Diez días para redefinir el escenario político
Columna JFM

Diez días para redefinir el escenario político

24-05-2017 Diez días para unas elecciones que redefinirán el futuro inmediato de la vida política nacional, no sólo por los resultados en sí, sino también por todo lo que pondrán en movimiento.

 

Es imposible, con base en las encuestas que se han hecho públicas tener un verdadero panorama de los que ocurrirá en los cuatro estados en los que habrá elecciones. Habrá, sin duda, encuestas serias, pero otras están tan contaminadas que distorsionan todo el panorama. El grado de imprevisibilidad es muy alto simplemente por el porcentaje de indecisos y por las dudas sobre el grado de participación, que puede modificar seriamente el resultado.

Veamos el escenario a diez días de los comicios. En el estado de México se asegura que la votación girará entre el priista Alfredo Del Mazo y la morenista Delfina Gómez, aunque las campañas de Josefina Vázquez Mota y Juan Zepeda ahí están y no pueden ser ignoradas. Cada uno de ellos tienen sus números y la elección, porcentajes más o menos, tendrá cuatro protagonistas, se irá a cuartos. Que nada está asegurado lo demuestra cierta desesperación de López Obrador con su exigencia de que los candidatos de PRD y PT declinen a favor de Delfina y con su denuncia sobre la supuesta intervención del gobierno federal en los comicios, volviendo a clamar por el tradicional fraude (¿usted recuerda una sola elección, estatal o federal, que haya perdido López Obrador o algunos de sus colaboradores cercanos, en la que no haya reclamado un fraude en su contra?). 

No dudo que en el estado de México haya habido muchos movimientos fuera de las normas electorales, pero todos los partidos han incurrido en ello, y la verdad es que ninguno de los candidatos ha tenido denuncias de malos manejos tan fundamentadas y comprobadas documentalmente, como las de Delfina. Y ahí está.

El estado de México sigue siendo una incógnita, pero quizás el visible nerviosismo, que va de la mano con un lenguaje cada vez más duro, de López Obrador puede ser una señal de cómo se están alineando los astros en esa entidad.

En Coahuila, tampoco las encuestas permiten saber cómo estarán las cosas, pese a que el priista Miguel Riquelme parece estar en un mejor momento que Guillermo Anaya al que las denuncias de cuentas millonarias en Barbados y México han afectado. 

Habrá que ver cómo afecta el factor Moreira a Riquelme pero si tomamos en cuenta que el mayor desafío que enfrenta el estado es la inseguridad hay dos factores importantes a tomar en cuenta: primero, que Riquelme tuvo un buen gobierno y disminuyó dramáticamente los índices de inseguridad en la Comarca Lagunera cuando fue alcalde de Torreón. Claro que no se trató de una labor solitaria ni mucho menos, pero no conocemos muchos alcaldes que, en su misma circunstancia, hayan tenido una participación personal similar. Y segundo que, por distintas razones, incluyendo errores de los mandatarios estatales, los índicesde inseguridad en todos los estados vecinos de Coahuila que han cambiado de partido en el poder han crecido geométricamente: los casos de Chihuahua, Nuevo León y en menor medida Durango, son paradigmáticos en ese sentido. Nada está certificado en Coahuila, pero esos datos podrían darle un cierto margen a Riquelme.

En Nayarit a pesar del entusiasmo del presidente del PRI, Enrique Ochoa, Manuel Cota, el aspirante priista (que hay que reconocer que es un buen candidato) tiene todo el escenario cuesta arriba, desde la detención del fiscal Edgar Veytia que puso de manifiesto un amplio entramado de corrupción en el estado. La cercanía política y personal de Veytia con el gobernador Roberto Sandoval, aunado al mal desempeño de éste hace dificilísimo el proceso para Cota. Frente a él, el candidato de la alianza PAN-PRD, Antonio Echeverría, parece tener prácticamente asegurado el triunfo, tanto que en los últimos días ha tratado de darle sólo mantenimiento a su campaña, evitando cometer errores.

Veracruz es otro estado donde nada está escrito, pero donde la lucha, ante un PRI que tardará en recuperarse del escándalo Duarte, se da entre la alianza PAN-PRD y Morena. No hay números confiables al respecto, pero todo indica que las ciudades serán para la alianza mientras que los municipios más pequeños se inclinarán por Morena. El equilibrio que surja de allí, sumado al grado de resistencia que pueda mostrar el PRI en su peor crisis en la historia del estado, definirá las cosas para la elección de gobernador el año próximo y el papel que jugará Veracruz en las presidenciales.

En todo este escenario lo cierto es que difícilmente habrá ganadores que pasen más allá del 30 por ciento, con índices de participación que, si bien nos va, serán de cerca del 60 por ciento. Gobernadores que representarán en realidad al 18 o 20 por ciento de sus gobernados, con el consiguiente peligro de parálisis e ingobernabilidad. La segunda vuelta con gobierno de coalición es una necesidad insoslayable en nuestro sistema político. Pasado el 4 de junio, sean cuales sean los resultados, los partidos e instituciones tendrían que abocarse de lleno a implementar esa reforma para el 2018.

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