Lo ocurrido en las marchas del SME era previsible: bloqueos, violencia creciente, agentes policiales atropellados por vehículos conducidos por manifestantes y la constancia de que, entre éstos, sobre todo entre los que tomaron las autopistas de entrada y salida de la ciudad, los electricistas eran, son, los menos: ahí están los grupos derivados del casi desaparecido Consejo General de Huelga, los panchos villas, los grupos radicales de siempre, los armados, que acompañan cualquier movilización de estas características, convocados o no, pero que esté financiada por alguien.
Lo ocurrido en las marchas del SME era previsible: bloqueos, violencia creciente, agentes policiales atropellados por vehículos conducidos por manifestantes y la constancia de que, entre éstos, sobre todo entre los que tomaron las autopistas de entrada y salida de la ciudad, los electricistas eran, son, los menos: ahí están los grupos derivados del casi desaparecido Consejo General de Huelga, los panchos villas, los grupos radicales de siempre, los armados, que acompañan cualquier movilización de estas características, convocados o no, pero que esté financiada por alguien.
En los hechos, ni siquiera el PRD ha marchado con el SME, aunque el gobierno del DF, una vez más, decidió que sus compromisos político-partidarios son más importantes que sus responsabilidades ante la ciudadanía y permitió todo, desde actos vándalicos hasta el bloqueo de vialidades primarias, sin mover un dedo para impedirlo. Los ciudadanos ya saben a quién agradecer que un grupo de pocas decenas de manifestantes, que ni siquiera eran trabajadores del SME, pudieran tener cerrado durante doce horas el Periférico, por ejemplo. Y que no nos salgan con eso de respetar el derecho de manifestación, porque los bloqueos de vialidades primarias están prohibidos debido a un decreto expedido por el GDF en épocas de López Obrador.
Lo cierto es que las movilizaciones del sindicato tienen menos trabajadores, más manifestantes profesionales y se tornan cada vez más violentas, entre otras razones porque las vías judiciales se han ido cerrando: la Suprema Corte de Justicia ya desechó la controversia constitucional presentada, y la solicitud de crear una comisión investigadora; al SME sólo le queda el amparo que les concedió una juez que lo único que logrará será alargar la liquidación del sindicato y, en algunos casos, engañar a trabajadores con que la extinción puede ser revisada.
Pero la violencia está ahí y, ante la falta de opciones para sacar adelante sus demandas, ante la ausencia de apoyo social, por un sindicato con dirigentes corrompidos y a una empresa que resultaba onerosa e ineficiente, la violencia se torna una opción para grupos que hace tiempo han rebasado a los trabajadores (que siguen cobrando su liquidación) y que fueron financiados y retroalimentados en su momento por el SME, desde el CGH hasta los movimientos “sociales” del Valle de México, incluido el Frente por la Defensa de la Tierra o los del Pancho Villa, y el movimiento bejaranista.
Los pasos que se dieron en Atenco, en Oaxaca, en muchos otros movimientos de mayor o menor trascendencia, se repiten en forma casi mecánica: la provocación, el ejercicio de la violencia, la victimización en caso de que exista algún tipo de represión gubernamental, el ataque a los medios de comunicación que no respaldan sus acciones. La polarización, en última instancia, entre el pueblo bueno y la mafia (representada también en la justicia que no les ha dado lo que querían, aunque fuera ilegal su posición), como diría López Obrador, uno de los principales beneficiarios e impulsores de esa estrategia. Es, en última instancia, una larga secuela de hechos de notoria impunidad que ha sido permitida a lo largo de los años.
El problema es que el rendimiento de esas acciones es decreciente, cada vez más la gente está harta de estos grupos y de sus acciones. También se cansa, porque no pasa nada: en este sentido, el SME, con las acciones de ayer, terminó de perder la poca confianza que generaba en algunos sectores ciudadanos; los gobiernos que apoyaron aunque fuera solapadamente la movilización (incluidos dos gobernadores priistas), así como el del DF, para impedir daños mayores a la ciudadanía, también pagarán un costo. Porque está muy bien recibir premios por el Metrobús en Boston, pero la gente quiere respuestas, quiere ver un gobierno que realmente la apoye ante los atropellos en la ciudad.
Archivos recuperados
Eduardo Medina-Mora será el nuevo embajador ante el Reino Unido, logró superar sin problemas una comparecencia que se veía para algunos complicada. Es una buena noticia, será digno embajador aunque debemos insistir en que, viendo la coyuntura que vive el país, se antojaría mucho más ver a Medina-Mora en México, haciendo política, que tanta falta nos hace.
El gobierno del DF permitió desde actos vándalicos hasta el bloqueo de vialidades primarias sin mover un dedo para impedirlo.