Medina Mora, o el paso de la información a la operación
Columna JFM

Medina Mora, o el paso de la información a la operación

No se si a Eduardo Medina Mora, hasta ayer director del Cisen y desde ahora secretario de seguridad pública federal, le entusiasme el pasar de una posición de bajo perfil público y alta presencia privada, a un cargo eminentemente público, de mucha exposición con un fuerte componente político.
Medina Mora es un hombre con experiencia operativa en el capítulo netamente policial. Pero es un especialista y muy bueno, en el ámbito de la información y la inteligencia. Y quizás lo que requiere, con urgencia en la SSP, es pasar a una etapa de mayor y mejor información para combatir el crimen en otro nivel.

No sé si a Eduardo Medina Mora, hasta ayer director del Cisen y desde ahora secretario de seguridad pública federal, le entusiasme el pasar de una posición de bajo perfil público y alta presencia privada, oficial, en la información y la toma de decisiones, a un encargo eminentemente público, de mucha exposición y, además, con un fuerte componente político. Pero estoy convencido de que su designación, aunque implique un costo personal para Medina Mora, es una buena decisión.

Quizás hubiera sido más sencillo, más práctico, en el terreno operativo promocionar a Miguel Angel Yunes, pero allí parece haber intervenido un factor: Yunes buscará una posición de elección popular para el 2006 y puede ser parte de una alianza muy amplia que se está pergeñando en torno, si los resultados son los que se espera el próximo domingo, a Felipe Calderón. Eso acortaría sus posibilidades de permanencia en la SSP y se requería un secretario sin ambiciones electorales y que pudiera concentrarse en esa labor hasta el término de la administración. Pero la designación de Medina Mora implica, también, que habrá un giro en la labor de la SSP que puede ser muy benéfico para ella si se realiza con acierto: Medina Mora no es un hombre con experiencia operativa en el capítulo netamente policial. Pero es un especialista y muy bueno, en el ámbito de la información y la inteligencia. Y quizás lo que se requiere, con urgencia en la SSP, es pasar a una etapa de mayor y mejor información para combatir el crimen en otro nivel. Esa era la idea original cuando se lanzo el sistema nacional de seguridad pública a mediados del sexenio anterior, que luego terminó siendo convertido en la primera etapa de esta administración en un ente alejado de sus objetivos originales. Para la parte policial y operativa Medina Mora puede contar con gente confiable que transforme la información en hechos contra la delincuencia, lo tendrá en el general Eduardo Martínez Aduna, nuevo comisionado de la PFP.

¿Cuáles son los beneficios que puede traer la designación de Medina Mora en la SSP? Primero, que es un hombre que ha demostrado su capacidad para mantener la continuidad en las políticas estatales sin perderse en los laberintos de la grilla partidaria más estrecha. Como él mismo dijo ayer, no improvisará en esa labor. Medina Mora detesta la “ocurrencias” políticas y más aún en la seguridad. Es un hombre que ha logrado un buen trabajo en el Cisen, con sólida formación personal e intelectual y un grado alto de eficiencia. Sin duda, alguien dirá que no es así: que el Cisen no ha cumplido con su responsabilidad sobre todo si tomamos en cuenta los errores que ha cometido el gobierno en muchos ámbitos que pudieran haber estado relacionados con la seguridad. Y se pondrá, sobre todo, un ejemplo, como se podrían poner muchos otros: cuando meses atrás los representantes de los ex jornaleros en los Estados Unidos invadieron el rancho del presidente Fox en San Cristóbal muchos se preguntaron cómo fue que el Cisen no estuvo enterado. La verdad es que el Cisen sí estuvo enterado y sí entregó con mucha antelación esa información: lo que hicieron o dejaron de hacer los funcionarios responsables con esa información no era responsabilidad del organismo de inteligencia. Hay que recordar que el Cisen actual, en buena medida creado por Jorge Tello, probablemente el funcionario más talentoso que hemos tenido en este ámbito en muchos años, no es un organismo operativo, no tiene nada que ver con la antigua DFS, no tiene, como se dice “músculo”. Genera información, insumos y son otros los que deciden cómo se utilizarán. Y esa labor se cumple en el Cisen razonablemente bien. Paradójicamente, muchos políticos, antes y ahora, argumentan que no estaban informados o que esos organismos no le proporcionaron la información correcta o que de allí se operan en su contra las conjuras, todo para cubrir sus ineficiencias.

