23-07-2020 Regresó a México sin poder venderse y luego de pagar un alto costo financiero por su arrendamiento, y por haberlo tenido en un hangar de California, el TP-01, el avión presidencial que el presidente López Obrador se niega a utilizar y quiere vender o rifar, aunque no sea suyo, ni siquiera, propiedad del poder ejecutivo federal.
No deja de resultar un poco naif que mientras el país pasa por una cruel crisis sanitaria, con el número de infectados y muertos más altos desde el inicio de la pandemia, mientras la inseguridad y la violencia afectan a millones de mexicanos, mientras la economía está en medio de su mayor crisis en décadas, cuando no sabemos qué sucede con el presunto caso de corrupción más importante y mediático que ha tenido esta administración, se le de tanta atención, se le otorguen grandes espacios y el propio Presidente haga del tema uno de los principales de su intervención mañanera: el regreso sin gloria del avión presidencial.
Al Presidente le gusta gobernar con símbolos. Pero exhibir un avión que, por supuesto, está muy lejos de ser uno de los más lujosos y caros del mundo, a años luz de los que utilizan los presidentes de los Estados Unidos (¿recuerdan aquello de que ese avión no lo tenía ni Obama?), en un momento de tanta gravedad política y social terminaría siendo casi cómico, sino fuera el reflejo de una tragedia que se niega porque se trata de ocultar.
Nada de lo que ocurra con el avión presidencial puede hacernos ignorar que llevamos más de 350 mil enfermos y 40 mil muertos de Covid, y que ayer fue la vez 16, desde la segunda semana de abril, que se dice que la pandemia está remitiendo en nuestro país. A López Gatell ya lo ignoran, públicamente, la mitad de los gobernadores, incluyendo los de Morena, y ya es tema de broma. Ayer la UNAM, ante la confusión de semáforos y propuestas, cortó por lo sano e ignorando aquello de que las cosas están mejorando ha decidido que no regresará al término del periodo vacacional a las clases presenciales. La Universidad Nacional que lleva sus propios estudios sobre el comportamiento de la pandemia ha decidido, en los hechos, trabajar con sus propias estimaciones. Mientras tanto, el Presidente desautorizó por enésima ocasión al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, esta vez porque el funcionario recomendó el uso de cubrebocas.
La economía está en situación crítica, con una caída estimada del 10 por ciento del PIB, una tasa de decrecimiento que no vimos ni en la crisis de 2018 ni tampoco en la de 1994-95. No hay ningún plan de estímulo a empresas, a empleadores y empleados, a los consumidores, a los grandes, medianos y pequeños propietarios. En lugar de eso siguen los recortes, incluso al sector salud y a la seguridad, y legisladores de Morena, afortunadamente descalificados por Claudia Sheinbaum, intentan imponer leyes que acabarían con el mercado de renta de viviendas en la capital del país.
Llevamos casi 56 mil muertos desde el inicio de la administración, zonas enteras del país son áreas de virtual combate, como estos días en Michoacán y Tamaulipas, y se atentan en plena ciudad de México contra uno de los funcionarios de seguridad más importantes del país y no existe una revisión a fondo de la estrategia de seguridad. Y del caso Lozoya no sabemos nada. Pero, afortunadamente, el avión presidencial ya está de regreso en México. Otra batalla ya está ganada.
Los nuevos consejeros
El tema amerita un análisis más profundo pero Morena impuso finalmente los cuatro nombres que tenía como propuestas definidas para el consejo general del INE. Dos no habían sido objetados por la oposición: el Carla Humphrey Jordan, que ya fue consejera electoral en la ciudad de México, con amplia experiencia en el tema pero además, en un capítulo que es clave para el futuro electoral: los temas de lavado de dinero y financiamiento ilegal, y el de Uc-Kib Espadas Ancona, un historiador y antropólogo ligado a la izquierda, fundador del PRD. Los otros dos sí estuvieron sujetos a debate: la chiapaneca Norma de la Cruz Magaña, egresada de la FES Aragón, ex asesora del gobernador Rutilio Escandón y observadora electoral en comicios en el exterior, quizás, profesionalmente, la más débil de las cuatro propuestas; y el potosino José Martín Espadas Ancona, maestro en Derechos Humanos y Democracia por FLACSO, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y consejero del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de San Luis Potosí, que fue diputado por el PRD y en los últimos tiempos cercano a Morena.
Hubiera preferido un proceso que se definiera por mayores espacios de consenso, pero en las actuales circunstancias no es una mala cuarteta para el consejo del INE y sus actuales equilibrios internos. Hay perfiles más partidarios que otros, no se erradica por completo lo de cuates y cuotas, pero se conserva lo más importante: la profesionalización del Instituto Nacional Electoral.