9-07-2014 La información, sin ser falsa, puede esconder, en demasiadas ocasiones, la verdad. Algo de eso sucede con los resultados electorales del domingo en las elecciones locales de Nayarit, Coahuila y en las extraordinarias en dos municipios de Puebla. El PRI, dicen las notas, y es verdad, se llevó prácticamente un carro completo: en términos reales sólo perdió Tepic, otros municipios en Nayarit, y los dos municipios poblanos. Todo lo demás fue tricolor.
Pero cuando se analizan más a fondo esos resultados, lo que tenemos es que en Nayarit, la alianza PAN-PRD ganó la capital del estado que tiene más de la mitad del padrón electoral de la entidad. Se podrá argumentar que en Coahuila los dos principales partidos de la oposición también fueron juntos y no ganaron nada. Pero hay diferencias: en Nayarit votó casi el 60 por ciento de la población, en Coahuila no llegaron al 40 por ciento, y allí, a diferencia de Nayarit, la presencia perredista es marginal. Lo que quiere decir, y eso lo sabemos desde hace tiempo es que el PRI gana pero difícilmente alcanza una mayoría absoluta propia.
La apuesta del PRD y del PAN, o por lo menos la de sus dos dirigentes nacionales, Jesús Zambrano (y ello no cambiará si llega a esa posición Carlos Navarrete) y Gustavo Madero, es ir juntos en todos los estados que puedan en las elecciones del primer domingo de junio, el año próximo.
No se trata de amor, diría Borges, sino de espanto; no se trata de acuerdos ideológicos sino de una estricta lógica de poder; no hablamos de plataformas comunes sino de obtener cargos, que significan recursos, posiciones, distribución de cuadros, parcelas de poder. Está bien, es lógico que así sea y esa es la dinámica de los partidos. Es la forma en la que el PAN y el PRD saben que pueden ganarle al PRI y a su estructura operativa nacional. Saben, también, que este ciclo de reformas es sin duda benéfico para el país, pero no ha generado, por lo menos hasta ahora, un incremento de la popularidad presidencial o del priismo por la sencilla razón de que la gente mide las cosas por su seguridad o su bolsillo, y no ha habido una mejora significativa en ambos, por lo menos en la cotidianidad de la gente. Avances hay, sobre todo en seguridad y en términos estratégicos en economía, pero la percepción no los registra. Y entonces la alianza PAN-PRD se antoja viable, posible y alcanzable.
Es verdad que en todo este proceso de reformas el PAN ha terminado mejor posicionado que el PRD pero la pésima operación de Jesús Zambrano el viernes en el senado en el tema telecomunicaciones no sólo les ha generado un costo político alto, al no permitirle votar con libertad a sus propios senadores (tan alto que Zambrano tuvo que dejar votar en libertad a los diputados en San Lázaro) y la propia división interna del perredismo, azuzada desde Morena y otros partidos como MC y PT, obligan a su corriente mayoritaria a buscar triunfos electorales que los hagan más fuertes.
Hay acuerdos que podrían ser muy transitables: quizás no el apoyo de ambos partidos a Silvano Aureoles en Michoacán (allí el PAN siente que tiene demasiada fuerza propia y un viejo diferendo con la izquierda y el cardenismo), pero sí en Guerrero, en torno a Armando Ríos Peter, o en Nuevo León, con la alcaldesa Margarita Arellanes. Y el fenómeno podría extenderse a muchos otros estados.
Hay políticos que me imagino están viendo esa opción con interés incluso más allá del 2015, como Miguel Angel Mancera. Otros que estoy convencido de que ya han visualizado esa apuesta, como el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, que ya puso a prueba, más allá de su propia elección, el esquema en los dos municipios que tuvieron elección extraordinaria el domingo, con una alianza que incluyó al PAN (donde Moreno Valle tiene una relación política más que sólida con Gustavo Madero), con el PRD (donde su secretario de gobierno, Luis Maldonado, se ha afiliado a ese partido, convertido en uno de los principales operadores de Zambrano) y en Nueva Alianza (con una histórica relación con el gremio magisterial).
Por ende, ese puñado de éxitos opositores en el mar de triunfos priistas, debería ser leído, por el gobierno y por el PRI en forma mucho más cuidadosa. Asumiendo, entre otras cosas, que pasadas las reformas, tiene que venir una forma de gobernar y acercarse a la gente diferente, sino quieren sufrir mucho en el 2015.
Rescoldos de Oceanografía
El principal responsable del fraude en Oceanografía es, no queda duda al respecto, Amado Yañez, quien se ha dedicado a tratar de distribuir culpas para aligerar esa responsabilidad. Uno de los objetivos de esa estrategia ha sido Martín Díaz a quien intentaron librarle una orden de aprehensión semanas atrás, misma que un juez negó. Fueron entonces con otra jueza, la misma de Andrés Granier, para tratar de obtenerla con los mismos medios o sea una declaración sin pruebas de Yañez. ¿Para qué?.
Jorge Fernández Menéndez