¿Por qué se cae AMLO o el gato sufre alopecia?
Columna JFM

¿Por qué se cae AMLO o el gato sufre alopecia?

Lo que esta sucediendo con Andrés Manuel López Obrador no es ninguna sorpresa. La brusca caída en los números electorales del tabasqueño tiene enojados y desconcertados a sus operadores políticos, que ahora desconoces y hasta agraden a los mismos encuestadores que hace algunas semanas ensalzaban. López Obrador estaba alto en las encuestas por varios razones: primero, porque era el única candidato formal y venía en campaña desde el gobierno del DF. Segundo, porque muchas encuestas no estaban diferenciando electores y Tercero y fundamental, porque no sabían o no querían leer bien esas encuestas.

Lo que está sucediendo con Andrés Manuel López Obrador no es ninguna sorpresa. Pese a que la brusca caída en los números electorales del tabasqueño tiene enojados y desconcertados a sus operadores políticos, que ahora desconocen y hasta agreden a los mismos encuestadores que hace apenas algunas semanas ensalzaban, el hecho es que de la caída de AMLO ya habían advertido la mayoría de los encuestadores serios, comenzando por María de las Heras, que fue la que mejor describió cómo se podría dar ese fenómeno.

López Obrador estaba alto en las encuestas por varias razones: primero, porque era el único candidato formal desde meses atrás y venía en campaña desde el gobierno del DF. Segundo, porque muchas encuestas no estaban diferenciando electores: estaban trabajando sobre un universo donde supuestamente todos votarían y olvidaban que el abstencionismo rondará en el 40 por ciento de los inscriptos en la lista nominal (que tampoco constituye el universo total de posibles electores). Tercero y fundamental, porque no sabían o no querían leer bien esas encuestas. Los votos seguros que tiene el PRD hoy en día, está por debajo de los cuatro millones: en las encuestas aparecía López Obrador con casi 13 millones de votos y eso implicaba que entre ocho y nueve millones de electores eran de las llamados cambiantes, que ayer decían que podrían votar por López Obrador pero que no tenían definido su voto. Además, son electores que en su mayoría están pensando en quién no quieren que llegue a la presidencia más que en un voto positivo. De las Heras, entre otros, había advertido que cuando comenzara la campaña real, ese número de electores switchers o cambiantes, se modificaría si cambiaban las propuestas electorales. Durante meses se mantuvieron los números igual (sin crecimiento de López Obrador, que además había demostrado que con el 35 o el 36 por ciento había alcanzado su techo electoral) porque los encuestadores hacían una misma pregunta: ¿si hoy fueran las elecciones por quién votaría usted entre López Obrador, Madrazo y Santiago Creel?

Pero esa situación ya se modificó en dos aspectos: en el primero, Santiago Creel, que estaba en las encuestas en una suerte de caída libre, en un lejano tercer lugar, ya no fue el candidato del PAN. Quien ganó esa posición es Felipe Calderón, un candidato mucho mejor posicionado, sin el estigma de ser el candidato oficial del foxismo, joven, con preparación y sin cola que le pisen. Al mismo tiempo, como hemos señalado en múltiples oportunidades, de julio hacia aquí, el PRI ha sufrido un importante deterioro: la ruptura entre Madrazo y Elba Esther Gordillo y el caso Montiel, así como las distintas deserciones que se dieron, y la anticlimática elección interna, han hecho caer al priismo a una tercera posición, por primera vez en mucho tiempo. El PRI tiene un fuerte caudal de votos seguros, entre 7 y 8 millones, más que cualquiera de los otros partidos. Pero según los números de María de las Heras, esas divergencias internas, incluso le han hecho perder un millón de esos votos, y no le han permitido crecer entre los cambiantes, donde su posición es muy débil. Por eso el PRI se estanca y hasta retrocede.

