Sucedió lo que tenía que suceder: Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo fueron degradados y condenados a 15 y 16 años de prisión respectivamente por el delito de fomento al narcotráfico. El consejo de guerra que los juzgó consideró que los ahora ex generales no formaban parte de la organización de Amado Carrillo Fuentes, no eran traficantes de droga, pero si le brindaron protección y recibieron apoyos del tristemente célebre narcotraficante.