Las frases quedaron relegadas el domingo pasado (sólo El Universal, las destacó en su primera plana), pero lo que dijo el ex presidente Fox en una conferencia en la Universidad de Buena Vista, en Iowa, pueden estar las claves de buena parte de la aventura en la que se ha embarcado el ex mandatario. Dijo el ex presidente ante unos 800 estudiantes de esa universidad estadounidense, que “México y Estados Unidos se beneficiarían si eligieran una mujer como presidente” en su respectivo país. Abundó sobre los méritos que tendría una mujer como presidente y agregó que él y Marta Sahagún decidieron “ir contra esa cultura según la cual un ex presidente no puede participar (en la vida política)…decidimos, agregó, trabajar para el futuro”.
Las frases quedaron relegadas el domingo pasado (sólo El Universal, las destacó en su primera plana), pero en lo que dijo el ex presidente Fox en una conferencia en la Universidad de Buena Vista, en Iowa, pueden estar las claves de buena parte de la aventura en la que se ha embarcado el ex mandatario. Dijo el ex presidente ante unos 800 estudiantes de esa universidad estadounidense, que “México y Estados Unidos se beneficiarían si eligieran una mujer con presidente” en sus respectivos país. Abundó sobre los méritos que tendría una mujer como presidente y agregó que él y Marta Sahagún decidieron “ir contra esa cultura según la cual un ex presidente no puede participar (en la vida política)…decidimos, agregó, trabajar para el futuro”.
¿No será que esa ansia, esa insistencia de “participar”, de “trabajar para el futuro”, no se relacionará con la otra parte de su intervención, con la convicción de que si México eligiera una mujer como presidenta el país saldría beneficiado?
En política no existen las casualidades. En estos días hemos visto como la campaña de Hillary Rodhman Clinton ha despegado en forma indiscutible en Estados Unidos de cara a las elecciones del 2008 (la celebración de los 60 años de Hillary se convirtió en una gran fiesta donde, sólo en ese acto, la precandidata recaudó un millón y medio de dólares de apoyo a su campaña). Hemos visto, en el otro extremo del continente, como Cristina Fernández de Kirchner ganó por abrumadora mayoría la presidencia de su país. Y podemos constatar que ambas son esposas de mandatarios que fueron muy exitosos y populares y ellas terminaron, una en forma inmediata, y la otra con un paréntesis de ocho años, de alguna manera heredando o con amplias posibilidades de hacerlo, la posición de sus esposos. ¿Cuándo Vicente Fox habla de los beneficios de elegir una mujer en la presidencia de México no estará hablando de su esposa; cuándo habla de ir en contra de una cultura en la cual un ex presidente no puede participar en la política o cuando dice que está trabajando para el futuro, no se está refiriendo a una posible aspiración política de Martha Sahagún?
No se trata de una mera especulación. Marta no ocultó su deseo de ser candidata presidencial en el 2006 y tuvo posibilidades de serlo. Paradójicamente, sus referentes fueron la propia Hillary Clinton y Eva Perón, que constituye el referente, a su vez, de Cristina Fernández (aunque las diferencias entre ambas son en verdad notables). Pese a la gran distancia ideológica que existe entre esos referentes y la señora Fox, ella en más de una oportunidad se ha considerado como parte de esa línea histórica. Al igual que como ha ocurrido con Hillary y Cristina, Marta Sahagún considera que ella fue clave en el despegue y la consolidación de la carrera política de su esposo y en muchas ocasiones, en el pasado, dejó en claro que no le disgustaría sucederlo. No se trata de una mala broma o de una comparación difícil de establecer entre las carreras políticas de los Clinton o los Kirchner con los Fox, sino de datos de la realidad, de la percepción que ciertos personajes tienen de sí mismo y de su lugar en la historia política pasada, presente y futura del país.
Los psicólogos dicen que en el actual proselitismo de Vicente Fox existe una mezcla de narcisismo e histrionismo, ambos acrecentados por su alejamiento del poder. Pero también es verdad que los peores momentos del ex mandatarios se han dado cuando se cuestiona a su esposa o a su familia política: así ocurrió en el caso de la entrevista con Rubén González Luengas o con las declaraciones de Beltrones. Así es, pero ¿qué sucedería si, además, existen para ese proselitismo, para esa exaltación y actividad, razones de otro tipo, si el ex presidente refleja su narcisismo e histrionismo porque cree que está apoyando una causa en la que cree, como es la de su esposa en el futuro político del país? ¿qué sucede si estalla cuando se la critica directamente porque esa y no necesariamente la suya, es la causa que quiere defender e impulsar? En muchas ocasiones hemos visto las actividades y declaraciones del ex presidente como un caso de diván psicoanalítico o de desorden de personalidad, pero, sea realista o no esa meta, no nos hemos preguntado si no existe una intencionalidad política implícita en todo ello. Y la única posibilidad sería que estén pensando, tanto él como su esposa, en un futuro político para ella que podría pasar el congreso en 2009 para alcanzar Los Pinos nuevamente en 2012.
No es tan descabellado. ¿Nos hemos preguntado, por ejemplo, porqué Manuel Espino ha marcado, aún a costa de su carrera, una distancia tan terminante con el presidente Calderón?¿por qué se ha acrecentado los rumores de una supuesta ruptura en el seno del PAN, de la posibilidad de la salida del ala más conservadora de esa partido e incluso de la creación de un nuevo partido, que ya existe como asociación política de cara al futuro?¿qué líderes, qué nombres podría mostrar esa corriente?¿qué sucedería si el llamado foxismo decide, como base política, romper con el calderonismo para lanzarse a una nueva aventura política? Para muchos parecerá una locura, pero recordemos que en el 96, cuando Fox comenzó a hablar de su candidatura presidencial para el 2000, nadie lo tomó en serio. Incluso en alguna ocasión le pregunté a Carlos Castillo Peraza qué pensaba de esa posibilidad, y la respuesta de Carlos fue que Fox podría llegar a ser candidato, pero del PRI porque del PAN jamás. Y unos años después terminó ganando las elecciones.
No digo que ese capítulo de la historia se pudiera repetir, tampoco que esa estrategia pudiera tener éxito. Pero en muchas ocasiones terminamos analizando a Vicente Fox y a su entorno como personajes irracionales. Y quizás lo son, pero creo que tienen un proyecto político al cual quieren apostarle y se llama Marta Sahagún. Tiempo al tiempo.