7-09-2020 Hoy seguramente se presentará el paquete económico del 2021, el año más complejo en términos económicos, según el propio secretario de Hacienda, Arturo Herrera, del último siglo. No habrá, una reacción económica en V como se dijo en el segundo informe de gobierno. La recuperación será muy lenta, con altibajos, el crecimiento económico también y sufrirán la inversión y la creación de empleos.
Dicen que un presupuesto es política concentrada y por lo que se ha adelantado, este presupuesto reflejará el programa del presidente López Obrador: el grueso del dinero está destinado a los programas sociales impulsados desde el gobierno y a sus cuatro principales proyectos de infraestructura. No habrá un paquete económico que impulse la recuperación económica, ni tampoco a las empresas y a la generación de empleos.
Los datos, sin embargo, ahí están: cuatro de cada diez trabajadores que perdieron su empleo en abril pasado no han regresado al trabajo o ni siquiera lo han buscado porque consideran que no hay. En julio aumentó la informalidad laboral hasta las 27.3 millones de personas, un millón 700 mil más que en junio. O sea más de la mitad de la fuerza laboral del país trabaja en la informalidad y por ende no paga impuestos ni tiene derechos laborales.
En el mismo mes de julio, la inflación anual fue una de las más altas de OCDE, de 3.6 por ciento. La Cámara México-Americana de Comercio, estima que la caída del PIB durante 2020 será de 11 por ciento y que los niveles de producción que tenía el país en 2018 apenas se recuperarán hasta 2027, mucho después de que concluya este sexenio, sobre todo por la muy baja inversión y la debilidad del mercado interno.
Ante ello, no se entiende porqué el gobierno federal (como en parte hizo, incluso, el gobierno morenista de la CDMX) no instrumenta un paquete de estímulos económicos que no pase exclusivamente por cuatro obras y los programas sociales. Nadie habla de rescates, sino de estímulos económicos: facilidades para la inversión, un clima que permita la misma, apoyos crediticios y en algunos ámbitos fiscales.
Pero se suele imponer la ideología: desde noviembre pasado está congelado el programa de infraestructura energética de la iniciativa privada que contempla 279 proyectos de inversión en distintos ámbitos que generarían unos 110 mil millones de dólares invertidos en los próximos años. No sale adelante porque se quiere convertir a la CFE y a Pemex nuevamente en monopolios estatales, dos empresas públicas que lo único que han hecho en los últimos meses es perder una enorme cantidad de dinero, entrar en litigios legales con muchos inversionistas y devorar presupuesto. Ese programa está ahí, tiene el visto bueno de Alfonso Romo y de otros funcionarios del gobierno, sería financiado íntegramente por la iniciativa privada e increíblemente está paralizado desde noviembre.
Estar convencidos de que vamos bien porque somos en único país en el mundo que va por el actual camino económico debería ser motivo de profunda preocupación. Es como aquel chiste donde informan por la radio que hay un loco que va en sentido contrario y a toda velocidad por el Periférico, y un conductor exclama “uno no, hay miles”.
En la economía global nadie inventa el hilo negro y el momento es de apoyo a las empresas para incentivar inversiones y crear empleos, todos los países lo están haciendo. Insistimos, nadie habla de rescates, sino de incentivos, de un clima idóneo para la inversión. Porque lo que no se comprende es que, si no hay inversión y si la economía espera recuperar hasta el 2027 los índices de actividad económica de 2018, lo que sí se reducirá será la recaudación, el Estado tendrá menos recursos y al final, como ha pasado con muchas otras naciones que con anterioridad siguieron este camino, tampoco habrá dinero para los apoyos sociales. Un país sin inversiones es un país sin recursos.
Un General en el ISSSTE
Uno de los mejores cuadros el ejército mexicano, el general Jens Pedro Lohmann Iturburu, fue designado como nuevo director de administración y finanzas del ISSSTE, en reemplazo de quien será el nuevo director de la empresa de distribución de medicinas, Pedro Zenteno. El general Lohmann Iturburu era el jefe de la IV región militar con sede en Nuevo León donde había sucedido al actual secretario de la Defensa, el general Luis Crescencio Sandoval. Se había asegurado que sería el director de personal de la SEDENA, pero finalmente quedó en esa estratégica posición en el Instituto.
La toma de la CNDH
La toma de la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, es reflejo del encono que vive el país y consecuencia de la polarización de muchos grupos sociales ante la falta de respuestas a sus demandas. Pero también es una demostración de lo errada que fue la designación de Rosario Piedra Ibarra en la CNDH, incapaz de establecer siquiera un diálogo con los ocupantes, con una profunda crisis interna en la Comisión.