Medina Plascencia: ¿el caballo negro para el PAN?
Columna JFM

Medina Plascencia: ¿el caballo negro para el PAN?

Ya se reunió el viernes pasado el CEN panista; ya se expidió la convocatoria para la elección del presidente del partido que se realizará el próximo 5 de marzo en una convención de delegados; ya existen varios precandidatos que vienen insistiendo en que buscarán esa posición: Germán Martínez, Alejandro Zapata Perogordo, Manuel Espino y Juan José Rodríguez Prats. Pero quien será un candidato emergente que difícilmente perdería la elección interna se asegura que será Carlos Medina Plascencia, hasta hoy precandidato, pero a la presidencia de la república.

¿Recuerda usted cuando durante el salinismo se decía que “se engañaba con la verdad” para ocultar algunas maniobras políticas mostrándolas? Pues bien, en el PAN pareciera estar ocurriendo algo similar en torno a la elección de su presidente nacional. Ya se reunió el viernes pasado el CEN panista; ya se expidió la convocatoria para la elección del presidente del partido que se realizará el próximo 5 de marzo en una convención de delegados; ya existen varios precandidatos que vienen insistiendo en que buscarán esa posición: Germán Martínez, Alejandro Zapata Perogordo, Manuel Espino y Juan José Rodríguez Prats (finalmente Alberto Cárdenas no se presentará, dice que porque buscará la candidatura presidencial). Pero quien será un candidato emergente que difícilmente perdería la elección interna se asegura que será Carlos Medina Plascencia, hasta hoy precandidato, pero a la presidencia de la república.

Si bien los precandidatos panistas tienen hasta el 19 de enero para registrarse y aunque Carlos Medina Plascencia no ha dicho públicamente que buscará esa posición, en los niveles más elevados del PAN se asegura que el ex gobernador de Guanajuato no sólo ya ha analizado sus posibilidades sino que incluso se ha reunido con varios de los precandidatos presidenciales (y con algunos de los que buscan el liderazgo del partido) para sondear sus posibilidades. Y estaría a punto de tomar la decisión de presentarse porque vio que éstas son muy altas.

En los hechos Medina Plascencia parece estar lejos de alcanzar la candidatura presidencial: tendrían que conjugarse demasiadas cosas para que ello fuera posible. En cambio, la polarización y fragmentación que se ha dado en la lucha por el liderazgo partidario podría favorecerlo. Lo que se le estaría presentando sería similar a lo que se buscó hace ya varios meses con Francisco Barrio: una figura nacional, que pudiera concitar sino unanimidad por lo menos bastantes acuerdos en torno suyo como para tener una presidencia de partido fuerte que pueda garantizar un tránsito civilizado en la sucesión presidencial. De otra forma se corre el peligro de que el panismo, en lugar de terminar fortalecido ese proceso, podría iniciar la carrera presidencial debilitado por la confrontación interna. Y Medina Plascencia, si bien no concita el apoyo de todos los sectores panistas, podría generar un liderazgo reconocido y con presencia pública.

¿Qué sucedería si ello fuera así? Entre los precandidatos al partido se especula que Germán Martínez seguiría adelante: no sólo porque Germán representa una corriente ideológica dentro del PAN que no es la misma que la de Medina Plascencia sino también porque en esa lógica buscaría que la misma mantuviera su presencia en el nuevo CEN. Alejandro Zapata Perogordo, que también buscará la presidencia del partido, es uno de los que podría retirarse: cercano, como Germán, a Felipe Calderón, Alejandro es percibido como uno de los personajes que podría incorporarse en posiciones importantes en un hipotético CEN de Medina Plascencia. En el caso del ex secretario general Manuel Espino, todo indicaría que si se presenta Medina, él se retiraría, ya que es uno de sus más cercanos simpatizantes. Es difícil saber qué haría Juan José Rodríguez Prats a quien se percibe como más cercano a Santiago Creel, pero en un contexto de polarización entre un candidato fuerte de la estructura panista y una alternativa de una de sus principales corrientes ideológicas, se vería difícil que un hombre como Rodríguez Prats, independientemente de sus méritos personales, pudiera competir con alguna ventaja. En ese escenario, la disputa final por la presidencia del partido se daría entre Medina Plascencia y Germán Martínez.

