La secretaria del Homeland Security, Kristi Noem, que se reunirá hoy con la presidenta Sheinbaum, es un personaje central en el andamiaje político de Donald Trump. Noem fue durante dos periodos gobernadora de Dakota del Sur y estuvo a punto de ser nominada como candidata a la vicepresidencia. Se lo impidió el escándalo que se generó por un comentario que hizo en unos de sus libros, diciendo que había matado a uno de sus perros de un balazo por ser indisciplinado y violento.
Eso no le impidió llegar al Homeland Security, la instancia de seguridad más importante de los Estados Unidos, donde se convirtió en una de las principales operadoras y de las personas de mayor confianza del presidente Trump.
Noem es una de las impulsoras más firmes de las políticas migratorias más duras y demanda una estricta política contra el tráfico de fentanilo. En su comparencia ante el senado para ser ratificada en el cargo sostuvo que “la principal amenaza a nuestra seguridad nacional es la frontera sur. De hecho, desde que Joe Biden es presidente hemos visto a 382 personas que han cruzado esa frontera y que están en la lista de vigilancia terrorista”. Dijo que había 12 mil migrantes que son asesinos, 16 mil que son violadores y 425 mil que han cometido delitos que se convertirían en los principales objetivos de la administración para ser deportados inmediatamente.
Apenas esta semana, en la evaluación anual de amenazas que dio a conocer la comunidad de inteligencia estadounidense, que está bajo el control del Homeland Security, se estableció como la principal amenaza, lo escribíamos ayer aquí, a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que dominan dice el informe, el tráfico de fentanilo, heroína, metanfetaminas y cocaína hacia EE.UU, además de otros delitos como el lavado de dinero, el tráfico de personas y los ciberataques que amenazan la economía y la infraestructura crítica de EE.UU.
Después de los cárteles mexicanos, para que se ponga en dimensión el nivel de riesgo en que se considera a éstos, está el Estado Islámico y sus distintas derivaciones. Junto al ISIS, el informe ubica a AlQaeda y sus grupos asociados, que “persisten en su amenaza, amplificando propaganda antiisraelí y antiestadounidense tras el conflicto en Gaza”. He inmediatamente después de ISIS y AlQaeda, como mayor amenaza, esta “la migración ilegal masiva (casi 3 millones en 2024) que ha facilitado la entrada de terroristas potenciales, aunque el refuerzo fronterizo en 2025 ha reducido los cruces”.
Obviamente están en el informe las principales amenazas estatales: China en primer lugar, Rusia, Irán y Corea del Norte, países que dice el informe que “han estrechado su colaboración especialmente tras la guerra en Ucrania, fortaleciendo sus capacidades colectivas contra EE.UU… China y Rusia, dice el informe, lideran esta alineación, con intercambios militares y económicos (petróleo ruso a China, apoyo chino a la industria rusa). Irán y Corea del Norte aportan armas a Rusia, aumentando el riesgo de que un conflicto con uno arrastre a otros”. Y concluye diciendo que “el panorama de amenazas para 2025 es complejo y peligroso, con actores no estatales afectando directamente a los ciudadanos y actores estatales desafiando el poder militar y económico de EE.UU. La cooperación entre adversarios (no estatales y estatales) amplifica estos riesgos, requiriendo una respuesta robusta de inteligencia para proteger los intereses estadounidenses”.
Ese es el escenario que ve Noem y sobre el que trabaja la seguridad estadounidense, y con ello en mente viene a poner a prueba la cooperación y colaboración, en todos esos ámbitos, de la administración Sheinbaum.
Aranceles
La información la publica hoy el New York Times criticando la aplicación de aranceles a los automóviles importados decidida por la administración Trump. Un vehículo se considera una importación, dice, cuando se envía a los Estados Unidos después de someterse al ensamblaje final en otro país. Pero muchos vehículos, incluidos los ensamblados en Estados Unidos, son compuestos de piezas que provienen de todo el mundo.
La Chevrolet Blazer 2024, fabricada por General Motors, se ensambla en una planta en México utilizando motores y transmisiones que se producen en los Estados Unidos. Nissan fabrica su sedán Altima en Tennessee y Mississippi; la versión turboalimentada del automóvil tiene un motor de dos litros que proviene de Japón y una transmisión fabricada en Canadá. La mayoría de los Toyota RAV4 se fabrican en Canadá y utilizan motores y transmisiones que se fabrican en los Estados Unidos y se envían al norte, antes de que los vehículos completos se transporten de regreso a los Estados Unidos para su venta.
En esa lógica definir qué automóvil es importado y cuál no lo es, resulta muy difícil, además no ha habido cambios significativos en las importación de vehículos en los últimos 20 años, el número se ha mantenido relativamente constante.
El costo de los vehículos, para los consumidores estadounidenses, aumentará, si finalmente se aplican los aranceles anunciados, entre 3 mil 500 y 12 mil dólares por unidad de acuerdo al modelo.