​Una historia de hipocresías

19.09.2022 

Vivimos tiempos de demasiada hipocresía política. Se puede entender y se agradece que existan distintas posiciones, que se confronten y debatan, que se luche encarnizadamente por ellas, pero lo que resulta cada día más ridículo es el cambio de posiciones políticas y hasta ideológicas, de actores que dan giros de 180 grados simplemente de acuerdo a su equidistancia del poder.

Siempre he defendido, en nuestra realidad, la participación militar en temas de seguridad pública como un factor imprescindible ante la debilidad de las instituciones policiales. Pero cuando en el debate en la cámara de diputados, por ejemplo, escuchaba a Gerardo Fernández Noroña apoyando la presencia militar seguridad pública hasta el 2028 y deshaciendose en halagos para las fuerzas armadas, uno no puede más que recordar que quizás ningún otro legislador hasta el sexenio pasado, las insultó tanto, las agravió, las acusó de asesinos. Cuando en el gobierno de Peña Nieto fue designado presidente de la comisión de Defensa, ningún mando militar, comenzando por el entonces secretario Salvador Cienfuegos, se quiso reunir con él. Lo consideraban lisa y llanamente inaceptable, como aquellos carteles que él mismo colgaba en las puertas del Campo Militar Nro. 1 proponiendo su venta (esas fotos resurgieron esta semana).

Cuando escuchaba a panistas hablando en contra de la participación militar en la seguridad, uno  no podía más que recordar que en buena medida la recuperación de las fuerzas armadas y su participación en temas de seguridad, se construyó sobre todo en el sexenio de Felipe Calderón, quien, además, dignificó sus ingresos e infraestructura. Hoy parecen decir lo mismo que Fernández Noroña, y todo Morena, decía hace cuatro años.

Pero mientras se habla de militarización, mientras se le dan cada vez más responsabilidades a las fuerzas armadas, desde el propio gobierno también se las agrede, también hay hipócritas. La detención un día antes del desfile de la independencia del general Rodríguez Péres por el caso Ayotzinapa, que fue de la mano con las agresiones a los cuarteles de Igual y Chilpancingo por supuestos estudiantes de esa normal, ataques que se realizaron con absoluta impunidad, son una demostración de que en el ADN más profundo de la 4T ultra, el sentimiento antimilitar sigue tan presente como siempre.

Las órdenes de aprehensión contra varios militares, incluyendo dos generales por el caso Ayotzinapa no se sustentan en nada, y son más escandalosas cuando al mismo tiempo, por la irresponsabilidad de la propia fiscalía especial, han quedado en libertad más de 70 de los sicarios y policías locales responsables del crimen, y ahora se absuelve al ex presidente municipal José Luis Abarca. La gran mayoría de los sicarios quedaron libres porque la fiscalía especial no realizó a tiempo protocolos de Estambulautónomos (no quisieron aceptar los de la PGR) y el juez del caso tuvo que ordenar su liberación. Con Abarca no presentaron pruebas para mantenerlo en prisión porque lo que están buscando es responsables políticos del crimen de Iguala y no esclarecer lo que realmente sucedió. Y esa labor la encabeza el subsecretario de Goberbación, Alejandro Encinas. Esa es su responsabilidad, que no digan ahora que es del juez encargado del caso.

La sucesión en Morena

Si la elección del candidato o candidata de Morena para el 2024 se realizará con encuestas internas podemos estar seguros de que Claudia Sheinbaum ganó en este fin de semana buena parte de esa postulación. En los hechos se quedó con el control del consejo político del partido, colocó como presidente del mismo al gobernador Alfonso Durazo y fue evidente que la gran mayoría de los gobernadores son partidarios suyos. Adán Augusto López se quedó también con una porción del pastel, pero mucho menor que la de Claudia. Marcelo Ebrard se quedó con sólo el 13 por ciento de los consejeros, una cantidad pequeña para influir en la marcha del partido. No participó en esa reunión porque hoy estará representando al presidente López Obrador en Londres en los funerales de la reina Isabel II. Y Ricardo Monreal directamente no fue al encuentro. No deja de ser significativo que una parte del ala radical de Morena siga impugnando el congreso y demanda a las autoridads que lo declaren ilegal.

Javier Marías

Murió la semana pasada uno de los mejores escritores españoles de su generación, Javier Marías, a los 70 años de edad. Hace un año, en un fantástico texto publicado en ElPaís, Javier Marías escribía sobre la incapacidad que están teniendo nuestras sociedades para detectar el peligro. A los hombres y mujeres, decía Marías, siempre les ha costado mucho reconocer a quienes entrañan enorme peligro o están poseídos por una maldad gratuita… Lo que es nuevo de nuestra sociedad, sin embargo, es la exagerada torpeza para advertir otros peligros”. Quizás, agregaba, “porque hemos empalmado bastantes generaciones afortunadas, o aun mimadas, si las comparamos con las del pasado, en Occidente. No hemos sufrido guerras ni tremendas hambrunas ni frecuentes plagas; tampoco a dictadores malsanos… ni por tanto persecuciones implacables. Así que grandes porciones de nuestras poblaciones se han desacostumbrado al peligro de tal forma que ni siquiera lo creen posible. Son incrédulos, se lo toman a broma, piensan que eso es para las películas y que se trata de exageraciones…”. Algo así está sucediendo hoy.

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