No es lo mismo: Trump es peor
Columna

No es lo mismo: Trump es peor

Hoy se decidirá mucho de nuestro futuro en unas elecciones estadounidenses donde el destino no estará marcado por los votos ciudadanos. El mañana de Estados Unidos y de muchos países lo definirán los delegados electorales de Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Nevada, los estados en disputada para este martes. 

No pensemos que el Donald Trump que compite en este 2024 es el mismo que ganó en 2016 y que ejerció la presidencia hasta enero del 2021. Es mucho peor y está rodeado de personajes mucho más embriagados de un discurso de extrema derecha decadente. 

Describió el fenómeno a la perfección el español Antonio Muñoz Molina este domingo en La Vanguardia. “Ocho años más tarde, somos menos capaces todavía de comprender la atracción que un personaje así sigue ejerciendo sobre tantos millones de personas: un oligarca que viaje en avión privado con grifos y retretes chapados en oro es visto como un héroe de la clase trabajadora por hombres y mujeres sometidos a la pobreza y despojados de cualquier forma de protección social; un depredador sexual que compra el silencio de actrices pronográficas y exesposas sucesivas inspira un fervor religioso cercano a la idolatría en cristianos evangélicos obsesionados por el pecado y el infierno; un machista grosero que celebra en público el tamaño de los genitales de un as del deporte y ha sido condenado por un delito de abusos sexuales, provoca gritos entusiastas de mujeres cuando aparece como una estrella del rock en una tribuna; un racista confeso que califica de asesinos y violadores a los ilegales atrae a un porcentaje sustantivo de votantes de origen asiático o latinoamericano que llevan menos de una generación en el país pero ya recelan de los recién llegados, por esa inclinación que tienen a veces los explotados a rendir pleitesía a sus explotadores con la esperanza de dejar atrás a quienes están peor que ellos”.

Misógino, machista, antiinmigrante y sobre todo antimexicano. Este mismo fin de semana, Trump insistió en sus mentiras y sus amenazas de poner aranceles a todas las importaciones mexicanas. No nos engañemos, con la administración Biden las cosas están francamente mal en el ámbito bilateral. Pero la candidata demócrata, Kamala Harris, es una mujer que entiende el mundo y su circunstancia, que tiene mucho que reclamarle a la pasada y quizás a la actual administración mexicana pero que es consciente de que la relación con México es sumamente compleja y diversa. Trump es un pandillero que sólo entiende el poder como un juego de fuerza y al que no le importa nada, más allá de sus intereses personales.

Quienes dicen que gane Kamala o Trump no habrá muchas diferencias no entienden a lo que nos estamos enfrentando ni la dimensión que puede adquirir una nueva administración Trump con los personajes que actualmente lo rodean. Hay muchos temas en la agenda que serán mucho más graves con Trump en la Casa Blanca. Es verdad que algunos también están en la de Kamala, pero los grados, la magnitud es diferente. 

En el tema migratorio Trump no sólo amenaza con aranceles y en militarizar la frontera sino también con realizar la mayor deportación masiva de la historia, habla de expulsar de Estados Unidos a cerca de 13 millones de personas. Todos saben que eso es materialmente imposible, pero sí habrá deportaciones masivas sin respetar los derechos de hombres, mujeres y niños que llevan en muchos casos, años viviendo en ese país. Se podrá decir que también Obama o Biden deportaron a muchos migrantes y es verdad, pero lo hicieron en general respetando normas, leyes y con criterios humanos: no volvimos a ver a niños en jaulas o deportados sin sus familias o abandonados porque los expulsados fueron sus padres.

En el tema de la seguridad, sean Kamala o Trump los próximos ocupantes de la Casa Blanca no cabe duda de que la relación será tensa. Lo estamos viendo desde el 25 de julio con la detención de El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López, una tensión acrecentada por una mala reacción del gobierno mexicano que parece empeñado en defender al viejo líder del cártel de Sinaloa, describiéndolo incluso como un factor de estabilidad (como si no tuviera responsabilidad alguna en los 200 mil muertos y 50 desparecidos del sexenio pasado). 

Pero Trump está decidido, desde el final de su pasada administración, no sólo a tener acciones de inteligencia como la que aparentemente derivó en la detención del El Mayo, sino a intervenir en forma directa, con drones, o con lo que sea, en México. En los últimos meses de su gobierno no lo hizo porque su jefe del estado mayor conjunto le dijo que desencadenaría un conflicto gravísimo y Trump estaba ya en el final de su gobierno. Con cuatro años por delante y sin posibilidad de reelección habrá que ver quién resiste sus órdenes.

En los temas económicos, Kamala ha dicho que ella no votó a favor del TMEC cuando era senadora, pero no ha dicho que se opondrá al renegociar el Tratado. Su caso es similar al de Clinton en 1992, que hizo campaña contra el TLC, pero luego lo ratificó y más tarde tuvo un papel protagónico salvando la economía nacional con un préstamo de 20 mil millones de dólares en plena crisis económica de 1995. Kamala exigirá que el Tratado se cumpla, pero Trump lo usará, como dijo este domingo, para chantajear políticamente, en todos los sentidos, en cualquier tema. La diferencia es notable.