23.11.2021 Espero no equivocarme, pero sigo pensando que no estamos ante un proceso de militarización del país, por lo menos no con las características políticas que muchos analistas consideran y observan con preocupación.
Sí creo que existen excesos en las tareas que el presidente López Obrador ha otorgado a las Fuerzas Armadas. Que participen en la construcción del tren maya o del aeropuerto de Santa Lucía puede ser discutible pero sin duda es una tarea que puede encuadrarse en sus posibilidades y responsabilidades. Que se les encargue proteger a los distribuidores de gas Bienestar es absurdo. Que la Guardia Nacional (con o sin reforma ya bajo control militar) participe en los operativos de control migratorio es una exigencia que no puede soslayarse. Que tenga que formar un batallón turístico para garantizar la seguridad en la Rivera Maya no tiene sentido: lo que se necesita no es un batallón especializado en áreas turísticas, sino una estrategia que garanticen esa seguridad que muchas veces se pierde en tanto en los centros turísticos como en muchas otras zonas del país. No sé si es necesario convertir a un sector de las Fuerzas Armadas en una empresa que incluye administración de aeropuertos, trenes, aduanas, sí me queda claro que su reforma interna ha sido un acierto.
Pero estoy convencido de que la tarea más importante que tienen nuestros militares es garantizar la seguridad interna y nacional en el país. Nada es más importante que eso, es la razón de ser de la institución. Y hacerlo respetando y defendiendo la Constitución. Lo que me preocupa no es que tengan muchas tareas adicionales, aunque algunas de ellas no tiene sentido que las tengan los militares, sino que por realizar esa serie de tareas se pierda de vista el objetivo principal.
Porque finalmente los recursos humanos son finitos, y éstos están siendo llevados al límite. Se podrá argumentar que siempre puede crecer el personal, pero no es así necesariamente, y no es tan sencillo de hacer: los estamos viendo en la propia Guardia Nacional, que no termina de consolidar sus estructuras y tiene escasez de los muchos mandos calificados que requiere para su operación. Se requieren años para formar oficiales especializados aunque es verdad que para muchas tareas se puede recurrir a militares ya en retiro. Pero esa solución, que puede ser aceptable en determinados ámbitos y momentos, me parece que de alguna forma, si se abusa de ella, puede desnaturalizar el andamiaje de la propia institución.
Asumiendo todo esto, para que exista una militarización se requeriría una participación de mandos militares en forma activa en los puestos de mando político e institucional del país. Salvo las secretarías de Defensa y Marina, no hay otros secretarios que sean militares, en la cámara de diputados o de senadores, en esta legislatura, no hay casi ningún militar en retiro, ningún gobernador es militar o tiene origen en el sector. Su presencia se da casi exclusivamente en áreas de seguridad.
Hay límites que no se tendrían que cruzar, es verdad. Se ha señalado, por ejemplo, el discurso del general secretario Luis Crescencio Sandoval, el 20 de noviembre, cuando llamó a sumarse al proyecto de nación “en marcha”, para tener un país unido y que avance en una misma dirección. Creo que el General lo dijo mal y la expresión deja abiertas todas las posibilidades para mal interpretarse. Pero no creo que el sentido real de lo que dijo, si analizamos el discurso completo, es que haya llamado a todos a sumarse a la llamada 4T. Estuvo mal expresado pero llamó a la unidad y en contra de la polarización.
Muchas veces he hablado con algunos de los principales mandos del ejército y la marina y siempre, más allá de sus simpatías o antipatías personales y políticas, que naturalmente las hay en el cuerpo armado, siempre la insistencia ha estado en que su compromiso está, por supuesto, con quien sea el presidente de la república, pero que su principal responsabilidad es hacer respetar la Constitución. Y la 4T es un proyecto político, no una norma constitucional.
Creo que en el terreno militar estamos transitando por un camino nuevo, en muchas formas inédito y mucha de la modernización de los institutos armados pasa por recorrerlo. Por supuesto que en ese camino siempre existen riesgos, y hoy los hay, pero sigo pensando que la prudencia y la historia de la propia institución y de sus mandos es la que determinará hacia donde se dirigen y hasta dónde quieren y pueden llegar. Y no me imagino a las Fuerzas Armadas jugando a la política partidaria.
Ascensos
El 20 de noviembre también se oficializaron los ascensos en las Fuerzas Armadas, incluyendo siete nuevos generales de División, entre ellos está el jefe del estado mayor el general Ricardo Trevilla Trejo. Felicidades a todos.
Armas
Buena intervención del canciller Marcelo Ebrard en el consejo de seguridad de la ONU. El proceso judicial que ha iniciado México no sé hasta dónde podrá prosperar, pero logra hacer visible un tema, el de las armas que llegan a los grupos criminales de nuestro país, que de otra manera es muy difícil de mostrar ante la opinión pública, sobre todo de la Unión Americana, donde el debate sobre las armas, las que se usan en su propio país, es también una preocupación para el presidente Biden y muchos sectores políticos y sociales.