El mes más peligroso
Columna

El mes más peligroso

Estamos comenzando el mes más peligroso del sexenio: el último, el mes donde aún no muere lo viejo, pero todavía no nace lo nuevo, el mes donde se suelen imponer vanidades, rencores, ilusiones de legado, donde se catalizan conflictos, se ajustan cuentas, donde las fuerzas acumuladas a lo largo de seis años buscan nuevos cauces por las que expresarse. 

Ha habido momentos dramáticos en las últimas décadas de finales traumáticos: ninguno como el de 1982 cuando José López Portillo decidió estatizar la banca nacional y dejó con una crisis inconmensurable a su sucesor, Miguel de la Madrid. O la de 1994 cuando los desacuerdos entre Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo terminaron detonando, luego de un año de brutales tensiones con los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu incluidos, una crisis económica terrible en diciembre de ese año.

Estamos iniciando este último mes de gobierno de López Obrador en un escenario en apariencia diferente, pero no tanto como algunos creen. Estamos enfrentando una situación económica delicada, según coinciden desde el banco de México hasta las consultoras internacionales, confrontados con Estados Unidos y Canadá, con una reforma judicial unánimemente rechazada y que se quiere aprobar fast track, sin atender sus innumerables errores, contradicciones y carencias, y con los peores números de seguridad de nuestra historia: 200 mil muertos y 50 mil desparecidos en lo que va del sexenio.

Lo peor es que esa realidad no se ve. El domingo en el Zócalo se habló de otro país. Como escribió Sergio Sarmiento sería magnífico vivir en el país que describió el presidente en el sexto informe de gobierno. No estamos ni remotamente mejor que Dinamarca en salud, no estamos mejor en seguridad, la economía ha tenido el sexenio de menor crecimiento en décadas, la relación con Estados Unidos está deteriorada como no lo veíamos precisamente desde las épocas de López Portillo, por la estatización bancaria y la corrupción, y de Miguel de la Madrid, por el caso Camarena.

Lo cierto es que hoy tenemos un crecimiento económico que al finalizar el sexenio será menor al 1 por ciento, el más bajo en muchas décadas, con una deuda enorme de casi el 6 por ciento del PIB. En salud no sólo no somos Dinamarca: la mitad de la población no tiene acceso a la salud pública y la mala gestión ante la pandemia, encabezada por el impresentable López Gatell, dejó en realidad más de 800 mil muertos, uno de los índices más altos del mundo. Se desapareció el Seguro Popular y se creó el Insabi, que también debió ser liquidado por ineficiente y ahora se está tratando de montar otra estructura con el IMSS-Bienestar.  Más de un millón y medio de niños no han regresado a clases desde que terminó la pandemia.

En seguridad tendremos a fin de este mes casi 200 mil muertos y 50 mil desaparecidos; un tercio de territorio nacional, incluyendo la frontera sur, está en manos del crimen organizado con un enorme desafío a la seguridad nacional. Esta nunca había estado tan comprometida en décadas. La situación en estados como Chiapas, Michoacán, Tamaulipas es delicadísima. A partir de las detenciones de el Mayo Zambada y los Chapitos, Ovidio y Joaquín, se ha detonado una crisis en la relación de seguridad con los Estados Unidos inédita, pero también el Estado mexicano ha quedado en condiciones de extrema vulnerabilidad ante nuestros socios comerciales.

Mientras tanto la reforma judicial acentúa aún más las diferencias y las controversias a un punto tal que lo que ya está en debate es la continuidad del tratado de libre comercio con estados Unidos y Canadá.

El gobierno dejará obras inconclusas y con costos desbordados para el futuro, no sólo para terminarlas sino para mantenerlas operando: tren maya queda sin concluir con un costo tres veces superior al presupuestado, de cerca de 25 mil millones de dólares, a eso habrá que sumarle un costo de operación evidentemente deficitario. Dos Bocas está también sin terminar con un costo tres veces mayor al proyectado. La Megafarmacia que costó tres mil 600 millones de pesos, surte sólo seis recetas diarias. La cancelación del aeropuerto de Texcoco costó, según cifras oficiales, 339 mil millones de pesos pagados a fondo perdido, y se estarán pagando los bonos emitidos para su construcción hasta 2040. El mayor fraude de la historia se cometió en Segalmex, superó los 12 mil millones de pesos y su director sigue impune. A Pemex se ha destinado billones de pesos simplemente para solventar sus deudas y así y todo, la deuda de Pemex hoy es de un unos cien mil millones de dólares, es la empresa petrolera con peores números en el mundo.

Se asegura que se avanzó en la lucha contra la pobreza con los enormes apoyos sociales, que suman unos 700 mil millones de pesos al año. Quizás es verdad, pero se olvida que para millones de familias mexicanas, más importante aún son las remesas que envían nuestros paisanos desde Estados Unidos: unos 60 mil millones de dólares que duplican los apoyos sociales del gobierno. Una cifra y una realidad que vuelven a exhibir la insensatez de profundizar la mala relación con la Casa Blanca. Las remesas son un espacio de vulnerabilidad evidente para la economía nacional y sobre todo la popular. 

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