15-07-2014 En la celebración del día del abogado, la semana pasada, el presidetne Peña dijo que comenzaba la etapa más compleja del proceso de reformas, que era el de implementarlas e insistió en que esa implementación es responsabilidad directa de sus funcionarios. Tiene toda la razón y esa será una de las causas por las cuales la administración federal, concluido el proceso legislativo de reformas, tendrá que cambiar su forma de gobernar, de ejercer el poder, trascendida la etapa pactista y entrados de lleno en lo electoral y la competencia política.
Una muestra de las complejidades que genera esta nueva etapa la tenemos con la reforma educativa. Este fin de semana se realizaron los exámenes profesionales para ocupar las nuevas plazas en el magisterio. Aparentemente y luego de varias vicisitudes en el pasado, los exámenes se realizaron con éxito en buena parte del país, salvo, como no podía ser de otra manera, en los estados controlados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) o sea en Oaxaca y en Michoacán. Ambos estados tienen la obligación constitucional de adecuar sus legislaciones a esa reforma e implementar las medidas aprobadas con ella, pero en lo hechos ninguno de los dos lo ha hecho: en este caso no sólo han impedido, por la fuerza, la realización de los exámenes sino también, en Oaxaca, la realización de los foros que convocó la cámara de diputados local para implementar la leyes locales. Y si bien la CNTE ha reducido su beligerancia en las calles del DF la ha mantenido en los dos estados en los que tiene mayor control, paralizando a las autoridades locales con sus acciones.
Hace ya tiempo, desde que se comenzó a hablar seriamente de la reforma educativa, dijimos en éste y otros espacios (incluso publicamos un libro con Bibiana Belsasso sobre el tema, que se llamó La élite y la raza, Taurus, 2012) que al contrario de lo que muchos decían, el verdadero desafío para implementar una reforma educativa no era el magisterio y su entonces líder, Elba Esther Gordillo, más allá de los desplantes que la maestra pudiera tener: con ella se tenía que dar una negociación política pero finalmente tendría que apoyar la reforma porque le iría en eso su destino. Ya sabemos qué sucedió con Gordillo, pero su detención ocultó el adversario real, que era la Coordinadora.
Desde el gobierno federal se pensó que con la caída de Gordillo se atemperarían las cosas con la Coordinadora y que terminarían apoyando una reforma que tenía, en su origen, el apoyo de la izquierda. En realidad, y visto retrospectivamente, ese apoyo de la izquierda fue sólo a la caída de Elba Esther, porque cuando se tuvo que pasar de lo constitucional a las leyes reglamentarias y luego a su implementación, ese apoyo ya no fue tal de buena parte del PRD y en nada de Morena y sus satélites.
Fue un error haber traído a los líderes de la Coordinadora a negociar al DF, rompiendo con la tradición de que el gobierno federal sólo negociaba con los representantes federales del sindicato, dejando la negociación local en los estados. Fue un error que le dio a una CNTE a la que subestimaron, más espacios y poder del que tenían, al tiempo que se minimizaba la representación del sindicato nacional. Todo ese proceso parece haberse ido corrigiendo en los últimos meses, con un sindicato mucho más presente y una Coordinadora de regreso en sus estados, pero habiendo regresado a ellos con más poder del que tenían hasta el 2013.
Y eso es lo que se refleja ahora con los exámenes profesionales: una reforma que marcha en dos vías y velocidades y con exámenes que se deben suspender en Oaxaca y Michoacán, porque simplemente no hay forma de aplicarlos, pero además, habrá que ver qué sucede en otros estados con presencia de la Coordinadora a la hora de evaluar el proceso realizado. Y con una CNTE que no sólo boicotea estas acciones sino incluso la posibilidad de realizar consultas con otros sectores sobre el tema educativo.
Implementar las reformas, como dijo el presidente Peña, será, sin duda, lo más complejo, pero lo será mucho más sin asumir que no puede haber cotos de poder que se muevan y actúen libremente fuera de las norma legales. Y la Coordinadora es uno de ellos.
La Profepa en Chiapas
Hablando de cotos de poder: la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)
en Chiapas se ha topado con el rechazo de muchos sectores por la forma en que ejerce su autoridad. Pese a que su función es proteger al medio ambiente, ignora la brutal tala de árboles que hacen en Pichucalco. Y no hace nada para combatir el tráfico de animales en los municipios de Palenque, Catazajá y La Libertad. Las acusaciones en contra de esa delegación fueron levantadas ya hasta el ex gobernador, Patrocinio González Garrido, sobre todo por el descuido de la Profepa en la protección de animales protegidos, en peligro de extinción, como la guacamaya roja.
Jorge Fernández Menéndez