La disputa por el poder en el PRI no amainó como muchos esperaban sino que ha crecido en forma geométrica y la amenaza de ruptura está cada vez más presente, por lo menos en el grupo parlamentario y por extensión al resto del partido. Un grupo de legisladores del tricolor estaban exigiendo para mañana jueves la realización de una plenaria del grupo que tendría como objetivo realizar una revisión de la propuesta hacendaría y del propio priismo.
La disputa por el poder en el PRI no amainó como muchos esperaban sino que ha crecido en forma geométrica y la amenaza de ruptura está cada vez más presente, por lo menos en el grupo parlamentario y por extensión al resto del partido. Ayer, un grupo de legisladores del tricolor estaban exigiendo para mañana jueves (coincidiendo con la marcha contra la privatización de las empresas eléctricas que se está transformando en una convocatoria contra la política económica del gobierno federal) la realización de una plenaria del grupo parlamentario que tendría como objetivo realizar una revisión de la propuesta hacendaria del propio priismo, pero sobre todo que estaría convocada para tratar la destitución de Elba Esther Gordillo como coordinadora parlamentaria del priismo en la cámara de diputados.
No hay ninguna certidumbre de que esos diputados logren tener la mayoría necesaria como para tomar, ahora, esa medida. Tampoco significa esto que todos los convocantes sean partidarios de Roberto Madrazo: muchos lo consideran su enemigo, pero también han pasado a engrosar la lista de adversarios de Elba Esther y podrían estar apostando a crear una tercera opción alejada de ambos. Ayer decíamos que entre los objetivos de la declaración de Madrazo del domingo, desconociendo lo que había apoyado cinco días antes, estaban dos cosas: el interés político de sumarse desde una plataforma antifoxista a la marcha del jueves y buscar la caída de Elba Esther Gordillo antes de que concluyera el periodo ordinario. Hoy a pesar del cambio en algunos discursos, pareciera que se echó a andar un mecanismo que terminará llevando, incluso por encima de la voluntad de algunos de los protagonistas, la estrategia en ese sentido. Y en ello han terminado confluyendo fuerzas y personalidades que no aceptan, por buenas o malas razones, el liderazgo de Gordillo, pero tampoco el de Madrazo: que ayer dijera el vocero priista Oscar González que la posición hecha pública por Madrazo el domingo tenía una "definitiva aceptación" y un "absoluto apoyo de militantes, simpatizantes, dirigentes, legisladores locales, presidentes municipales, gobernadores, diputados federales y senadores" es, sencillamente, una falacia digna de los mejores tiempos del partido único.
Ello no impide que Gordillo se haya equivocado en muchas operaciones políticas. Quizás el mayor de los errores fue aquella reunión nocturna en un rancho por Naucalpan donde prácticamente se "secuestró" a unos diputados que pensaban que tendrían una reunión en la sede nacional del PRI. El manejo de los distintos capítulos de la negociación hacendaria, han sido, también controvertidos: Elba Esther se ha equivocado en su estrategia y no ha sabido jugar bien sus cartas, que parecía que después de la negociación sobre el intento de juicio político a Ricardo Aldana y la votación para sacar a los consejeros del IFE tenía bastante bien afianzadas. Pero desde entonces las cosas le han salido mal a la dirigente magisterial aunque algunas de sus intenciones públicas sean muy compartibles. Y le ha ido mal porque en el esquema acordado, Madrazo cabildeando la reforma eléctrica y Elba la fiscal, ambos se terminaron poniéndose el pie e impidiendo el avance del otro, quizás porque las ambiciones son demasiadas y los compromisos, de ambos, también.
El hecho es que la rebelión pareciera estar en marcha: habrá que ver si finalmente tiene éxito. Si vamos a las cifras de la elección de coordinador parlamentario en el PRI debemos recordar que Elba Esther superó a Manlio Fabio Beltrones por aproximadamente 35 votos. Esa diferencia puede ser pequeña y volátil y depender, sobre todo, del ánimo de ciertos gobernadores para inclinarla hacia uno u otro lado. Por ejemplo, los diputados del estado de México que en aquella elección fueron divididos, hoy podrían votar en contra de Elba Esther sin estar, tampoco, con Madrazo. Y así muchos otros.
