Narcopolítica en Morelos: historia de dos décadas

Olea y Cuauhtémoc Blanco

20.01.2022 El estado de Morelos es quizás uno de los que sufren un mayor control territorial e incluso institucional del crimen organizado. Allí, desde hace años, la narcopolítica es una realidad. La foto de Cuauhtémoc Blanco junto con tres connotados narcotraficantes es sólo una muestra más de la profunda penetración de los grupos criminales en la entidad, misma que por supuesto no comenzó con la llegada al poder del ex futbolista, pero que sí ha tenido durante su gestión momentos imposibles de ignorar.


Para muchos la penetración del narcotráfico en la entidad comenzó durante la gestión de Jorge Carrillo Olea, entre 1994 y 1998. En esos años se dispararon además los secuestros, de la mano con llegada a la entidad de dos jefes de la droga, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, y Juan José El Azul Esparragoza. Más tarde, se asentarían allí los Beltrán Leyva (Arturo murió en un lujoso condominio de Cuernavaca en diciembre de 2009, luego de un durísimo enfrentamiento con fuerzas militares). Durante esos años, también fue notable la operación en el estado de Daniel Arizmendi, el Mochaorejas, uno de los secuestradores más violentos que ha habido en el país.


Durante la gestión de Carrillo Olea fueron detenidos, por su participación en asesinatos y secuestros, el procurador Carlos Peredo Merlo; el coordinador de la policía judicial, Jesús Miyazawa y el jefe del grupo antisecuestros, Armando Martínez Salgado. Con ellos cayeron el subprocurador Rafael Angulo y los comandantes José Luis Estrada y  Rafael Raybal. Juan José El Azul Esparragoza, y Amado Carrillo Fuentes vivían a sólo 300 metros de la casa de Gobierno y hacían lujo de guardias armados y un movimiento ostenciable de camionetas y custodias.
Los detalles de esa historia la contamos en el libro El otro poder (2001, Aguilar). En esos años la relación de Amado Carrillo, vía Esparragoza, se mantuvo con Armando Martínez Salgado, ambos se conocían desde doce años atrás cuando fueron agentes de la DFS. La primera información dura sobre esa relación se obtuvo el 28 de diciembre de 1996, cuando Esparragoza ofreció una fiesta por sus 25 años de casado en Cuernavaca en un hotel que era propiedad de Amado Carrillo. Martínez Salgado, el jefe de la Unidad Antisecuestro, fue a la fiesta donde también estuvo invitado Amado. Existe una filmación clandestina de esa reunión (que realizó el equipo que ya entonces encabezaba José Luis Santiago Vasconcelos, fallecido en el accidente en el que murió Juan Camilo Mouriño, en 2007) que muestra al funcionario llegando a la fiesta a las 5 de la tarde y retirándose a las cinco de la mañana siguiente. La fiesta de los dos narcotraficantes más poderosos del país fue cuidada por varias patrullas de la Policía Judicial del estado. Martínez llegó en una de esas patrullas, la número 009 y en ella se retiró en la madrugada.


Según confesó Martínez, cuando un año después fue detenido, estaba con Amado Carrillo en su casa, a unos metros de la casa de gobierno estatal, cuando Jesús Gutiérrez Rebollo fue designado zar antidrogas en diciembre de 1996. Martínez Salgado dice que Amado estaba eufórico con la noticia.


La llegada de Amado y el Azul a Cuernavaca detonaron los secuestros por la cantidad de hombres encargados de la seguridad de los capos y que estaban bajo el mando del propio Martínez Salgado. Eran unos 300 sicarios que “completaban sus ingresos” realizando secuestros, lo que explicaba dos cosas: por una parte el incremento notable que estos sufrieron en la región y, por otra parte, la modalidad express que adoptaron, para tratar de cobrar rescate en el par de días que tenían libres de sus otras “ocupaciones”. También se desprendieron de estas actividades otras, como la del robo de coches, con una banda denominada Los Patanes que terminó siendo determinante en la caída de El mochorejas, porque también estaban asociados con éste.


Los detalles de esta historia se conocieron con la caída de Martínez Salgado, el 27 de enero de 1998. Fue detenido cuando junto con dos de sus hombres intentaban deshacerse, en la carretera hacia Iguala, del cuerpo de Jorge Nava Avilés, un personaje apodado El Moles, que se les había muerto en la tortura . La muerte de El Moles detonó una serie de acontecimientos que destaparon lo que sucedía. Los detenidos declararon que cuando El Moles murió en manos de los agentes de Martínez Salgado, el procurador de justicia, Carlos Peredo Merlo, y el jefe d ela policía judicial, Jesús Miyazawa, le ordenaron que ese personaje “no se muriera” en el estado, y que fueran a arrojar sus restos a Guerrero, en Huitzuco para más datos. Pero Martínez prefirió dejar el cuerpo en la carretera, a pleno día, donde lo descubrieron dos policías federales de caminos que lo detuvieron junto con sus agentes. A partir de allí, con sus declaraciones, se dio la caída del gobernador Carrillo Olea, la detención de Peredo y Miyazawa y se desmontó el santuario que tenían Amado (que ya había muerto en 1997) y el Azul en el estado.
Pero para entonces ya habían llegado a Cuernavaca, los Beltrán leyva, originalmente como parte de la seguridad de El Azul Esparragoza. Ellos se quedaron con los contactos y las relaciones y desde allí comenzaron a expandir su influencia no sólo en Morelos sino también en Guerrero y la ciudad de México. Pero esa ya es otra historia, que se relaciona íntimamente con la actual. Ya la contaremos.

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