él y a su hermano David. En el pasado su suegro y otros familiares han tenido problemas con la justicia y algunos de ellos fueron secuestrados.
Ya lo hemos contado, pero vale la pena recordarlo. Comenzaba el año de 1998 y Monreal, entonces un duro legislador priista, no sería, como era su legítima aspiración, candidato a gobernador por su partido en Zacatecas. Cuando lo supo, rompió con el PRI y luego de un acuerdo con el presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, se convirtió en candidato del sol azteca. Desde entonces la relación de Monreal y López Obrador ha sido, con muchos altibajos, leal y sólida.
Por esas fechas pregunté en el gobierno federal encabezado entonces por el presidente Zedillo porqué Monreal no sería candidato del PRI, cuáles eran las causas de fondo. Se me dijo que era por una presunta relación de sus hermanos y otros familiares con el narcotráfico. Para reafirmar ese dato desde los más altos niveles del gobierno federal, se me hizo llegar un expediente con documentación oficial sobre esas relaciones. Pregunté a las mismas muy altas fuentes si la información era publicable, se me dijo que sí y que era parte de una investigación en marcha que devendría en unos días más, hablamos de febrero de 1998, en una acusación formal contra esos familiares de Monreal que lo descalificarían como candidato.
La información fue publicada en esta columna, que entonces salía en El Financiero, y circuló profusamente, sobre todo en Zacatecas.
Pero nunca hubo una investigación o si la hubo fue desechada. Las mismas fuentes que me habían entregado la información, semanas después me dijeron que no había acusación alguna contra Monreal o sus hermanos, que no tenía sustento la acusación que ellos mismo habían elaborado.
De una u otra forma, si no había investigación, la acusación era falsa y Monreal (que no aparecía él mismo en aquella investigación, sino algunos hermanos y otros familiares) no era responsable de nada y todo había sido una manipulación fallida. La misma noche que Monreal ganó las elecciones, quien en un acto que siempre le he agradecido, me ofreció la única entrevista que concedió (yo trabajaba entonces para televisión y radio para MVS), donde hablamos de ese y otros temas.
Once años después, en 2009, se volvió a utilizar, ahora desde el PRD, la misma información, con el condimento del decomiso de unas toneladas de marihuana en una bodega que era propiedad de uno de sus hermanos. Era la misma historia. Y eso volvió a suceder durante este mismo sexenio por miembros de Morena para descalificar su trabajo como senador. Un argumento que los llamados duros de la 4T suelen utilizar en forma recurrente.
Ricardo Monreal es, como todos, un político de claroscuros, que ha tenido buenos y malos momentos. Pero me parece uno de los mejores profesionales de la política en nuestro país. He platicado muchas veces de estos temas con él y estoy convencido de que no tuvo ni tiene relación con el crimen organizado que azota su estado natal.
Lo que sí creo que está sucediendo en Zacatecas es algo que se extiende a todo el país pero allí en forma concentrada: los verdaderos dueños del territorio son los criminales y están tratando de imponer sus candidatos, de demostrar su fuerza, en este caso con la familia política más poderosa de la entidad. Lo sufre hoy la familia Monreal y en el pasado lo han sufrido otros gobernadores como Amalia García. Los que mandan y lo tratan de acentuar a sangre y fuego, son los criminales, ellos quieren demostrar que pueden tener también el poder político.
En este proceso electoral, el crimen tratará de imponer sus condiciones en muchos lugares del país, entre ellos Zacatecas. Este mismo fin de semana asesinaron a otro candidato a diputado de Morena en Ecatepec, en el estado de México, Yair Martín Romero, y a su hermano, ambos importantes empresarios transportistas.
Luego del asesinato de sus dos familiares, Monreal dijo que México está viviendo una época “dura y dolorosa”, y es verdad. El problema es que en Palacio Nacional, que es donde se decide la política de seguridad, no lo ven así, dicen que todo está muy bien y que la gente, sencillamente, está feliz. Que le pregunten a la familia Monreal, o a la de Yair Romero, qué tan felices se encuentran.