Entre los actuales precandidatos presidenciales es donde podría tener mayor respaldo Medina Plascencia: tanto Francisco Barrio como Felipe Calderón lo podrían apoyar como una suerte de candidato de unidad. Es verdad que la distancia entre Santiago Creel y Medina es más amplia y allí se exigiría una negociación de mayor aliento para que el secretario de Gobernación apoyara al ex gobernador. Pero Creel está trabajando en el andamiaje de una estructura muy sólida y lo que necesita en la dirección del PAN más que aliados directos es interlocutores que tengan peso y capacidad de control sobre el partido, tanto que ninguno de los aspirantes que hasta ahora han reconocido buscar la dirección del partido podría decirse que tiene el sello de Creel (que sepamos quien buscaría originalmente esa posición, el subsecretario Humberto Aguilar Coronado, ya estaría definitivamente fuera de ese proceso).

Entonces habrá que estar muy atentos porque la próxima semana tendrá que ser el momento en que se definan las cosas en el panismo y la candidatura al liderazgo del mismo de Medina Plascencia podría ser muy atractiva para diferentes sectores del blanquiazul, además de que le daría a ese partido un tono, sin duda, mucho más beligerante que el actual, algo que necesitará en la campaña. Claro, ello sólo será viable, nos aseguran, si todos los precandidatos presidenciales del blanquiazul se ponen previamente de acuerdo.

Y Bejarano sí era privilegiado

Hace una semana escribimos en este mismo espacio sobre los privilegios de René Bejarano en el reclusorio sur, a partir de una investigación que originalmente había iniciado el reportero Raúl Flores del Grupo Imagen. También hablamos, a partir de esa información de las relaciones que habría establecido Bejarano con dos conocidos narcotraficantes detenidos en ese reclusorio con objetivos de control y protección. La reacción del Gobierno del Distrito Federal y de la gente de Bejarano fue casi iracunda. En su conferencia de prensa, Andrés Manuel López Obrador dijo que era mentira, que Bejarano no tenía privilegio alguno, puso por delante su palabra, su honestidad, su ética, aseguró que todos los presos en la ciudad de México estaban recluidos en las mismas condiciones y sin privilegio alguno (lo que es, por lo menos, una expresión de deseos cuando no una flagrante mentira). Luego habló el secretario de gobierno, Alejandro Encinas, que insistió en el tema y aseguró que no había privilegio alguno, informó además que Bejarano estaba en un área común y compartía su celda con varios otros reclusos. A media mañana la esposa de Bejarano, la diputada Dolores Padierna, ofreció una conferencia de prensa en la que negó que hubiera cualquier tipo privilegio para su marido y repitió que todo es parte de la campaña de desprestigio en su contra realizada “desde la secretaría de gobernación”. Ello pese al cúmulo de datos que demostraban exactamente lo contrario. Un par de días después Crónica , con testimonios de guardias de ambos reclusorios, comparó las condiciones en que está detenido René Bejarano en el reclusorio sur y las de Carlos Ahumada en el reclusorio norte. Y luego Reforma mostró las fotos de la celda de Bejarano, con video, DVD y libreros, entre otras comodidades. La noche del miércoles el director del reclusorio sur, Aureliano Buzoianou, presentó su renuncia. Obviamente y para decirlo con suavidad, López Obrador (que puso su honorabilidad y palabra como compromiso de que Bejarano no tenía privilegios), Encinas y Padierna no dijeron la verdad sobre la situación de Bejarano en el reclusorio sur. Ninguno de ellos ha realizado la menor autocrítica ni reconocido que lo dicho aquí y en otros medios era, sencillamente, verdad, ni siquiera han aceptado que se equivocaron, algo que sabemos que está prohibido reconocer en la administración capitalina. Sólo cabe preguntarnos si ahora investigará alguien la relación de Bejarano con los dos narcotraficantes detenidos en el mismo reclusorio sur de la que aquí también hablamos.

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