20.06.2023
La designación de Luisa María Alcalde como nueva secretaria de Gobernación cierra el ciclo de cambios del primer círculo presidencial, pero no acaba con una serie de movimientos que tendrán que darse en la medida en que se avance en la designación de candidatos a gobernadores, diputados, senadores y otros cargos de elección popular.
Alcalde estaba en muchas agendas diferentes, pero sobre todo en la ciudad de México. Se llegó a especular con que fuera candidata a la jefatura de gobierno pero, como vimos, su destino la colocó en Bucareli, por una serie de movimientos que tuvieron un efecto dominó. Primero, ni Claudia Sheinbaum ni Adán Augusto López tenían en sus planes renunciar en junio. La insistencia de Ebrard en que para que hubiera piso parejo se renunciara con antelación, pensaban que no tendría efecto e incluso ambos se declararon previamente a aquella reunión del lunes 5 de junio en el restaurante El mayor, en contra de las renuncias anticipadas. Tengo entendido que el tema, hasta hace poco, tampoco estaba en los cálculos presidenciales.
Pero el hecho es que en aquella cena del 5 de junio así se decidió y lo ratificó el Consejo Nacional de Morena. Y para el viernes pasado todos los aspirantes tenían que renunciar a sus cargos. El cambio en la cancillería no tuvo demasiadas dudas para el Presidente: desde hace tiempo que quería a la embajadora Alicia Bárcena incorporada a su gobierno y fue muy bien recibida como reemplazo de Ebrard en todos los ámbitos.
El problema eran Gobernación y la jefatura de gobierno de la ciudad de México. Tanto Adán como Claudia querían que se quedara como interina Rosa Icela Rodríguez que, por otra parte, pretendía competir por la ciudad de México. Pero al mismo, luego del fracaso judicial para incorporar la Guardia Nacional a la Sedena, que obliga a mantenerla en la secretaría de seguridad, tener movimientos en esa oficina pasó a ser mucho más complicado, no porque Rosa Icela tenga mando operativo real sobre las fuerzas de la GN, pero sí tiene una magnífica relación con los secretarios de Defensa y Marina, distanciados a su vez entre ellos, y su posición es un factor de equilibrio importante, además de que el presidente López Obrador le ha otorgado a Rosa Icela responsabilidades extra que sólo se explican por la confianza, no por el organigrama, como hacerse cargo del tema del fentanilo y del control es ese desbarajuste administrativo y operativo que es el ISSSTE. Llevarla a Gobernación o la CDMX trastocaría ese escenario. Por eso se queda en seguridad ciudadana.
Para la ciudad de México, sin la opción de Rosa Icela, se pensó también en Alcalde, pero finalmente se decidió, tras una negociación de Claudia con el presidente López Obrador en Palacio Nacional, por dejar a quien era el relevo institucional, Martí Batres como jefe de gobienro, en una suerte de triunvirato en el que Omar García Harfuch queda como coordinador de seguridad, y Luz Elena González de obras y hacienda de la ciudad. Martí no llegó a la ciudad por Claudia, no es parte de su equipo cercano y el esquema adoptado le permite a la ahora ex jefa de gobierno seguir manteniendo cierto control en la ciudad sobre dos temas básicos: seguridad y finanzas.
Pero no se podía hacer lo mismo en Gobernación. Más allá de su muy respetable historia personal y del aprecio presidencial, dejar al subsecretario Alejandro Encinas en Gobernación era impoisble de transitar sin provocar problemas graves en otros ámbitos, sobre todo en la relación con las fuerzas armadas, relación que con Encinas está rota por, dicen los mandos militares, sucesivos agravios recibidos.
Lo cierto es que era inviable sin provocar un profundo daño institucional, habida cuenta, además, de que la relación militar con Adán había sido muy buena y se tenía la idea de conservar a parte de su gente en la secretaría. Eso con Alejandro hubiera sido imposible u operativamente inviable. Pero con Rosa Icela en seguridad se abrió la posibilidad, que originalmente no estaba pensada, de que Luisa María llegara a Bucareli. Es joven, tiene apenas 35 años, es mujer, tiene carrera Berkeley pero también en Morena, forma parte del gabinete en la secretaría del Trabajo desde el inicio del gobierno y tiene una buena relación con el Presidente y con Claudia.
Ella y su familia son fundadores de Morena. Su madre es Bertha Luján, que fue controlora del DF con Andrés Manuel y primera presidenta del consejo de Morena. Su padre es el muy conocido abogado laboral Arturo Alcalde. A María Luisa le tocó implementar dos de las reformas que más festeja la administración López Obrador: la eliminación del outsoursing y el aumento al salario mínimo, además de controlar el programa jóvenes construyendo el futuro.
Vienen otros movimientos que deberán ser seguidos de cerca, como el propio reemplazo de Alcalde en la secretaría del Trabajo. La salida de Zoe Robledo del IMSS para ir a buscar la candidatura chiapaneca, donde la designación de Eduardo Ramírez, en lugar de Ricardo Monreal en el senado presuntamente le despejaría la ruta de Morena, aunque está pendiente saber qué sucederá con el Verde en Chiapas, donde ese partido tiene su mayor caudal electoral.
En el senado presentó su renuncia Alejandro Armenta quien ratificó su intención de ir por la gubernatura de Puebla y asegura tener, según las encuestas, amplio apoyo para ello. La decisión de los nueve estados con elecciones será después de la candidatura presidencial, así que espérela para octubre o noviembre.