Claudia se desmarca en seguridad
Columna

Claudia se desmarca en seguridad

No hay tema donde existan mayores pendientes de esta administración que en la seguridad. Más allá del discurso, el país vive en una inseguridad creciente, donde el empoderamiento de los grupos criminales es evidente y en el cual el crecimiento de los distintos delitos, sobre todo el robo, la extorsión, el robo en carreteras, el tráfico de personas, se suman a la ola altísima de asesinatos.

Claudia Sheinbaum estuvo esta semana con empresarios en un encuentro que tuvo luces y sombras. Sombras porque fueron menos de los que se esperaba, unos 300 y en su mayoría líderes de cámaras empresariales y no empresarios reconocidos y de peso (muchos de ellos estarán el viernes en la Convención Bancaria en Acapulco, donde participarán tanto Claudia como Xóchitl Gálvez, además de que los bloqueos del CNTE hicieron difícil el traslado hasta el centro histórico). 

Luces porque pudo explicar con bastante profundidad su proyecto económico, con varios capítulos interesantes sobre todo en energía e inversiones. Pero, además, resaltaron dos cosas. En su intervención, donde sólo al final hubo aplausos, utilizó para todos los aspectos económicos y sociales, gráficas, más de 30, que tenían una visión nacional. Pero cuando habló de resultados en seguridad sólo utilizó gráficas de su gestión en la Ciudad de México y como propuesta hacia el futuro dijo, entre otras cosas, que había que profundizar en la policía judicial, en que la fiscalía integrara bien las averiguaciones para que no se liberara a delincuentes y en desarrollar policías estatales que se coordinaran con la GN. 

No es lo mismo que está planteando el gobierno federal. Como hemos dicho muchas veces nos hemos abocado a debatir sobre la Guardia Nacional, sobre si los militares deben participar o no en la seguridad, pero no hemos puesto el acento en la creación de una o varias policías de investigación que cumplan realmente con esa responsabilidad. Necesitamos, si se quiere hacer algún paralelismo, una suerte de FBI y de policías de investigación en cada estado. Hay que poner el acento en ello. Hoy tenemos una policía de investigación raquítica en comparación con nuestra exigencia. También se habló en esa reunión de darle atribuciones de investigación y amplio control carretero a la Guardia Nacional (en los hechos desde la desaparición de la Policía Federal y su área de policía de caminos no tenemos control sobre carreteras con el consiguiente aumento radical de los robos de trailers y autobuses).

La candidata de Morena fue crítica, implícitamente, con la forma en que se integran las averiguaciones previas por las fiscalías y destacando que eso es lo que permite que muchos delincuentes queden en libertad. El discurso oficial responsabiliza casi siempre a los jueces de esas decisiones pero la verdad es que más allá de que pueda existir miedo o corrupción en algunos jueces, el mayor riesgo para que un delincuente quede en libertad está en la integración de las carpetas de investigación, en acreditar los delitos. Ayer hablábamos aquí del caso de Rosalinda González Valencia, semanas atrás se detuvo a uno de los líderes de la Unión Tepito con un largo historial criminal de delitos graves. En los últimos años había sido detenido en cinco ocasiones y en todas fue dejado en libertad, la última el año pasado. Una carpeta de investigación sólida, con pruebas firmes, disminuye el margen para la coerción y la corrupción.

Un punto central, que también contempla la propuesta de Xóchitl Gálvez, es crear un verdadero sistema policial en el país, con fuerzas policiales sólidas en todos los estados. La Guardia Nacional no es suficiente ni puede ser una policía local. Más allá de sus aciertos y errores de la GN sin policías locales que cumplan su función y realmente puedan investigar y operar contra el crimen, luchar contra la inseguridad será imposible. Se necesita, además, que todas esas policías estén homologadas con las capacidades y equipo de la Guardia Nacional.

Se debe entender en este sentido que la seguridad tiene tres dimensiones diferentes: la seguridad nacional, la interior y la pública. Para la seguridad pública necesitamos a la Guardia Nacional y a las policías locales ese es su ámbito de competencia; cuando se pone en riesgo la seguridad interior (como ocurre hoy en muchos lugares de la república que están controlados por el crimen, como zonas de Michoacán, Guerrero o Chiapas, entre otros estados) es donde deben intervenir fuerzas militares. Por eso fue un grave error declarar inconstitucional la ley de seguridad interior que se aprobó el sexenio pasado, entre otras razones porque establecía el marco legal y la obligatoriedad para dividir las fuerzas de acuerdo a esos desafíos y en torno a la creación de fuerzas locales homologadas. El vacío legal que vivimos, sumado a la estrategia de abrazos y no balazos es parte de lo que ha permitido el auge de la criminalidad.

Finalmente, Claudia puso el acento en desarrollar un sistema de información e inteligencia abocado de lleno al tema criminal que resulta también imprescindible. Hoy hacen información e inteligencia diversas áreas, desde el CNI hasta las fuerzas armadas, la GN o algunas policías locales. Pero no tenemos un sistema centralizado para generar esa inteligencia en el ámbito criminal y poder seguir así una estrategia articulada de desintegración de grupos. Eso lo hizo bien Omar García Harfuch en la ciudad de México y debe ampliarse a todo el país.

Lo que no dijo Claudia es que para todo eso se necesitan recursos. Los países de la OCDE, y naciones como Argentina, Chile, Colombia, invierten por lo menos tres veces más que México en seguridad.

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