Trump, aranceles, seguridad, incertidumbre
Columna

Trump, aranceles, seguridad, incertidumbre

Existe lógica en el presidente Trump, aunque sea una lógica política y comercialmente perversa: es que todo sea impredecible, que nadie se sienta seguro, que nadie pueda planificar a futuro sobre bases estables, en ningún ámbito, porque es su decisión, su discurso el único que puede cambiar las condiciones y la propia realidad.

Los anuncios sobre los aranceles de ayer volvió a girar sobre lo mismo: se impondrán aranceles de 25 por ciento a la industria automotriz que no esté asentada en los Estados Unidos, comenzando por un arancel de 2.5 por ciento. Podría parecer sencillo, pero se convierte en un galimatías fiscal: ¿sobre qué son esos impuestos disfrazados de aranceles? ¿sobre automóviles terminados o sobre las autopartes que van cruzando una y otra vez entre México y Estados Unidos (o entre ese país y Canadá), antes de tener un automóvil terminado?¿el impuesto se aplicará a cada uno de los componentes por separado o en forma integrada?¿qué pasará con las cadenas de suministros y producción desperdigadas por los tres países del TMEC?.

Para eso no hay respuesta y la confusión aumenta por el arancel ya impuesto al acero y al aluminio y a los que anunciarán el próximo 2 de abril. Los mercados están desquiciados y con toda razón. Hay quienes aseguran que no es simple improvisación sino una forma de hundir el mercado, asumir una recesión para resurgir posteriormente con un crecimiento basado no en el nearshoring sino en la relocalziación de empresas en los propios Estados Unidos. Si es algo voluntario, consciente, está muy mal pensado. Si Trump sigue así irá hacia una recesión con inflación y sus planes serán un fracaso. Los mercados globales, integrados a lo largo de las tres últimas décadas, no pueden desintegrarse por la simple voluntad presidencial y la crisis terminará siendo inevitable, para ellos y para nosotros.

El mercado es el mayor opositor de Trump (porque la tasa de aprobación de la oposición en Estados Unidos, reflejo de lo que también ocurre en México, es de apenas un 27 por ciento, aunque la disconformidad con Trump es de casi el doble de ese porcentaje). Pero mientras tanto no podemos como país estar esperando que el mercado ponga en su lugar a Trump. Hay quienes aseguran que lo mejor es la confrontación con el mandatario. Se equivocan. Lo mejor ante Trump y su imprevisibilidad, son los acuerdos sensatos, específicos, concretos, con objetivos claros. En otras palabras, hacer previsible lo que por su dinámica no lo es.

Hay que repensar todo de cara a la administración y ante la imposición de aranceles, sobre todo porque las razones de su implementación, no se atienen a la reciprocidad sino a su utilización por razones políticas, justificadas o no, sin relación con los objetivos económicos.

El primer tema es la seguridad. En el reciente estudio sobre las amenazas a la seguridad nacional de los Estados Unidos, elaborado en forma conjunto por los organismos de inteligencia de la Unión Americana, se señala como principal amenaza de ese país a los cárteles de la droga, sobre todo el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa. Dice el informe que son ellos quienes dominan el tráfico de fentanilo, heroína, metanfetaminas y cocaína hacia Estados Unidos, causando más de 52 mil muertes por sobredosis de opioides sintéticos en el año hasta octubre de 2024 (Trump habla de 300 mil muertes, pero una cantidad u otra terminado siendo inmanejable). China e India, dice el informe, son fuentes clave de precursores químicos para los cárteles. Por otra parte señala que la violencia de los cárteles en México, con casi mil 600 ataques con explosivos en 2024, sumado al aumento de productores independientes de fentanilo complican la seguridad regional. Sostiene el informe que otros delitos como el lavado de dinero, el tráfico de personas y los ciberataques amenazan la economía y la infraestructura crítica de la Unión Americana, lo mismo que la migración ilegal masiva (casi 3 millones en 2024, dice el informe) que ha facilitado la entrada de terroristas potenciales, “aunque el refuerzo fronterizo en 2025 ha reducido los cruces”.

Así nos ve la comunidad de inteligencia estadounidense, y esa es la parte pública del informe. Por eso es imprescindible que al mismo tiempo que se avance en cualquier negociación comercial se lo haga también en términos de acuerdos de seguridad.

Lo que se ha planteado desde antes de que asumiera Trump y ahora más que nunca está sobre la mesa, es que haya un convenio común de seguridad, con mecanismos, garantías y objetivos muy claros. Eso implicará no sólo mecanismos de colaboración y cooperación como se están planteado, sino una especie de integración de los sistemas de seguridad como no los hemos tenido, menos aún en los últimos años, marcados por una profunda desconfianza recíproca.

Pero eso deberá cruzarse con otro tema que terminará siendo imprescindible tanto en el tema de la seguridad como en el del comercio. Hay que establecer una suerte de unión aduanera entre los dos países, cuyas raíces ya se están operando en controles conjuntos que se realizan en algunos puntos fronterizos, pero que deberá ir mucho más allá. Lo que serviría además para tener políticas arancelarias comunes y para dimensionar también de forma conjunta el comercio con China y el control de productos como el fentanilo.

Con Trump hay que establecer acuerdos lo más claros y objetivos posibles que nos alejen del mundo de incertidumbre que es la norma de su gobierno.