10-07-2014 Consumada la aprobación de las leyes secundarias en telecomunicaciones, seriamente desfigurado el papel de partidos, legisladores y medios que se asumen de izquierda y que no apoyaron la legislación, resultó que América Móvil, la empresa de Carlos Slim, anunció la desincorporación de activos y de usuarios para no ser considerada ya como empresa preponderante en el sector. Y anunció, al mismo tiempo, que renunciaba a la compra del 51 por ciento de Dish, aunque mantiene la relación con esa empresa.
Es más, en entrevistas radiofónicas, Arturo Elías Ayub, el director de alianzas estratégicas del grupo, dijo que su objetivo, una vez desincorporados los activos de la empresa (Telcel tiene cerca del 80 por ciento del mercado en telefonía fija y cerca del 70 en móvil), será volcarse de lleno a la televisión de paga y, si les dan los tiempos, incluso a la televisión abierta. Estamos hablando de operaciones de miles de millones de dólares (América Móvil, decía ayer Excélsior, tiene activos por 157 mil millones de pesos, de los que vendería, dijo Elías Ayub, por lo menos un 17 por ciento) y el grupo de telecomunicaciones quiere hacerlo en forma rápida y vendiendo a alguna de las cuatro o cinco grandes empresas del sector que operan en el mundo.
Aunque fuera sólo por este anuncio de América Móvil, se justificaría lo acertado de las leyes reguladoras del sector telecomunicaciones aprobadas esta semana. La empresa preponderante en el sector, aprobada la ley, acepta vender parte de sus activos para dejar de serlo, con lo que incorpora a nuevos jugadores en la competencia del mismo, con ello aumenta la oferta, los servicios y los beneficios para todos los consumidores, y al mismo tiempo, obtiene recursos para incrementar su competencia en un sector en el que no había incursionado hasta hoy en forma directa (más allá del tema Dish). Si alguien quería una muestra de cómo se pueden deshacer monopolios por la vía legal sin llegar a expropiaciones y medidas de fuerza que fortalezcan a monopolios estatales (públicos o simulados), la puede obtener con lo que ha decidido América Móvil ante las nuevas leyes.
Y, no se trata de que, como dijeron algunos, América Móvil o Slim termine subsidiando a sus competidores: se trata de que esa empresa buscará dejar su papel de preponderante para abonar a la competencia en distintos ámbitos. En los hechos habrá más inversiones, más servicios, más competidores y más opciones para los consumidores. Si todo hubiera quedado legalmente igual, nada de esto hubiera ocurrido.
En este sentido, los que quedaron muy mal parados en términos políticos fueron quienes votaron, por consigna o no, en contra de las nuevas leyes. El error, inducido por intereses muy concretos, de votar en contra en lo general y en lo particular, tendrá un costo para ellos, sobre todo cuando la decisión se confronta con la realidad, con las opciones que toman los grupos defendidos por ese voto y con los resultados que la propia legislación ofrece.
Vienen nuevos tiempos, muchos movimientos empresariales y competidores en todo ese sector, como ocurrirá luego con la energía. Desde la política o los medios no se puede seguir mirando con estrechez de miras o con anteojeras del pasado lo que sucede y sucederá. Algunos no comprenden que sus reacciones terminan siendo mucho más lentas que las de las empresas a las que quieren castigar o defender y que las reglas claras son las que otorgan las condiciones para invertir y crecer. Dicen que los sistemas que funcionan son los que tienen reglas, leyes, relativamente laxas que se aplican de forma estricta, y los que no funcionan son los que tienen leyes estrictas que se aplican de forma laxa. Es hora de que hagamos que nuestro sistema funcione.
El juez de Mexicana en Oceanografía
Uno de las razones que llevaron a prolongar tanto el proceso de quiebra de Mexicana de Aviación, luego del fraude realizado en esa empresa, fue el desempeño del juez Felipe Consuelo Soto que alargó plazos, hizo compromisos imposibles de cumplir con sindicatos y acreedores, acepto estudiar ofertas imposibles y terminó siendo reemplazado cuando la situación era ya insostenible. Ahora nos enteramos que el juez reaparece en otro caso muy importante: la empresa Oceanografía fue declarada en concurso mercantil por Consuelo Soto, con lo que empezó a correr el plazo de un año para reestructurar a la compañía o de lo contrario será declarada en quiebra. Lo anterior lo dio a conocer el propio juez a través de un acuerdo donde demandó, además, a la Secretaría de la Función Pública a dejar sin efecto la inhabilitación que esa dependencia dictó contra la empresa para obtener contratos con el Gobierno Federal.
Esperemos que la actuación del juez no deje tanto que desear como con el tema Mexicana. En este caso hay, sin duda, inversionistas importantes y conocidos que quisieran quedarse con Oceanografía. Y para eso se necesita que siga operando.
Jorge Fernández Menéndez