Nace un nuevo sistema
Columna

Nace un nuevo sistema

No sorprendió el triunfo de Claudia Sheinbaum, lo que me sorprendió, como a muchos, fue la magnitud del triunfo. Ayer, antes de los resultados, pensábamos que estábamos ante una elección cerrada. Un INE que alargó absurdamente los conteos rápidos, alimentó dudas. Pero el resultado fue apabullante.  Claudia Sheinbaum será la próxima presidenta de México, la primera mujer que encabezará nuestro país, la primera en América del Norte y lo hizo obteniendo la mayor cantidad de votos que ha tenido un candidato presidencial en la historia, bastante más de 30 millones de votos.

Se pueden argumentar muchas cosas: que en el proceso electoral hubo serias irregularidades, que se violaron tiempos y normas electorales, en el oficialismo y en la oposición; que un INE dividido y a veces rebasado exhibió tantas deficiencias como un sistema electoral que exige cambios de fondo; que hubo una participación presidencial abierta, e ilegal, en el proceso y que la violencia que no sólo empañó las elecciones, también dificultó en muchos estados la participación electoral, que apenas superó el 60 por ciento.

Pero que nadie se engañe, el triunfo de Claudia Sheinbaum es irrefutable: 30 puntos de diferencia respecto a Xóchitl Gálvez, candidata de la oposición unida, son un mundo y abren un nuevo, un completamente nuevo escenario político en el país. Estamos, nos guste o no, ante un cambio de sistema político que inició en 2018, pero que no tuvo confirmación hasta ahora. Hay que cambiar el chip, borrar el disco duro, replantearse la forma de ver las cosas, en el análisis y por supuesto entre quienes participan en la vida partidaria. 

No sé como será el gobierno de Claudia Sheinbaum, pero no será igual al presente o el pasado. Para algunos se tratará de un retroceso democrático de 40 años, el regreso hacia el partido hegemónico. Yo imagino un sistema con un partido hegemónico, pero como algo nuevo y distinto, ni siquiera como una simple continuación del lopezobradorismo.

Los resultados tan amplios imponen ese nuevo sistema político, con nuevos actores y con otros que se eclipsan o desaparecen. Ya lo habíamos dicho en 2018, pero en este 2024 se ha convertido en una realidad: Morena, tendrá casi todo el poder y, por ende, buena parte de lo que suceda en la vida política dependerá de sus luchas internas. Hoy más que nunca el oficialismo y la oposición estarán en el mismo partido en el poder. El éxito de Claudia dependerá en buena medida de mantener esos equilibrios, entre personajes empoderados que no deberían tener demasiado futuro, con otros que lo buscan y exigen. Sheinbaum deberá establecer esos equilibrios en la misma medida en que fortalezca su presencia y su estilo personal de gobernar. Sus primeros mensajes son una buena señal en ese sentido, pero todos sabemos que del discurso al ejercicio político siempre se cruzan la realidad y las circunstancias, tanto como el factor humano.

La oposición partidaria demostró que tiene unas dirigencias deplorables. El PAN y el PRI han tenido los peores resultados de su historia, peores que en 2018. Alejandro Moreno y Marko Cortés nunca estuvieron a la altura del desafío. Terminaron siendo dirigentes menores, ambiciosos y excluyentes. No sumaron, alejaron y dividieron. Hay profundas sospechas en la propia alianza de que no apoyaron económicamente la campaña como hubieran podido con los recursos que tenían, que se guardaron el dinero, para sus proyectos o personas. Jugaron un lamentable papel dándose como triunfadores (y lástima que arrastraran en ello a Xóchitl) dándose como ganadores cuando sabían perfectamente la magnitud de la derrota. 

La única pregunta que queda por hacerles es cuándo se van. El PRI y el PAN termina esta contienda siendo partidos menores, mientras que el PRD parece que ahora ha dado el último paso en su largo adiós de la vida política nacional. El amplio contingente de la sociedad civil que acompañó las candidaturas opositoras, no merecía ese final y esas dirigencias.

Ya lo habíamos adelantado, pero el Verde será un factor importante de poder, tendrá casi el mismo número de diputados que el PAN (podría superarlo) y muchos más que el PRI. Está apunto de ser la segunda fuerza política del país. Será de lo poco que necesitará Morena a la hora de negociar en el congreso. Un consejo: dejemos de subestimar al Verde, con toda su controvertida historia está ganando un espacio en ese realineamiento político que han perdido los partidos tradicionales.

Movimiento Ciudadano tendrá cambios profundos. La candidatura de Jorge Alvarez Máynez aportó pero para el triunfo de Claudia, dividiendo la oposición, pero sin incidencia en el resultado final, como sí lo tuvo Salomón Chertorivski en la ciudad de México, con un costo altísimo para la oposición, en el gobierno y las alcaldías. Nadie se lo agradecerá ni a uno ni a otro. Pero la corriente de Dante Delgado, de Máynes y de Samuel García perdió casi todo y arrastró a lo mejor que tenía MC, Luis Donaldo Colosio Riojas, que terminó casi empatado pero tercero en la búsqueda de la senaduría. Los resultados del domingo son un eclipse total para Dante y Samuel. En Jalisco, ganó Pablo Lemus, pero esa es la corriente de Enrique Alfaro. 

Regresamos a una era de un sistema de partido hegemónico. El que habíamos vivido casi todo un siglo, hasta el año 2000. Pero insistimos, no será igual. Decía Mark Twain que la historia no se repite, pero rima. A ver que versos nos trae el futuro.