Medina Mora y Ramón Martín Huerta trabajaron juntos en Gobernación y en un contacto muy estrecho. Por otra parte, y en relación con ello, la relación de Medina Mora con los dos subsecretarios, Yunes y Rafael Ríos será buena, lo mismo que con Daniel Cabeza de Vaca que también trabajó con Huerta y Medina Mora en la secretaría de Gobernación. Con las fuerzas armadas, que son la principal fuerza operativa y de inteligencia e información del país, debemos imaginar que la relación es y será buena: simplemente no sería concebible que un director del Cisen durante cinco años no tuviera buena relación con los principales mandos militares.

Finalmente ayuda que Medina Mora no sea un hombre con intereses partidarios. Puede tener y tiene una buena relación con buena parte del mundo político sin ser, en forma directa, parte de él. Y eso lo necesitará en su nueva responsabilidad.

El desafío para Eduardo Medina Mora en la SSP será entonces el control directo de la operación, el tomar los hilos de la secretaría con rapidez (recordemos que a Huerta le costó muchas semanas, a pesar de su experiencia, tomar ese control) y establecer con rapidez una buena coordinación con las otras áreas de seguridad, dentro y fuera de la dependencia. Recordemos que los hechos de Tlahuac han tenido muchas lecturas pero una de ellas fue que sirvieron, dicho demasiado gráficamente, para “calar” a Martín Huerta y para probar su nueva estructura y los costos fueron altísimos para el secretario y para la dependencia.

Por cierto, Medina Mora debe, antes que nada, hacer una limpia en la secretaría. Y no hablamos necesariamente de cambio de personal, si no porque ha habido allí demasiada mala suerte: el primer encargado de esa área, Jorge Tello, sufrió un cáncer que estuvo a punto de quitarle la vida y del que afortunadamente se ha restablecido plenamente. Wilfrido Robledo, su virtual reemplazante, cumplió una labor notable, pero en el cambio de administración fue objeto de una muy injusta persecución. A Alejandro Gertz Manero se le escapó apenas comenzó el sexenio Joaquín El Chapo Guzmán y nunca pudo coordinarse con la PGR y la Defensa Nacional. Llegó Ramón Martín Huerta y primero ocurrieron los asesinatos de Tláhuac que provocaron la caída de un hombre con 30 años de carrera en las áreas más delicadas de la seguridad, el almirante José Luis Figueroa. El destino de Ramón y el general Tomás Valencia, el reemplazante de Figueroa como comisionado de la PFP, desgraciadamente ya lo sabemos. Es necesaria una limpia o quizás, simplemente, poner en orden la casa para que todo sea más previsible y dejarle menor margen a la mala suerte.

El derrumbe del PRD en Coahuila

No fue novedad que en Coahuila, el candidato priista, Humberto Moreira, haya obtenido más del 50 por ciento de los votos: era un buen candidato, local, con presencia, joven y tenía el respaldo de muchos sectores, incluyendo el trabajo del gobernador Enrique Martínez que tiene uno de los índices de aprobación más altos del país. El senador Jorge Zermeño, que superó el 30 por ciento, confirmó que el PAN, como en Nuevo León, parece haber encontrado un techo en esa región del país que le cuesta mucho superar. Pero lo que resulta llamativo es que el PRD haya alcanzado apenas un 3 por ciento de los votos, con todo y la presencia de López Obrador apoyando a su candidato en la campaña. Insistimos en un punto: sin una estructura partidaria, a López Obrador no le alcanzan sus índices de popularidad o reconocimiento de nombre. Y Coahuila no es la excepción. Ahí está, como ejemplo, lo sucedido meses atrás, en el estado de México. Como dice Cuauhtémoc Cárdenas, el PRD sigue teniendo presencia en menos de una decena de estados. En el resto es una muy lejana tercera fuerza electoral. Así es difícil llegar a la presidencia.

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