Chiapas y Sinaloa: Chapitos vs. Mayo
Columna

Chiapas y Sinaloa: Chapitos vs. Mayo

El video tiene amplia difusión en Chiapas: un líder de un grupo de criminales lee una proclama diciendo que lo que se vive en el estado no es una disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y los Chapitos, sino  de éstos con ellos, que se identifican como el cártel Chiapas-Guatemala. Acusan, una vez más, al gobernador Rutilio Escandón, a la secretaria de Gobierno, a los principales funcionarios de seguridad, de trabajar para los hijos del Chapo Guzmán a cambio de fuertes sumas de dinero. 

Al mismo tiempo en La Concordia se producía un durísimo enfrentamiento entre grupos criminales, con numerosos fallecidos aunque ninguna autoridad se apareció por el lugar, con vehículos y viviendas quemadas, pobladores desplazados, en una lucha abierta que llevaba ya una semana ininterrumpida en la zona. Es parte del combate que libran los grupos criminales involucrados en ese video: el de los Chapitos y los de Chiapas y Guatemala. Esta lucha, en realidad, parece ser el trasfondo de la que sostienen desde hace tiempo los Chapitos con el Mayo Zambada, que se ha agudizado en las últimas semanas.

Chiapas siempre fue territorio de El Mayo a través de uno de sus principales operadores, Gilberto Rivera Amarillas apodado El Tío Gil, que mantenía la relación y el control con grupos locales y de Guatemala, lo mismo que con diferentes autoridades, a ambos lados de la frontera. Cuando llegó Rutilio Escandón a la gubernatura ese equilibrio se rompió, el Tío Gil y sus operadores fueron detenidos o asesinados y el control de la zona se la quedaron los Chapitos que acabaron con los grupos del Mayo en el estado. 

El jefe de los Chapitos en Chiapas es Jesús Esteban Machado, El Güero Pulseras, que impuso cuotas a todos los demás grupos locales, y se apropió de la frontera. Comenzaron a ser resistidos primero desde Guatemala, pero al mismo tiempo todos esos grupos fueron aliándose para conformar el cártel Chiapas-Guatemala. Una réplica de lo vivido en Michoacán donde a la Nueva Familia Michoacana (con lazos con los Chapitos) se le oponen los Cárteles Unidos (relacionados con el CJNG, como estos grupos chiapanecos). 

Todo esto debe verse, como decíamos el lunes pasado cuando se dio el secuestro de más de cien personas en Sinaloa (muchos siguen al día de hoy sin aparecer), a partir de la ruptura del cártel de Sinaloa: los pocos lazos que quedaban entre sus líderes, sobre todo entre el Mayo y los Chapitos se han roto, lo mismo que los de Aureliano, el hermano de El Chapo, apodado El Guano, con sus sobrinos.

 Como decíamos, nada queda de aquel triunvirato que controlaba con mano de hierro y eficacia el cártel, integrado por el Chapo Guzmán, el Mayo Zambada y el Azul Esparragoza. El Chapo cumple cadena perpetua en Estados Unidos; su sucesión la disputan, sobre todo, los Chapitos, el Guano y el propio Mayo. El Azul se supone que falleció por causas naturales. El Mayo está en libertad pero con fuerza menguadas, personales y operativas. Tiene 76 años, el cártel se ha dividido y ha sufrido golpes fuertes. El hecho de que su hijo y su hermano se hayan convertido en testigos protegidos de la DEA y hayan brindado testimonio contra el Chapo en el juicio de Nueva York lo ha deslegitimado ante otros grupos dentro y fuera del cártel.

La ruptura con lo que ahora conocemos como el CJNG se dio hace años, cuando éste era un grupo subordinado a Nacho Coronel. Desde la muerte de Coronel se fueron distanciando hasta romper. Caro Quintero y otros grupos de Sonora también se reorganizaron cuando Caro fue liberado el sexenio pasado y aunque volvió a ser detenido su gente sigue disputando la frontera sonorense, aliados con los restos de los Beltrán Leyva. 

Después de la deportación de su padre, los Chapitos parecían muy débiles, pero fueron apoyados por el Mayo y los ayudó también la caída de Dámaso López. Eso les permitió resistir al Guano, que se creía con derecho a ser el sucesor, sin confrontarse con el Mayo. Pero los Chapitos ya se habían involucrado de lleno en un negocio que les dio, muy rápidamente, enormes recursos: el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Ellos abrieron ese mercado y con esos recursos se hicieron poderosos. Todavía cuando fue el culiacanazo, El Mayo unió fuerzas con los Chapitos para frenar la detención de Ovidio, pero luego vino el juicio de El Chapo, con la participación como testigos de los Zambada y todo se rompió. 

Y comenzó la guerra de los hijos contra el medio hermano del Chapo, El Guano y contra El Mayo.

El secuestro masivo del fin de semana comenzó con la detención de El 50, operador de El Mayo, en Nogales, Sonora. A la caída del 50, se sucedió el asesinato de una célula de los Chapitos en Nogales y días después se arrojaron varios cuerpos en Badiraguato, la tierra del Chapo y sus hijos. En respuesta los Chapitos secuestraron a unas once familias (pueden ser mas, esos son las que han hecho denuncia) supuestamente relacionadas con el Mayo y El Guano. Y luego este fin de semana, el ejército decomisó una enorme bodega de el Mayo para producir fentanilo en Culiacán.

Todo esto comenzó en Chiapas a inicios del sexenio, ahí fue el primer enfrentamiento abierto, donde los Chapitos se deshicieron de los líderes de El Mayo e impusieron los suyos. Es lo que está ocurriendo en muchas otras plazas. No es el final de la historia, es el inicio de una nueva etapa en la guerra interna del crimen organizado que tiene como trasfondo un trasvase generacional pero también el profundo cambio que ha provocado el negocio del fentanilo.