No se debe confiar en Trump

13-04-2020 Para mi padre, Emilio, que ayer hubiera cumplido 102 años en este mundo que, a un librepensador como él, en muchos sentidos no le hubiera gustado ver.

Hace algunos años, en la pasada legislatura, Rocío Nahle, la actual secretaria de Energía reclamaba en forma muy aireada saber cuáles eran los pactos secretos del gobierno mexicano con Donald Trump, qué se estaba negociando con el inquilino de la Casa Blanca para el nuevo tratado de libre comercio, y denunciando que con esos pactos se estaba vulnerando la soberanía nacional. Es la misma Rocío Nahleque retrasó el acuerdo de la OPEP y los demás países productores de petróleo del mundo, y que celebra un oscuro acuerdo con Trump para reducir sólo 100 mil barriles de la producción petrolera nacional, para así poder cumplir con el programa energético que se plantea el propio presidente y que resultará, al final, en otro fiasco económico.

Trump, generoso como es él, aceptó disminuir 250 mil barriles de la producción de Estados Unidos para que México no tuviera que reducir la propia. Dijo que México "ya pagará" por ello y por lo pronto agradeció que nuestra Guardia Nacional esté haciendo las funciones del muro que prometió Trump en su campaña electoral y que nuestro paísse haya convertido en el tercer país seguro donde, con pandemia o sin ella, Estados Unidos deposita a todos los migrantes que no desea recibir, lo que será enormemente útil en su campaña de reelección. 

Como reclamaba Nahle en el pasado, sería un gran detalle saber qué se negoció con Trump para que aceptara esa reducción de su producción petrolera (que por cierto Trump no puede ejecutar porque no tiene control sobre la misma ya que está en manos privadas y si lo impusiera violaría la ley antimonopolio en la Unión Americana). Nada de eso se informó como nada se informa de los acuerdos y negociaciones, de la alianza profunda que el actual gobierno mantiene con Trump.

El apoyo de la Casa Blanca le ha servido a la actual administración para salir del enorme problema en el que se había metido la semana pasada con los demás productores de petróleo del mundo, en una actitud que dejó muy mal paradoal gobierno mexicano como lo pudo comprobar cualquiera que haya seguido el proceso de negociación. México, representado por la señora Nahle, estuvo a punto de romper el acuerdo internacional petrolero generando una crisis de la que nos salvó Trump sin que sepamos, insistimos, a cambio de qué. 

Se libró este trance, pero el costo diplomático y de prestigio internacional es altísimo: con nuestra política de gendarme migratorio a cuenta de Estados Unidos reconocido ya a uno y otro lado de la frontera, olvidemos de una vez por todas aquello de la Doctrina Estrada o las posiciones autónomas en política internacional. El tema es más delicado porque no estamos tampoco en una lógica, que sería muy aceptable, de conformación pública de un bloque regionalcon Estados Unidos y Canadá, nuestros principales socios comerciales y estratégicos. Estamos ante acuerdosespecíficos con un gobernante en particular que, además, se ha significado por romper todo tipo de alianzas que se den en igualdad de circunstancias. 

Estar subordinado a Trump no es un buen negocio,aunque sus réditos en el corto plazo puedan ser útiles. El hombre no es confiable. Con un agravante: si el 3 de noviembre próximo Trump pierde las elecciones contra JoeBiden, esos acuerdos no sólo se verán en entredicho, sino que serán entendidos como hostilidades por el candidato demócrata, sobre todo en el tema migratorio.

Pero, además, en términos de política petrolera, lo acordado también es un error: a México le conviene reducir su producción y tener precios más altos. Los precios actuales apenas si alcanzan a cubrir los costos de producción por barril. No hay que aumentar la apuesta por el petróleo, un recurso no renovable y que tendrá durante bastante tiempo los precios muy bajos, lo sensato es reducirla. Está bien apostar, como acaba de decir el presidente López Obrador, a las energías renovables, pero lo paradójico es que quien ha dejado de lado las inversiones en energías renovables es el propio gobierno federal, como se puso de manifiesto hace unas semanas en La Rumorosa con el tema de la energíaeólica y con funcionarios como el secretario Víctor Manuel Toledo, que opina que utilizando esa energía los empresarios "le roban el viento a los indígenas" (sic). 

El escenario económico post pandemia puede ser catastrófico si no se toman medidas serias, integrales, si no se apuesta a la inversión privada y no se deja de manejar la economía con criterios ideológicos. Y si no se hacen los cambios internos, económicos y políticos que el país reclamaa través de un gran pacto nacional.

 

 

 

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