19.06.2023
La detención de la jueza Angélica Sánchez, el viernes pasado, en la ciudad de México violando desde un amparo hasta las más mínima formas del derecho, su reclusión preventiva durante un año por un delito donde no se exhibe ni una sola prueba, la detención y tortura de la propia jueza apenas unos días antes, son la demostración más clara de cómo el de Cuitláhuac García en Veracruz, se ha convertido en el gobierno estatal más autoritario y el que más utiliza la justicia para celebrar sus venganzas políticas.
Uno de los efectos más delicados de la 4T ha sido la politización de la justicia, la utilización de fiscalías para ajustar cuentas políticas. Resulta por lo menos incongruente que cuando el país vive un baño de sangre, cuando el número de asesinatos en lo que va del sexenio supera los 156 mil, la mayoría de ellos simplemente impunes; cuando ni siquiera se logran identificar el 50 por ciento de los cuerpos que se recogen de las fosas comunes; cuando la extorsión, el robo de camiones y trailers, crecen geométricamente; cuando la impunidad se convierte en la norma de innumerables delitos, incluyendo la toma de ciudades enteras en Michoacán, Chiapas, Guerrero, buena parte del aparato de justicia se concentra en ajustar cuentas políticas.
Pero en ningún lugar como en Veracruz, donde el gobernador Cuitláhuac García ha hecho de la justicia y su fiscalía un instrumento de venganzas personales, incluyendo la creación de delitos, como el de ultraje a la autoridad que a pesar de la resolución de la SCJN declarándolo inconstitucional, mantiene a decenas de personas en la cárcel juzgados por la justicia local. La jueza Angélica Sánchez cometió el pecado de ordenar la liberación de una persona que no tiene pruebas en su contra por los delitos de los que es acusado, que está amparado, que judicialmente no tendría porqué estar recluido.
El presidente López Obrador incluyó, con muchos otras y otros jueces, incluso la ministra Norma Piña, a la jueza Sánchez en una lista de los que “liberan delincuentes”. El gobernador García, con reflejos pavlovianos decidió entonces que había que encarcelar a la jueza, aunque tampoco tuviera una sola prueba en su contra.
Fue detenida, por primera vez, el 5 de junio por la policía veracruzana por, según dijo el gobernador, liberar a un delincuente por corrupción. Luego, en la fiscalía local, dijeron que no, que había sido detenida por resistirse a la autoridad. Durante la detención fue torturada, sufrió apremios ilegales, le hicieron disparar un arma, estuvo todo el tiempo encapuchada y finalmente un día después fue dejada en libertad porque lisa y llanamente no había razón por la que permaneciera detenida.
El viernes pasado volvió a ser detenida en forma ilegal en la ciudad de México por elementos de la Guardia Nacional (¿qué hace la GN involucrándose en estos hechos?), poco antes de que fuera a una reunión en la Suprema Corte y terminó en un reclusorio con una prisión preventiva de un año acusada de delitos contra la fe pública (¿qué es eso?) y tráfico de influencia.
Pero la historia va mucho más allá. El caso del presunto asesino cuya libertad había ordenado la jueza es en sí mismo la historia de una simple venganza política del gobierno estatal donde, como ya ha ocurrido en otros casos, se inventan autorías intelectuales o materiales de asesinatos para perseguir políticos o empresarios. Ahí está también el caso del secretario ejecutivo de la Junta de Coordinación Política del senado de la república, José Manuel Del Río Virgen, detenido y acusado por la fiscalía estatal de haber ordenado el asesinato de un candidato de Movimiento Ciudadano sin contar, literalmente, con una sola prueba en su contra, ni una, como reconoció el juez que sin embargo originalmente ordenó su detención, y como lo hizo también el tribunal que le otorgó un amparo definitivo y decidió su liberación.
Lo del gobernador Cuitláhuc, sus decisiones, groserías con adversarios, medios, funcionarios, incluso de la 4T como Ricardo Monreal, es vergonzoso. Hay quien cree en Veracruz que el gobernador podrá ser el secretario de Gobernación si Claudia Sheinbaum termina como presidenta de la república. Por lo pronto, es uno de sus más entusiastas seguidores. Por su propio bien, Claudia tendría que poner distancia con estos personajes políticamente atribulados y personalmente vengativos.
La lejana categoría uno
Ahora fue la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líenas Aéreas, la que advirtió a sus afiliados de los riesgos en la aproximación al aeropuerto internacional de la ciudad de México, por la pérdida de señal del GNSS, el equivalente al GPS aéreo, que los deja a ciegas en el crítico momento del aproximamiento al aeropuerto. Aseguran que es una falla recurrente y advierten a pilotos y tripulaciones tener preparados protocolos ante esa adversidad. Es una consecuencia de la reconfiguración del espacio aéreo que se hizo para hacer compatibles el AIFA con el AICM.
Dicen que la categoría uno en aviación será regresada, después de dos años, por la FAA en los próximos días. Ante este tipo de denuncias, creo que sigue estando lejana.