Ya sabremos en los próximos días con qué impresión se fueron los más de 200 empresarios que participaron en el CEO-Dialogue, México-Estados Unidos, sobre todo con el tema de la reforma judicial y la garantía de contar con un sistema de justicia autónomo. No imagino que cualquiera que haya visto cómo se decidía el futuro de 800 jueces y magistrados por una tómbola en el senado, pudiera irse tranquilo, pero me imagino también que si todos los días ven lo que dicen y hacen Trump y J.D.Vance y todavía votan por ellos, es que deben estar curados de espanto.
La relación entre México y Estados Unidos es mucho más que la reforma judicial, aunque garantizar la independencia de los jueces es esencial para la confianza en los inversionistas. La reforma judicial se está haciendo de manera apresurada, con errores y contradicciones graves en sus propios términos y sobre todo con un sistema de selección de jueces que no garantiza ni la ideoneidad de los elegidos ni siquiera la participación del electorado.
Pero esa reforma ya está en marcha, y por lo tanto la confianza que puedan tener los inversionistas se basará más que en los dichos en los hechos que pueda exhibir el gobierno federal en torno a ella. Las declaraciones no alcanzan.
En el fondo, el interés por la reforma judicial o mejor dicho el interés de esos inversionistas en ella, parte de un objetivo: ver si existen condiciones para hacer realidad, ahora sí, el nearshoring que durante la administración López Obrador no se pudo concretar en todas sus posibilidades por falta de confianza y de condiciones objetivas, entre otras razones porque el ex presidente no confiaba, no cree, en el mercado y la competencia.
La presidenta Sheinbaum está en mejores condiciones para aprovechar la coyuntura y eso es lo que querían escuchar los inversionistas el día de ayer. Se anunciaron inversiones importantes, de empresas nacionales y extranjeras, pero sabemos que la relocalización integral aún está a demasiada distancia de concretarse.
Necesitamos, primero, mucha más infraestructura: qué bueno que se van a hacer trenes hacia la frontera norte pero se necesita mucho más: energía, sobre todo limpia para que las empresas relocalicen sus proyectos con certidumbre, ya que muchas de ellas tienen esos compromisos con sus accionistas y clientes; se necesita agua, y sistemas de purificación y reutilización que permita que se utilice mucho más eficientemente; se necesita revisar las telecomunicaciones porque decisiones como la de convertir en una suerte de monopolio público a la CFE con Internet para Todos, es algo que viola evidentemente el TMEC y afecta a los inversionistas. Se necesita seguridad jurídica y seguridad cotidiana. Hay minas, por ejemplo, de empresas internacionales, tomadas el sexenio pasado, por el crimen organizado que no sólo las explotan, sino que además comercian con esos productos y ninguna autoridad los molesta.
En muchos de esos capítulos, la presidenta Sheinbaum tiene conocimientos personales que pueden colaborar en destrabar prácticas que han sido nefastas para el nearshoring (en energía por ejemplo,) pero tiene restricciones presupuestales serias y me imagino que también ideológicas y de su propio partido.
Se necesitan inversiones e inversionistas. Alguna vez Lula da Silva, el presidente de Brasil, cuando le pregunté de dónde había sacado recursos para poner disminuir drásticamente el número de pobres en su país (mucho más de lo que logró AMLO) durante su primer gobierno, me dijo que él necesitaba muchos recursos para sus programas sociales y que para ello no había nada mejor que abrir el país a la iniciativa privada en áreas hasta entonces restringidas y obtener esos recursos de la recaudación fiscal.
Es verdad que el trabajo previo del presidente Fernando Henrique Cardoso le había dejado el terreno propicio para hacerlo, pero Lula tuvo muchísimo éxito en ello y lo hizo usando como palanca fundamental la energía, las materias primas, la minería. Brasil tiene hoy muchísimas más inversiones extranjeras directas que nosotros. A Lula lo sucedió Dilma Rousseff que terminó destituida por los conflictos internos, por sus propios errores y, (quizás también por eso la reforma judicial), por decisiones de jueces cuestionables que terminaron destrozando el sistema político, y le abrieron el camino al ultraderechista Jair Bolsonaro.
Finalmente, en estos días y semanas veremos cuál es el verdadero perfil de la administración Sheinbaum en estos temas. Hay una ventana de oportunidad que de alguna manera se cerrará el 20 de enero cuando asuma el nuevo inquilino o inquilina de la Casa Blanca. Para entonces, esos inversionistas que ayer la escuchaban en Palacio Nacional tendrán mucho más claro si recuperaron o no la confianza en el gobierno mexicano.
Tres años en Guerrero
Se cumplen tres años de que asumió el gobierno de Guerrero Evelyn Salgado. Le ha tocado vivir de todo, incluyendo dos huracanes devastadores, Otis y John, una situación muy delicada de seguridad que heredó en Acapulco, Chilpancingo, la Montaña, la Sierra. Un estado con ancestrales problemas sociales, económicos, con ruptura del tejido social, con deudas históricas.
Ha mostrado sensibilidad en la aplicación de los programas sociales y para superar las enormes dificultades, apoyada en instituciones federales y empresariales, con una buena relación con el gobierno federal. Se ha reconstruido mucho, pero se tendrá que volver a hacer porque la naturaleza y el crimen han sido muy duros con algunas zonas del estado. Guerrero, la gobernadora, la gente, deben tener todo el apoyo posible para recuperarse de tantas tragedias.