4-02-2021 La falta de seriedad del subsecretario López Gatell rayaría en el humor involuntario si no fuera porque estamos en una pandemia que ha dejado ya más de 160 mil muertos en nuestro país. Ayer, para explicar porqué no se cierran o restringen fronteras para vuelos comerciales, como están haciendo otros países con México, sostuvo que eso no es necesario, que no es útil (lo mismo que dijo antes sobre las mascarillas o las pruebas para Covid, incluso en algún momento sobre las vacunas) porque “los enfermos no vuelan”.
Pues resulta que sí lo hacen, sobre todo si son asintomáticos o si todavía no presentaron síntomas, lo que no los hace menos contagiosos. Pero quizás ese es el consejo que recibió de López Gatell el presidente López Obrador, que ya con síntomas voló el domingo en que se anunció su enfermedad de San Luis Potosí a la ciudad de México en un vuelo comercial, poniéndose él mismo en riesgo, así como al resto de los pasajeros.
Pero como el Presidente sigue convaleciente, López Gatell estaba en vena y ante las quejas por la caída del portal donde la gente mayor de 60 años se debe registrar para algún día recibir la vacuna anticovid, sostuvo que la caída el portal demostraba “el gran entusiasmo” y la confianza de la gente con la vacuna. Perdón, no sé si hay entusiasmo por la vacuna, lo que sí hay es miedo ante una enfermedad que a todas luces está descontrolada y con un plan de vacunación tan improvisado como el propio portal de la secretaría de Salud.
Resulta inconcebible que no se haya hecho la mínima tarea de dar a conocer un portal que pudiera resistir el tránsito ineludible que iba a tener cuando se convocara, desde las propias autoridades, a registrarse en él. Como si algo faltara, el propio subsecretario hizo un sonoro brindis por la aprobación de parte de la Cofepris de la vacuna rusa que él mismo tramitó.
Lo cierto es que más allá del texto publicado en The Lancet, la vacuna Sputnik todavía no ha terminado los ensayos de fase tres (el propio artículo explica que se tiene registrada la reacción de 20 mil voluntarios y faltan los resultados de otros tantos) y sigue sin tener aprobación de las agencias de Estados Unidos, Europa y de la propia OMS. Con un agravante, pese a que en Moscú se celebró la aprobación de la vacuna en México, lo cierto es que todavía hay serios problemas de aprovisionamiento de esa vacuna: Argentina, el primer país en América latina en utilizarla, no ha tenido el abasto de vacunas que esperó y, según la información procedente de Rusia, incluso esa nación no ha logrado aún abastecer a los suyos en forma suficiente de la vacuna.
Mientras tanto, Estados Unidos ya ha vacunado a cerca del 10 por ciento de su población, está aplicando cerca de millón y medio de vacunas cada día y desde el día 11 de febrero las vacunas estarán disponibles también en unas 40 mil farmacias de todo el país. A esa dinámica tendríamos que plegarnos, pero evidentemente preferimos en éste y en otros temas, otros socios.
Lo cierto, más allá de las declaraciones de López Gatell, al día de hoy no hay vacunas, no hay plan de vacunación, no funciona el portal para registrarse y nadie tiene claro qué vacunas habrá y cuándo llegarán en cantidad suficiente para inmunizar a la mayor parte de la población. Brindemos por la Sputnik.
Redes sociales y periodismo.
Ahora que tenemos la bendita ocurrencia de regular las redes sociales (algo que ningún país del mundo ha logrado, salvo que recurriera de plano a la censura), hay que volver a reflexionar sobre los éxitos que ha logrado el periodismo serio, establecido, sobre los mecanismos inmediatos de las redes sociales y los boots generadores de fake news.
Es particularmente interesante la entrevista que ofreció Marty Baron, el director del Washington Post, que ha anunciado su retiro luego de un exitosísimo periodo al frente de ese medio de referencia en la Unión Americana y el mundo. Baron deja el WP con millones de suscriptores, con una planta de mil redactores y reporteros (eran 500 cuando asumió), firmemente asentado en la escena multimedia y en números negros.
En la entrevista, reconoce Baron que en los medios las cosas han cambiado, pero que la era digital nos ofrece también oportunidades que no teníamos antes, nuevas maneras de contar historias, poderosas y efectivas. Además de gozar de la oportunidad de llegar a una audiencia mucho mayor. Así que comprendí, le dijo a El País, que había “que dejar de llorar por lo que habíamos perdido, y empezar a pensar en cómo tendríamos éxito”.
Le preguntaron a Baron qué consejo le daría a un joven que quiera ser periodista. Les pidió que sigan su pasión, que trabajaran, que reportearan. La profesión, reconoció, está cambiando. Pero siempre hay necesidad de hacer periodismo. “Sobre todo, agregó, mientras tengamos democracia. Tiene que haber instituciones que pidan cuentas al Gobierno. Debe haber instituciones que le den al público la información que necesita y merece saber. Ese es nuestro trabajo. Ese debería ser el futuro de los jóvenes”.