La guerra del CJNG
Columna

La guerra del CJNG

Ha sido el más violento y costoso en vidas humanas de los enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y fuerzas militares desde el inicio del sexenio. Ayer murieron ocho militares por el estallamiento de una mina antipersonal en Santa María del Oro, en la frontera entre Michoacán y Jalisco. Es la demostración, también, de la dureza de los enfrentamientos que se están dando en distintos lugares del país, pero sobre todo en esa región, donde los mismos han adquirido ya la característica de choques con utilización de, como dice el comunicado de Sedena, tácticas militares avanzadas.

El operativo militar había comenzado el sábado anterior, para desmantelar un centro de operaciones y adiestramiento del Cártel Jalisco Nueva Generación en Santa María del Oro, Jalisco. Los militares ingresaron por Jilotlán, Jalisco, y en una brecha fueron emboscados y atacados con minas y explosivos. Cuando llegaron al centro de operaciones del CJNG, las fuerzas del ejército mexicano reportaron el hallazgo de armamento pesado, incluyendo una ametralladora Minigun y un arsenal controlado por sicarios del cártel. Pero ya no había nadie.

El ataque se realizó a distancia y pese a que se desplegaron seis aviones Texan y cuatro helicópteros para asegurar el área, no hubo detenciones. No es la primera emboscada de este tipo. El 17 de marzo de 2025 integrantes del CJNG en el municipio de La Barca, ejecutaron ataques simultáneos en al menos diez municipios de Jalisco y Michoacán, y asesinaron a seis elementos del Ejército y la Guardia Nacional, antes habían ejecutado a dos oficiales de Carreteras de la Guardia Nacional.

En ese ataque los sicarios utilizaron tres camionetas, una de ellas equipada con un parapeto para disparar con fusiles de alto calibre, bloquearon carreteras y realizaron ataques simultáneos en los municipios michoacanos de Tanhuato, Tangamandapio, Zamora, Ecuandureo, Ixtlán, Chavinda, Churintzio, La Piedad y Chilchota.

En Chilchota, tres soldados fallecieron y dos más fueron heridos cuando fue emboscado un camión de transporte de tropas, utilizando ponchallantas que lograron inmovilizar el vehículo. En la carretera Tanhuato-Yurécuaro, asesinaron a un soldado e hirieron a tres más. El 19 de abril de 2025, en un enfrentamiento en Churincio, Michoacán, cinco criminales fueron abatidos y dos detenidos tras un operativo de fuerzas federales luego de que fueron atacados por sicarios del CJNG.

Según fuentes militares, aquellos ataques fueron ordenados por Heraclio Guerrero Martínez apodado El Tío Lako, uno de los principales jefes del CJNG.

La incorporación de ex-militares colombianos y centroamericanos en las fuerzas del CJNG, como vimos recientemente en Guerrero, Michoacán y la semana pasada en Tabasco, especializados, particularmente en Michoacán, en la utilización de explosivos plásticos, y con formación guerrillera, ha introducido nuevas amenazas para las fuerzas federales. Usan explosivos más sofisticados, incluyendo minas antipersonales, armamento más pesado y realizan emboscadas que han demostrado ser letales contra vehículos militares.

Los enfrentamientos armados en toda esta región han confirmado que existe una escalada de violencia tanto en frecuencia como en letalidad. Y muy probablemente lo ocurrido ayer debe marcar un punto de inflexión en la lucha contra el CJNG de parte de las fuerzas federales, porque no estamos ya sólo ante un desafío a la seguridad pública sino ante una amenaza a la seguridad nacional.

Son ataques sistemáticos dirigidos contra el ejército mexicano utilizando emboscadas, vehículos blindados artesanales y explosivos. Toda esta región, como hemos dicho muchas veces, es una suerte de laboratorio para nuevas formas de violencia criminal y así debe ser entendido. Lo que ocurra en Michoacán se extenderá a otras partes del país. El gabinete de seguridad ha dado golpes duros contra las organizaciones criminales y eso redundará en el corto plazo, inevitablemente, en una respuesta de éstas con la utilización de estas formas de violencia más radicales de los grupos criminales contra las fuerzas federales.

Por cierto, los militares, marinos, policías caídos, deben recibir un homenaje y reconocimiento de los más altos niveles del gobierno, si se quiere dar el verdadero valor que tiene este tipo de sacrificios. Los símbolos, los rituales son, en este y en muchos otros ámbitos, muy importantes, porque vienen tiempos difíciles.

El G7

La presidenta Sheinbaum dejó ir una muy buena oportunidad de establecer su imagen internacional, e incluso de verse con Donald Trump en un terreno neutral, cuando renunció a ir a los funerales del papa Francisco. Ahora no puede ignorar la invitación del primer ministro de Canadá, Mark Karney, para ir a la reunión del G7 que se realizará en Alberta del 15 al 17 de junio próximo.

En esos eventos internacionales debe estar la Presidenta, y en este caso con mayor razón, porque hay una invitación del anfitrión que es uno de nuestros principales socios coemrciales con quien tendremos que renegociar el TMEC en breve; además, porque es una buena oportunidad para conocer personalmente a Donald Trump y al resto de los líderes del G7 y para que la presidenta Sheinbaum, a quien esos líderes no conocen, tomen contacto personal con ella.

Eso de que la mejor política exterior es la política interior, como decía López Obrador, es una insensatez y una falsedad.

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