15-03-2021 Es un muy extraño que un presidente comience a hablar de su sucesión cuando aún le faltan más que tres años de mandato. Por eso sorprendió que lo hiciera el presidente López Obrador en una mañanera, no sólo en su referencia, recurrente, de que cuando concluya su mandato se retirará a su rancho, sino que comenzara a hablar que ya está lista la nueva generación de la 4T que asumirá el poder cuando él se vaya e incluso hizo una alusión de que podría ya tener una decisión al respecto.
Lo cierto es que, distractor o no, a partir de esa declaración, unos procesos internos que en Morena estaban más que agitados vivieron una vuelta de tuerca de los supuestos aspirante para posicionarse con mayor firmeza de cara al 6 de junio próximo. Pueden ser esos u otros los que disputen realmente la candidatura hacia el 2024, aún falta mucho tiempo y queda claro que la decisión pasará por el propio López Obrador (al margen: ¿no cree que la insistencia e intransigencia de la candidatura de Salgado Macedonio más allá de otra consideraciones, es una forma de comprobar hasta que punto su partido acata las decisiones presidenciales en torno a las candidaturas?).
Lo cierto es que desde ya en el proceso sucesorio apuntan a Claudia Sheimbaum, a Marcelo Ebrard y un poco más lejos a Ricardo Monreal. Los tres han movido sus fichas con mucha intensidad y no sin enfrentamientos en la designación de sus candidatos para el 2021. En los hechos, Claudia limpió a la ciudad de México de aspirantes de Monreal, aunque ello le haya llevado a una alianza con René Bejarano y Dolores Padierna, que será la candidata en la alcaldía de Cuauhtémoc. Varios otros candidatos y candidatas a gobernadores también podrían ser considerados suyos y de sus cercanos. Ricardo ha mantenido Zacatecas con su hermano David y también a nivel de diputaciones tiene varias fichas colocadas. Marcelo es, paradójicamente, el que mayor visibilidad ha tenido en los últimos meses porque desde la cancillería ha tenido todo tipo de responsabilidades, desde conseguir vacunas hasta tratar de reestructurar la relación con Estados Unidos y, además, se considera que el presidente del partido Mario Delgado, que ha logrado colocar varios candidatos controvertidos en estados disputados, es suyo, de su corriente, pero eso también deja heridas, que no se cerrarán el 6 de junio. Claudia ha tenido un claro aumento de popularidad por lo ordenado que ha resultado el proceso de vacunación en la CDMX y por avances en los terrenos de seguridad, aunque se le quiso cargar el costo de los hechos del 8M.
En todo esto intervienen también los partidos aliados de Morena, que son varios y tienen posturas diferentes y que de acuerdo a cómo se procese la sucesión permanecerán dentro o fuera de la alianza, con la diferencia respecto a este año de que si así lo desean todos los partidos de nueva creación que conserven su registro en 2024 podrán ir en alianzas electorales.
La sucesión anticipada suele ser una trampa, una forma de ver cómo se expresan y alinean en torno a los supuestos precandidatos las distintas fuerzas del partido y del movimiento que gira en torno a López Obrador. Eso le permite a un presidente tan atento a todo lo que sea lealtades y elecciones, registrar esos movimientos para actuar en consecuencia, de acuerdo a sus propios intereses. Es algo así como “priismo de viejo cuño-lección uno”: controlar la sucesión presidencial.
Carlos Salinas cuando tenía todo a su favor no pudo hacerlo ante el levantamiento zapatista y sobre todo el asesinato de Colosio. Zedillo pudo colocar a su candidato, pero luego de una batalla interna tan dura que le dejó la presidencia a Vicente Fox. Tengo mis muy serias dudas de si Peña Nieto realmente colocó al candidato que él hubiera preferido o si se lo impusieron las circunstancias, lo cierto es que perdió las elecciones en forma abrumadora. Pero no es un tema sólo priista: Vicente Fox no pudo controlar su sucesión y se fue de sus manos. Lo mismo le pasó a Felipe Calderón. Porque controlar la sucesión, y sin duda López Obrador tratará de hacerlo de la forma más tradicional, no sólo es colocar un candidato, sino lograr que gane y que en el camino no termine traicionándolo, lo que en su momento se calificó como el sacrificio sexenal de Quetzalcoatl.
Todo eso está en juego en estos días en la observación presidencial sobre el desempeño de candidatos, precandidatos y grupos en torno al proceso electoral. Para el presidente López Obrador en este 2021 son claves dos cosas: la lealtad al propio presidente (y su proyecto) y ganar.
Leonel Luna
El accidente, aún poco explicado, que sufrió en la madrugada del domingo y que le costó la vida el ex dirigente perredista en la Alvaro Obregon, Leonel Luna, un hombre con fuerte influencia en esa alcaldía y otras de la ciudad de México, que ahora regresaba como candidato a diputado por la alianza PAN-PRD-PRI, modificará los equilibrios políticos en la ciudad. Por eso debe ser investigado con la celeridad y la transparencia que el caso requiere.
También falleció ayer, víctima de COVID, Sax, el célebre saxofonista de La Maldita Vecindad, un grupo con una influencia en la música popular, en el rock y otros géneros, que no ha sido justamente medida en nuestro ambiente cultural.