El desmantelamiento de la Policía Federal

25-06-2019 No estoy en contra, lo hemos dicho mil veces, de la creación de la Guardia Nacional, tampoco de que la misma tenga una estructura y buena parte de sus mandos originados en el ámbito militar. Pero no tiene sentido desaparecer de la peor forma una institución de seguridad como la Policía Federal, cuando la otra, la Guardia Nacional, no termina de nacer, menos aún cuando, ante la evidente falta de seguridad en todo el país, con atribuciones diferenciadas, ambos hubieran podido seguir funcionando simultáneamente.

 

La historia de la Policía Federal no es muy diferente a la que ahora inicia la GN. Comienza en el gobierno de Zedillo con la integración en una sola institución de la Policía Federal de Caminos y de soldados y marinos que pasaron "comisionados", a lo que sería la Policía Federal Preventiva, que era un cuerpo auxiliar de seguridad perteneciente a la Secretaría de Gobernación.

En el sexenio de Vicente Fox se crea la Secretaría de Seguridad Pública que incorpora a la P.F.P. y es transformada en la Policía Federal, dándole un rango más amplio de responsabilidades. En el gobierno de Calderón amplio notablemente su fuerza y atribuciones.

La Policía Federal con sus fallas puntuales y sus aciertos terminó siendo una instancia policial reconocida internacionalmente. Y logró golpes notables en la lucha contra el crimen organizado. Fueron fundamentales en las caídas de El Hummer, líder de los Zetas, de Vicente Carrillo Leyva, de El Teo, La Barbie, de Carlos Beltrán Leyva,  de El Amarillo, fundador de los Zetas, El Chango de la "Familia Michoacana", de Joaquín El Chapo Guzmán, entre otros. Participó en operativos de contención, control y disuasión cómo en los bloqueos de la APPO en Oaxaca y en la recuperación de Luz y Fuerza, en operaciones de desastres naturales. Decenas de sus elementos perdieron la vida en combate o emboscadas con elementos criminales. La Policía Federal construyó el mejor centro de inteligencia con el que ha contado el país, la Plataforma México, increíblemente desmantelada en el sexenio pasado y lo que va de éste. Tuvo áreas de alta eficiencia como la unidad antisecuestros, la de inteligencia, la de reacción rápida. Instalaciones como no las ha tenido ninguna otra instancia policial en el país. Se mantuvo una lógica que no es errada, al contrario, de dignificar salarial y profesionalmente a sus integrantes.

En la Policía Federal hubo errores, hubo mandos, muchos llegados de otros ámbitos, que desviaron fondos y también los hubo que llegaron sin la preparación suficiente. Pero, por sobre todas las cosas, lo que no hubo, porque sistemáticamente se lo impidió desde las oposiciones, fue un modelo policial único, con mandos únicos, homogéneos en términos de preparación, equipamiento, armamento, procedimientos. La Policía Federal sola, sin fuerzas estatales y municipales bien preparadas, homegéneas y con mandos unificados no podía hacer frente al compromiso asumido como tampoco lo podrá hacer la Guardia Nacional si no se opera en esos mismos ámbitos.

La saña en el desmantelamiento de la Policía Federal, mientras se construye la Guardia Nacional alcanza niveles difíciles de comprender. Existen estructuras de la PF que se deberían mantener funcionando porque son eficientes y operativas. No tiene sentido enviar a sus elementos “comisionados” al instituto Nacional de Migración o al Servicio de Protección Federal, con salarios y condiciones de trabajo evidentemente inferiores. A los que no quieren o no pueden, se los liquida sin más.

En una reciente reunión con comandantes de todos los niveles de la PF se les informó que todo el personal que no sea incorporado a GN tendrá un 20 por ciento menos de salario y será enviado a un destino donde estarán “los exceptuados y las embarazadas”. Al personal en situación de retiro se les quitara su pago mensual, aunque recibirán una indemnización en un solo pago. El personal con sobrepeso pasará al INM con 20 por ciento menos del salario actual. Como una “directiva moral”, se les reducirán 10 días de vacaciones, entre otras disposiciones.

Hay demasiados despropósitos con los elementos de una institución que, en última instancia, con aciertos y errores hicieron un esfuerzo enorme en las últimas décadas cubriendo las carencias de seguridad pública en todo el país. No tiene sentido humillar, desatender, castigar a miles de hombres y mujeres que cumplieron, en su coyuntura, con su responsabilidad.

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