Jalisco, la disputa territorial
Columna JFM

Jalisco, la disputa territorial

25-09-2014 Varios meses atrás, el 8 de junio pasado, el presidente Peña Nieto ofreció una inéditamente larga entrevista al periódico El País. Habló de prácticamente todo, pero llamó la atención que al identificar los focos rojos de la inseguridad, Michoacán, Tamaulipas, el valle de México, Guerrero, agregara que podría darse un repunte de la violencia en Jalisco, consecuencia, dijo, de los golpes que han recibido distintas organizaciones criminales. 

Abordamos en este espacio el tema y explicábamos que Jalisco es un estado clave, entre otras cosas, para la industria de las drogas sintéticas, por su ubicación geográfica, por la cercanía con puertos que permiten acceder a precursores químicos que suelen llegar de Asia, por el peso de Guadalajara y su área metropolitana y por el flujo turístico y la movilidad. Pero, además, porque luego de muchos años en los que la hegemonía en términos de crimen organizado estuvo en manos de Ignacio Nacho Coronel, la muerte de éste se enmarcó en la polarización y división de distintos grupos criminales que inevitablemente quieren imponer su presencia en el estado.

En el sur del estado la lucha entre el cártel de los Templarios y el Jalisco Nueva Generación ha sido constante, a tal grado que se ha dicho que el JNG podría haber sido uno de los impulsores originales de las autodefensas para enfrentar a sus adversarios michoacanos. Allí la violencia ha sido una norma. Y todos sabemos que los Templarios, o lo que queda de ellos, necesitan nuevos territorios donde operar y sus ojos están puestos en el estado de México y en Jalisco. Pero al mismo tiempo, la frontera de Jalisco con Zacatecas es parte de otra dura disputa, más violenta aún, entre el JNG y los Zetas. Y en el Pacífico, el cártel del Chapo Guzmán, que mantiene una alianza inestable con el Jalisco Nueva Generación, está disputando contra lo que queda del cártel de los Arellano Félix la ruta que lleva las drogas sintéticas hacia San Diego. Apenas el 17 de septiembre fue detenido en Zapopan, Alfonso Lira Sotelo, apodado El Atlante y señalado como líder de una célula del cártel de Ismael el Mayo Zambada, que según las autoridades federales era uno de los principales responsables de una repentina ola de violencia que se dio en Tijuana, derivada de la disputa entre el Pacífico y los Arellano Félix.

 Lo cierto es que en el reacomodo de los cárteles, más aún después de los golpes que éstos han recibido, Jalisco es un territorio donde inevitablemente los coletazos de la violencia tendrán repercusión, sobre todo cuando esas organizaciones criminales lo que quieren es desestabilizar para dificultar las operaciones de los grupos que han sido hegemónicos en la misma. ¿O será simple casualidad que el cuerpo y la camioneta del diputado Gabriel Gómez Michel, secuestrado en Zapopan, haya sido trasladado casi 200 kilómetros para ser incinerado en Zacatecas o que desde Jalisco se esté controlando una lucha por la hegemonía criminal en Tijuana?.

No se conoce hasta el día de hoy algún tipo de relación del diputado Gómez Michel, médico, productor de caña, con grupos criminales. Pero alguien quiso que su muerte tuviera espectacularidad: el secuestro se realizó a plena luz del día, frente a cámaras de seguridad, los cuerpos fue abandonados donde evidentemente se los encontraría con rapidez y en la misma camioneta del diputado. Pero hay que recordar que el municipio que gobernó el diputado Gómez Michel, El Grullo, está junto a Autlán de Navarro, es una de las entradas hacia Guanajuato y donde la principal empresa de la zona, es la cañera en la que participaba el diputado. Y es que la disputa, como ha ocurrido en otros estados, crece desde los propios municipios.

Apenas el 3 de agosto pasado, fue asesinado en su rancho el presidente municipal de Ayutla, el panista Manuel Gómez Torres. Antes, el 29 de julio, dos integrantes de la Fiscalía del estado fueron asesinados en Tlajomulco cuando investigaban el robo de combustible. Una semanas atrás había sido tiroteado un jefe policial en Ayutla y en el mismo Tlajomulco había asesinado a uno de los jefes de la Fiscalía General de Jalisco. El conflicto, si se lo permite, crecerá desde el ámbito municipal.

El gobernador Jorge Aristóteles Sandoval ha insistido en estas horas en que se identificará y detendrá a los responsables. Así debe ser, y hay elementos que podrán permitir avanzar en el tema, pero también se debe avanzar muy rápidamente, antes que la situación se salga de control (hoy todavía no se está en ese predicamento) en medidas estructurales. Dos son claves y ya están encaminadas en el estado, fortalecer la Fiscalía General y convertir el mando único en una verdadera fuerza de seguridad estatal que pueda trabajar en los municipios que son el eslabón débil de la cadena, sobre todo cuando se presentan cuadros de enfrentamientos tan evidentes, y hasta previsibles, entre criminales. Jalisco es un estado con enorme potencialidad y posibilidades, no se puede dar el lujo de perder una y otras.

 

Jorge Fernández Menéndez

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