17-06-2021 Los resultados de la primera entrega del peritaje realizado por la empresa noruega DNV sobre el accidente de la Línea 12, confirma la primera impresión de los especialistas consultados y coincide plenamente con la planteada el fin de semana por la investigación del New York Times: hubo fallas estructurales en la construcción que provocaron el accidente de mayo pasado y la muerte de 26 personas.
La lista de fallas detectadas es amplia pero básicamente se habla de la estructura de acero, de los pernos de conexión entre distintas piezas, porque o no fueron bien colocados o se colocaron menos o fueron mal soldados. También se usó concreto de distintas calidades, hay soladuras en general de mala calidad y deficiencias en los propios pernos. Y esas fallas estructurales provocaron, a su vez, una larga serie de problemas, que terminaron con el derrumbe de ese tramo de la obra.
Faltan dos entregas más de la consultora noruega y hoy el Colegio Ingenieros Civiles adelantará parte de su propio peritaje sobre el resto de la controvertida Línea 12. Todos esos estudios deberán estar concluidos a más tardar en agosto, aunque con la información ya disponible se podría comenzar a trabajar muy seriamente en la Fiscalía de Justicia de la ciudad de México sobre las responsabilidades que de ella se deriva.
Tan es así que se anunció que un comité de expertos de alto nivel, en el que destacan Sergio Alcocer y José María Rioboó, deberá entregar en el plazo de un mes un proyecto ejecutivo de rehabilitación y reparación de esa Línea de Metro. Y deberá hacerlo con base a estos peritajes.
Que la Fiscalía capitalina comience a jugar su papel en todo esto es imprescindible. Y en este caso se debe actuar con rapidez y certidumbre. Primero, porque ya existen demandas muy sólidas de familias de las víctimas en los Estados Unidos, que tendrán su curso en esa nación y tendrán repercusiones en México. Que el tema es de interés en la Unión Americana lo puso de manifiesto el reportaje del NYT. Pero además porque no se puede reparar el daño sin establecer responsabilidades, pero tampoco se puede rehabilitar y reconstruir sin sabe qué pasó, quiénes fueron los responsables y qué costo, penal, civil, económico van a pagar. Estamos hablando de funcionarios, algunos de ellos en plena actividad, pero también de algunas de las grandes empresas de construcción del país y del extranjero. En todo esto, como se debatió ya en 2013-14 cuando se suspendió el servicio de la Línea 12, es fundamental un punto: establecer cuáles son los problemas de diseño, cuáles los de construcción, cuáles los costos de decisiones políticas y de presupuesto sobre la obra.
La necesidad política de darle una respuesta rápida es una obviedad. Lo podemos comprobar con el lenguaje corporal de ayer de la jefa de gobierno Claudia Sheimbaum: pesado, apresadumbrado, muy lejano de la vitalidad que suele expresar. Lo tenemos en un Marcelo Ebrard que ha decidido echarse para adelante en sus responsabilidades porque sabe que sólo así puede escapar de la trampa que puede terminara siendo la Línea 12. Lo tenemos en la abierta lucha interna que se percibe en el equipo de gobierno y en Morena, que, como dijimos un día después de las elecciones, han terminado transformando, en su propio discurso interno, un triunfo electoral, parcial como todas las cosas en la política pero un triunfo al fin, en una derrota.
Pero, además, la propia lógica gubernamental ata de manos a Sheimbaum y a Ebrard para poder remontar esta situación. Olvidemos por un momento la Línea 12 y veamos dos de las últimas decisiones de la jefa de gobierno y del canciller, decisiones absolutamente lejanas de sus formas de ser y entender la política pero coherentes con la línea de gobierno.
Luego de que el presidente López Obrador despotricó contra los futuros alcaldes y alcaldesas de las oposición, a los que calificó de “impresentables” (¿de verdad son impresentables Lía Limón, Santiago Taboada, Sandra Cuevas, Mauricio Tabe, entre otros que ganaron con un altísimo porcentaje de votos?¿realmente eran presentables, por ejemplo, Dolores Padierna o Eduardo Santillán?), Claudia decidió que como jefa de gobierno no se reuniría con ellos, algo que uno creería imprescindible, básica, para llevar una ciudad como la de México.
El canciller Ebrard decidió en la OEA no apoyar la resolución aprobada por amplia mayoría, demandando a Nicaragua la liberación de los presos políticos y de los candidatos opositores ante los próximos comicios en esa dictadura en la que se ha convertido el gobierno de Daniel Ortega. México y Argentina presentaron una propuesta en la que demandan a la OEA no intervenir en asuntos internos de otros países, olvidando que los derechos humanos son universales y deben ser de una exigencia equivalente. Marcelo sabe que eso no contribuye en nada a las relaciones con Estados Unidos y otros países, ni tampoco coincide con su perfil e historia, pero esa es la línea.
La Línea 12 es una pesadilla, pero como muchas pesadillas, es también un síntoma.