30-09-2020 Me asombra que el gobierno federal no pueda comprender las demandas del movimiento feminista. Los métodos, la violencia, las agresiones utilizadas por algunos de estos grupos no son defendibles, al contrario, le restan legitimidad a una agenda justa y con reclamos que deben ser atendidos. Pero para desactivar e incluso aislar la violencia, se debe tener claridad sobre las demandas y atenderlas puntualmente.
Los grupos de llamada cuarta generación no representan ni remotamente a todo el feminismo, no me parecen tampoco los más realistas, es producto de la generación Me Too, con todas sus luces y oscuridades. Pero la agenda es justa: el número de feminicidios y la violencia contra la mujer crecen día con día y el confinamiento por la pandemia, lo mismo que la violencia ligada al crimen organizado, o no, han vuelto más vulnerables aún a mujeres y niñas. Dos mil 240 mujeres fueron asesinadas durante los primeros siete meses del año: un aumento de 3.1 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2019, y sólo 566 casos fueron calificados como feminicidios.
Los casos de asesinato y abuso se suceden uno tras otro y la norma suele ser la impunidad o el tratarlos simplemente como un crimen más: no existe una estrategia concreta, integral, global, con medidas sociales, de seguridad, judiciales para atender el fenómeno. Hay casos que terminan siendo paradigmáticos al respecto. En el municipio de Mineral de la Reforma en Hidalgo, el candidato para las próximas elecciones locales por Morena, es Germán Montealegre Salvador. Este hombre intentó matar a su esposa estrangulándola. No lo logró, fue denunciado y detenido acusado de intento de feminicidio. Un juez decidió cambiar el delito por violencia intrafamiliar pero como la víctima salvó la vida, decidió que había sido una agresión sin daños graves y dejó al agresor en libertad. La familia de la víctima dice que la hermana del agresor, Roxana, recurrió a sus contactos en el gobierno e incluso a personajes como Tatiana Clouthier para lograr su liberación. Eso evidentemente no lo sabemos, lo que sí sabemos es que el agresor quedó impune y su mujer está en riesgo.
Es una historia que se repite. En esta ocasión se trata de una mujer que salvó la vida aunque su agresor esté en libertad, pero son muchas, repetimos, según datos oficiales dos mil 240 en apenas siete meses, más de diez mujeres cada día, las que fueron asesinadas. Y no estamos tomando en cuenta las que desaparecen, las que son secuestradas, las que son violentadas. La semana pasada un profesor de música en Cozumel fue detenido por violar a una jovencita, al divulgarse su identidad más de 40 niñas y jóvenes lo reconocieron como su agresor. Insistimos, ¿cómo no tener empatía con las víctimas y con las denuncias?.
Se equivocan el gobierno federal y el de la ciudad de México al hablar de conspiraciones. No dudo que en el movimietno feminista existan grupos de provocadores y de quienes pueden tener una agenda oculta tras el mismo, pero el movimiento (el que se expresa en forma violenta y el mayoritario, de mujeres y hombres que estamos indignados por los feminicidios y la violencia contra niñas y mujeres) no forma parte de conspiración alguna: es el resultado de una realidad que no está siendo atendida.
¿Cuántas iniciativas y programas reales se han implementado, con todo el poder del Estado, para atacar este fenómeno?¿a cuántas víctimas han recibido el Presidente, la secretaria de Gobernación, el de Seguridad, algún funcionario de alto nivel?¿por qué las víctimas de violencia o de feminicidios no reciben un trato siquiera similar al de los grupos que sí tienen intereses políticos detrás?¿ por qué se puede recibir a los representantes y familiares de los 43 pero no a las madres de Jessica, asesinada en Chihuahua (haya sido su muerte un accidente o no), de Elmy, de Alondra, de tantas jovencitas asesinadas día con día?¿alguien puede creer que un movimiento de mujeres que abarca casi todo el país, es manipulado por una ejecutiva de una empresa, partidaria de la causa, que llevó comida y apoyo a las ocupantes de la sede de la CNDH?.
Falta empatía, falta decisión, falta liberarse, desde los más altos niveles del poder, de atavismos profundamente conservadores y antifeministas. Y falta una política integral, desplegada con todo el peso del Estado para cambiar una situación ominosa para las niñas y mujeres del país.
Especialistas
El Presidente reemplazó a funcionarios de Conagua. Pero una vez más las designaciones sorprenden. Por ejemplo el nuevo subdirector general de Infraestructura Hidroagrícola, es Aarón Mastache, hasta ahora titular de la Unidad de Derechos Humanos de Gobernación y comisionado del mecanismo de protección a periodistas y defensores de derechos humanos. Es un hombre serio y cercano a López Obrador, eso sin duda, pero ¿qué sabe de infraestructura hidroagrícola?. No entiendo ese desprecio al conocimiento y la especialización. Así no se solucionan los problemas, se crean.