PRD: las acechanzas del futuro
Columna JFM

PRD: las acechanzas del futuro

08-09-2014 No cabe duda de que Nueva Izquierda, con sus aliados, ganará la elección de consejeros municipales, estatales y nacionales del PRD. La verdadera pregunta es por qué porcentaje lo hará, si logrará tener mayoría absoluta en el consejo nacional (y en los locales) porque será allí donde se elegirá a la nueva dirigencia dentro de un mes y, también, donde se designarán los candidatos para la elección del 2015 (y todo el ciclo de comicios estatales del 2016).

 

Los intentos de los distintos grupos opositores, aliados en un Frente en torno a la corriente de René Bejarano, aparentemente no alcanzarán siquiera el 50 por ciento y si es así la designación de la fórmula Carlos Navarrete y Héctor Bautista para la dirigencia partidaria será irreversible. Cuauhtémoc Cárdenas, quien era propuesto por ese grupo para la presidencia del partido, ya ha dado un paso atrás y si volviera a decidirse a buscar la dirigencia es porque tendría que haber habido en la elecciones de ayer resultados imprevisibles, que detonaran una crisis interna en el PRD, lo que por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas no era previsible.

Es verdad que, pese a que se trata de una elección interna organizada por el nuevo INE (con un costo millonario para el PRD) y que el número de impugnaciones y quejas es, hasta ahora, relativamente pequeño, si se da el triunfo de Nueva Izquierda y sus aliados, habrá personajes y grupos que comenzarán el traslado formal hacia Morena (aunque muchos de ellos ya han dado el paso político, están más cerca de Morena que del PRD del que aún forman parte, aún faltaría el institucional). Me imagino que la dirigencia del PRD ya lo sabe y que prefiere que eso ocurra ahora y no cuando esté en ciernes el proceso electoral. 

Por eso, la llegada de Navarrete a esa dirigencia tendrá que estar marcada por un proceso de integración que, como me decía el propio Navarrete en una entrevista para el programa Todo Personal la semana pasada, tendrá que estar encabezado por una oferta al propio Cuauhtémoc Cárdenas, a quien se le propondrá que sea parte de un organismo real de dirección estratégica en el partido, más allá de la suerte que pueda correr la consulta sobre la reforma energética (que difícilmente superará la aduana de la Suprema Corte de Justicia).

Pero más allá de eso, el PRD debe comenzar a buscar y consolidar liderazgos públicos de cara a las elecciones, las próximas y las del 2018, porque mientras el perredismo sigue gozando de una organización y un despliegue relativamente eficiente en buena parte del país, Morena sigue teniendo al único líder que ha tenido la izquierda en por lo menos los últimos doce años. Y será allí donde Morena le hará daño al PRD.

Y no sólo allí: cuando vemos cómo se despliegan las fuerzas en el principal reducto de votos de la izquierda, que es la ciudad de México, vemos también cómo esa división PRD-Morena puede dañar, sobre todo al PRD y complejizar la labor del gobierno capitalino. Un ejemplo: en Iztapalapa está comenzando a construirse una alianza inédita en torno a René Arce, ahora parte de Nueva Alianza, quien fuera delegado de Iztapalapa por el PRD, partido del que fue fundador, y cabeza de un grupo político poderoso en esa demarcación. En esa alianza podrían caber el PRI, el PAN, el Verde y Nueva Alianza. Iztapalapa es la delegación más poblada y con mayor cantidad de votos del DF, es un bastión de perredismo pero es también donde mayor presencia tiene Morena y donde se han protagonizado las mayores divisiones y conflictos internos en ese partido. Cuando el año próximo, el PRD y Morena lleven sus propios candidatos (además que también lo harán Movimiento Ciudadano y el PT), el voto de la izquierda en esa delegación, se dividirá en por lo menos dos partes (y hasta en tres si como se asegura finalmente Marcelo Ebrard se va a MC o cuatro si el PT encuentra algún candidato competitivo). La opción entonces de una candidatura de unidad entre PRI, PAN, Verde y Nueva Alianza puede tener muchas opciones.

Algo similar podría ocurrir en otro bastión del PRD: la delegación Cuauhtémoc, controlada desde hace años por la corriente de Bejarano. Morena ya prácticamente destapó para la Cuauhtémoc a Ricardo Monreal (y para Iztapalapa a Clara Brugada). El PRD tendrá que buscar una opción mucho más cercana a la gente y al propio gobierno capitalino si quiere competir. Pero allí también se habla de una alianza entre los otros cuatro partidos que, ante un voto dividido, pueden capitalizar los comicios en su favor.

La situación se repite en otras parte de la capital pero también en el resto del país. El desafío que tendrá la nueva dirigencia perredista es enorme: tiene adversarios internos, debe defender a su partido de las acechanzas de Morena y tiene que dar la lucha política contra el PRI y el PAN. De ello dependerá mucho del futuro de la izquierda en México.

 

Jorge Fernández Menéndez

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