O sea que todo es posible en el priismo en las próximas horas. Sin embargo, las preguntas principales, se quede o no Gordillo como coordinadora, siguen sin respuesta: cuál es la propuesta real del PRI, qué es lo que el priismo quiere para el país fuera de un montón de generalidades sobre la defensa de la soberanía y el interés por los pobres. No hay, con o sin Elba, una propuesta concreta de ese partido: no ha sabido ni querido construirla y pagará el costo por ello, en eso Gordillo tiene razón. Basarse sólo en una propuesta de oposición al foxismo es una salida fácil: no en vano decía no hace demasiado Carlos Monsiváis que en estas épocas lo difícil no era criticar al presidente Fox sino defenderlo. Ni la posición de Madrazo el domingo ni las propuestas de la marcha del jueves contienen propuestas a futuro, no contestan las preguntas principales y, como decía ayer Ciro Gómez Leyva, podrían inscribirse en la lógica política de hace seis, doce, quince años, de un gobierno que no escucha y una oposición que no propone.
En el PRI se está viviendo la peor situación interna desde la derrota electoral del año 2000. Por lo menos durante los dos años posteriores a esa elección que llevó al poder a Vicente Fox, el priismo, entonces encabezado por Dulce María Sauri, pudo mantener un perfil de relativa unidad y funcionalidad. Beatriz Paredes en la cámara de diputados y Enrique Jackson en la de senadores le dieron, mínimamente, un aire de cierta homogeneidad a sus respectivos grupos parlamentarios. Se pensó que con la elección y la institucionalización de los mecanismos internos en ese partido habría mayor consistencia, pero no ha sido así, al contrario: las divergencias han crecido, sobre todo porque la dupla triunfadora, de Madrazo y Elba Esther, fue la de una pareja de oportunidad, de dos personajes disímbolos, con objetivos políticos diferentes, que se unieron para sacar adelante una elección interna, pero sin más proyecto común que la distribución de ciertas posiciones de poder de cara al futuro. Pero sus equipos nunca se integraron, al contrario, se alejaron cada vez más entre sí hasta convertirse en estructuras completamente separadas y contrapuestas.
Con un agravante, Roberto y Elba ganaron por un estrecho margen la presidencia del partido a Beatriz Paredes. Ahora divididos y sin haber concitado ninguno de ellos el apoyo de esos sectores que no los respaldaron en la interna, ambos quedan en una situación de debilidad, con un número mayor de adversarios que de adherentes. Ese es el problema que ambos, Madrazo y Gordillo, tienen hoy en día. Permaneciendo divididos y como enemigos declarados, ninguno de los dos por separado tiene la fuerza suficiente como para imponerse en el partido y ninguno de ellos realizó las alianzas suficientes como para garantizar esos nuevos respaldos: Madrazo le jugó muy rudo, sobre todo a los gobernadores y a las demás corrientes internas en el priismo, con las listas de candidatos plurinominales, y Elba Esther no mantuvo sus compromisos con muchos sectores internos que en aquel momento la apoyaron. Ni uno ni otra abrieron en su momentos los espacios como para consolidar en torno suyo (o de ambos) una mayoría consistente y sólida, y ahora ambos parecen quedar como huérfanos de los apoyos de ese priismo que no está con uno o con otro.
Eso se refleja, sobre todo, en la distancia que han tomado respecto a ambos la mayoría de los gobernadores y otros dirigentes priistas, que no apoyan ni están satisfechos con Madrazo pero tampoco están ya a gusto con Elba, lo que genera el actual vacío de poder que parece percibirse en el priismo: ¿quién tiene el control?¿quién habla en representación de quién?
En las últimas horas en el PRI estaban muy preocupados porque no se lo responsabilizara de la situación que viven los mercados financieros, bursátiles y cambiarios: pues qué bueno que se preocupen, porque sea plenamente cierta o no esa percepción, el hecho es que tanto esos grupos de poder económico como la gente sí los percibe como responsables de la situación que se ha generado y, por lo menos hasta ayer no se apreciaba que tuvieran una real alternativa, un opción para presentarle a la sociedad que no fuera continuar con la lucha interna de sus respectivos dirigentes.