Las fotografías tienen la virtud de congelar un momento, de fijarlo en el tiempo y el espacio para observarlo de otro modo, darle otra dimensión. En este sentido, las fotos de la movilización del SME del miércoles pasado nos muestran, sin retoques ni fotoshop la realidad de ese movimiento pero también el de buena parte de la izquierda mexicana.
Las fotografías tienen la virtud de congelar un momento, de fijarlo en el tiempo y el espacio para observarlo de otro modo, darle otra dimensión. En este sentido, las fotos de la movilización del SME del miércoles pasado nos muestran, sin retoques ni fotoshop la realidad de ese movimiento pero también el de buena parte de la izquierda mexicana.
Una foto es la del momento en que el conductor de un Chevy rojo decide, para romper la valla de policías en la México-Querétaro, atropellar a los uniformados. No es nuevo, ya lo habían hecho en la autopista a Cuernavaca hace unos meses. La violencia sin razón y sin sentido, el desprecio por las vidas de los demás son palpables en la imagen. Pero también el sentimiento de impunidad. ¿Qué hubiera pasado si cualquier automovilista entre los millones que quedaron varados por los bloqueos del miércoles se hubiera cansado y hubiera decidido romper el bloqueo con sus mismas técnicas?.
Otra foto. Ponga atención en los bloqueos ¿cuántos son electricistas?. Muy pocos. Veamos las fotos: ni por los rasgos físicos, ni por la ropa ni por la forma de actuar en los bloqueos estamos ante trabajadores de la extinta LyFC. ¿Porqué se desnaturaliza un movimiento social recurriendo a grupos que son profesionales de la protesta?. Porque se ha perdido fuerza y capacidad de convocatoria.
La mejor foto. La avanzada de la marcha. Allí se supone que se concentraba lo mejor de la izquierda mexicana. Pues bien junto a Esparza estaban Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Bartlett, Gerardo Fernández Noroña, Jaime Cárdenas: ninguno de ellos ha sido jamás de izquierda. Muñoz Ledo, un hombre que fue inteligente y que ahora en cualquier foro o restaurante, como aquellos speakers cornes de Hyde Park, se limita a “exigir” que sea derrocado Felipe Calderón. Es el mismo que alabó a Díaz Ordaz por la masacre del 68, el mismo que siendo secretario del trabajo, en el gobierno de Echeverría organizó la represión…contra el SME. Y el mismo de la larga historia de traiciones y abandonos: a Cárdenas, a Fox, al PRD.
Bartlett ha trabajado desde 1988 para estar en ese grupo y apenas lo está consiguiendo. En 1987 era el precandidato del PRI de Porfirio y Cuauhtémoc Cárdenas: si él hubiera sido destapado por Miguel de la Madrid no hubiera nacido el PRD. Vaya paradoja: no lo fue y le tocó instrumentar la elección de 1988. Tuvo su premio: con Salinas fue secretario de educación pública y gobernador de Puebla, ambas por designación presidencial, pero Manuel dice que nunca fue salinista. Y todavía le alcanzó para ser senador de seis años. Bartlett es un hombre inteligente y culto, que de alguna manera debe haber disfrutado que los manifestantes del SME lo recibieran con aplausos en lugar de con las caricaturas del dinosaurio Barney.
Ahí estaba el ahora durísimo diputado Jaime Cárdenas. Pero su origen político no está tampoco, ni remotamente, en la izquierda. Jaime comienza a destacar cuando es designado consejero del IFE: no lo propuso el PRD, sino el priista Fernando Ortiz Arana, de quien era un cercano asesor. Ya en el IFE su enemigo fue Zedillo (origen es destino) y presumió una independencia que lo llevó incluso a exigir una pensión vitalicia al dejar el Instituto. E inmediatamente después se presentó como un incondicional de López Obrador. ¿Para qué hablar ya de Fernández Noroña?¿Cuándo fue de izquierda el ahora feroz diputado?¿en sus días de trabajador del IMSS?. Ahora, como todo buen converso, es el Torquemada de la “nueva izquierda”.
¿No alcanzan las fotos para describir esa nueva izquierda?. Pues bien, fue el PRD el que le dio luz verde al proyecto de ley para que los nuevos jugadores en el triple play no pagaran durante dos años impuestos. Podrá ser buena o mala la decisión pero el principal beneficiario, Televisa, ganó con ello varios miles de millones de pesos. Fue el PRD el que impulsó a Emilio Alvarez Icaza en la CNDH, era una buena propuesta que no avanzó. Entonces se llegó a un acuerdo para que fuera Luis Raúl González Pérez, un hombre serio y con un amplio margen de independencia, el candidato de la UNAM. Pues no, el PRD vetó a González Pérez para darle paso a otro hombre serio, Raúl Plascencia, con la diferencia de que éste otro Raúl era el candidato que impulsaba la jerarquía católica. Podrá estar bien o mal, pero nuestra nueva izquierda ha acabado junto a provocadores lumpenes, junto al más viejo priismo restaurador, alineado a la televisora que antes odiaban y al ala más conservadora de la iglesia. ¿Más progresistas o así?