Narcopolítica: Morelos…y Guerrero

El Carrete y El Chaparro

20.01.2022 La de las bandas y grupos criminales en Morelos y Guerrero es una historia íntimamente relacionada e interminable, más allá de sus continuos ajustes de cuentas y detenciones. Vamos a Guerrero para llegar a Morelos. La madrugada del 20 de agosto de 2019, policías estatales observaron a cuatro individuos transitando en motocicleta, con armas de alto calibre, a la vista de todos. Decidieron perseguirlos y los detuvieron.


Dijeron llamarse Gerardo Pérez Grande, de 23 años, Jorge Luis Jaimes Sánchez, de 37, José Alfredo Tatempla Salazar, de 20, y José Rolando Hernández Curriche, de 33 años. En la delegación de la Fiscalía General de la República, en Chilpancingo, áreas de inteligencia federal descubrieron que Jorge Luis Jaimes Sánchez era en realidad Zenén Nava Sánchez, El Chaparro, principal jefe de la banda de Los Rojos, directamente vinculada a innumerables hechos de violencia, incluyendo los de la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, en Iguala, en 2014.


Zenén era parte de la familia que fundó el grupo delictivo y que dio cobijo a Santiago Mazari Hernández, El Carrete, luego de la muerte de Arturo Beltrán Leyva. El tío de Zenén, Jesús Nava Romero, fue uno de los sicarios que murió junto a Beltrán Leyva el 16 de diciembre de 2009, en Cuernavaca. Después de su muerte, los hermanos Nava Romero fundaron Los Rojos y heredaron, vía El Carrete, buena parte de sus relaciones criminales y políticas en Morelos y Guerrero.


El Carrete había sido capturado unos días antes de la detención de Zenén. Mazari Hernández se ocultaba en la sierra, bajo la protección de Onésimo Marquina Chapa, El Necho, a quien el propio Rafael Caro Quintero le había ordenado ocultar a El Carrete y a su círculo de seguridad más cercano.


El Carrete comenzó a abusar en tierras que estaban bajo control de los hermanos Nava Romero, en el municipio de Heliodoro Castillo, enclavado en la sierra de Guerrero, uno de los principales centros de producción de goma de opio en el país. Estableció su centro de operación en Tecomazuchil y sometió a la población. El Necho descubrió que El Carrete lo había traicionado, cuando ya operaba varios laboratorios de heroína, droga que enviaba a sus espaldas a Sonora, a la gente de Caro Quintero. Y comenzó la guerra entre los dos grupos. Los enfrentamientos comenzaron el día del cumpleaños de El Carrete, cuando estaban de visita en el poblado de Villa Xóchitl, donde vivía, su madre, su sobrina, su hijo y sus dos gemelitas, fruto de una relación sentimental con una joven apodada La Randall, una sonorense que fue detenida en 2017.


La gente comenzó a huir de la zona y avisaron al Ejército y a la Guardia Nacional. Áreas de inteligencia del gobierno federal aprovecharon la situación para ubicar a El Carrete, que abandonó sin protección a su propia familia y se ocultó entre los más pobres de Villa Xóchitl. Tropas de élite del Ejército mexicano lo atraparon escondido, sucio, sudoroso y temeroso, tanto de la policía comunitaria que trabaja para El Necho, como de las fuerzas federales. Fue encontrado en una casucha, junto a su lugarteniente, un personaje conocido como La Kika, un abusador procesado en Morelos por delitos graves contra mujeres.


Pero antes de que se impusiera El Necho, un joven de apenas 22 años, Alexis Oswaldo, hijo de Santiago Mazari, El Carrete, pensaba que podía ser su sucesor. Pero también fue detenido, en Puebla, en septiembre del 2019. A pesar de su juventud era la segunda vez en que era detenido, acusado en esta ocasión de homicidio en grado de tentativa contra el ex edil de Amacuzac, en Morelos, Noé Reynoso Nava.


Una semana antes de la detención de Alexis, el ex edil circulaba por Amacuzac, cuando fue interceptado y atacado a balazos. Recibió dos disparos, pero salvó la vida. Era su cuarto atentado. El hijo de El Carrete, además de estar vinculado a esta agresión, había sido detenido en agosto del 2018 en Jojutla, Morelos, armado y con drogas, pero un juez lo dejó libre apenas tres días después.


En una historia de violencia y narcopolítica, el tío de Alexis y primo de El Carrete, Gabriel Miranda Rodríguez, secretario general de Amacuzac, también fue detenido por el ataque a Noé Reynoso. Lo habían organizado para reemplazarlo.


Y es que la familia de Santiago Mazari ha sido vinculada al crimen organizado en varias ocasiones. Sus relaciones políticas en Guerrero y Morelos, le permitió tener control sobre buena parte del Congreso de Morelos y sobre presidencias municipales en esos dos estados.


El tío de El Carrete, Alfonso Miranda Gallegos, también ha sido vinculado con Los Rojos y compitió por la alcaldía de Amacuzac en 2018. Pero fue detenido un mes antes de los comicios, acusado de narcotráfico y delitos como secuestro y homicidio. Pese a su detención, su nombre apareció en la boleta y se convirtió en alcalde electo de Amacuzac. Por ello, desde un penal de Durango, el 15 de septiembre de 2019 dio el Grito de Independencia y lo trasmitió en video su hijo desde los balcones de la alcaldía morelense. También, en junio, inauguró obras de infraestructura en el municipio de Amacuzac, todo desde un penal de Durango donde está supuestamente recluido.
La base de operación de Los Rojos está en Amacuzac pero desde hace años incrementó sus operaciones en otros municipios como Puente de Ixtla, Miacatlán, Tetecala, Mazatepec y Coatlán del Río. La narcopolítica en todo su esplendor morelense.

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