Calderón creció por un fenómeno muy fácil de explicar, que no es diferente a las razones que, por ejemplo, hace unos años llevaron al triunfo en Estados Unidos de Jimmy Carter o luego (y con mucho más éxito en su gobierno) de William Clinton: es una figura nueva pero preparada, joven y que habla del futuro en un contexto de políticos mayores (incluso políticamente más viejos que sus edades biológicas) que terminan hablando siempre del pasado y que tienen que estar a la defensiva, refugiándose en el complot para no asumir sus errores y carencias  o defendiendo su credibilidad de ataques de sus supuestos compañeros de partido. Tanto López Obrador como Madrazo tienen un problema de credibilidad y Calderón no. Eso ha elevado en forma notable sus posibilidades electorales (por supuesto que sin asegurarle nada aún), lo han puesto en la pelea y ha provocado que muchos de los electores cambiantes, simplemente, definido ya el cuadro de aspirantes, comiencen a voltear hacia Calderón, y sobre todo aquellos que han decidido votar por quien consideran menos malo de los tres, hayan retirado su voto de López Obrador y lo hayan trasladado a Calderón. Y atención porque también ahí aparece Bernardo de la Garza con entre 5 y 7 por ciento de las posibilidades de voto y en el PRI están muy convencidos de que tienen amarrada la alianza con el partido Verde. Pero nadie debería descartar un acuerdo del Verde y en particular de Bernardo con Calderón, lo que podría modificar aún más el cuadro electoral.

Si a eso le sumamos que López Obrador no ha aprovechado estos meses en los que estuvo solo en campaña para impulsar propuestas o programas que lo pudieran diferenciar de sus oponentes; si le sumamos que siguen apareciendo videos que confirman, como también lo demuestran las encuestas, que la gente ya no cree que el ex jefe de gobierno no supiera lo que estaba sucediendo con Carlos Ahumada, Bejarano y muchos otros; si le sumamos que López Obrador en el conflicto con Hugo Chávez no quiso deslindarse del mandatario venezolano, lo que tendríamos que preguntarnos no es porqué ha caído en las encuestas, sino porqué no ha caído más aún.

Y ésta es una tendencia que no puede ignorarse alegando que se trata de manipulaciones y mentiras. Son las mismas encuestas que López Obrador mostraba orgulloso hace apenas semanas cuando argumentaba que no le habían quitado ni un pelo a su gato. Pues parece que el gato sufre una suerte de alopecia política. Nadie puede dudar que existen empresas de encuestas poco confiables o literalmente inexistentes, pero cuando empresas tan reconocidas como Mitofsky (Roy Campos); Parametría (Francisco Abundis); Demotecnia (María de las Heras, para Milenio); ARCOP (Rafael Jiménez); GEA, el periódico Reforma, El Universal y BIMSA, comienzan a mostrar en forma tan clara una tendencia, no se puede decir que los encuestadores están mintiendo. Sería mucho más aconsejable para los operadores políticos de López Obrador averiguar qué está sucediendo y aceptar que la burbuja que vivieron en los últimos meses, ya ha comenzado a desaparecer. Alguien debe avisarles que ya comenzó la campaña de verdad.

Las deudas de Moreno Valle

Habla muy bien de Ciro Gómez Leyva, uno de los mejores periodistas de este país, que defienda a quien fue su jefe y es su amigo en canal 40, Javier Moreno Valle. Pero ayer, en su columna, Ciro dice que estoy mintiendo respecto a los adeudos de canal 40. Asegura, y es verdad, que días atrás yo había escrito que en canal 40 habían entrado 100 millones de dólares. En parte era un error mío: estaba hablando de adeudos e incluía no sólo a los acreedores directos sino los adeudos con WTC, con el IMSS, con Hacienda, con proveedores y trabajadores, que no dejan de ser una forma de ingresos, porque son gastos que no se realizan. Ciro me proporcionó la lista de los ingresos, según la versión de Javier. Sus acreedores me proporcionaron lo que ellos dicen que Moreno Valle les debe  y el viernes publiqué la comparación de unos con otros. Y como entonces dije, la diferencia entre ambas es enorme. ¿En qué consiste esa diferencia? En que Moreno Valle, y eso lo refrenda en su texto Ciro, sostiene que si le dieron un dólar, ingresó un dólar y uno debería entender que se debe un dólar, y sus acreedores sostienen, primero, que ingresaron cifras mayores y que como se trata de préstamos mercantiles a eso se le deben sumar los intereses. No le di la razón a ninguno. Dije el viernes, con otras palabras y lo refrendo ahora, que las autoridades deben intervenir porque no pueden permitir que un medio público siga en medio de un deterioro tan formidable donde ni siquiera existe la certidumbre de cuánto es lo que debe un empresario y a qué tienen derecho sus acreedores. Puedo estar equivocado o no. Existen, Ciro, visiones, puntos de vista diferentes y si se quiere hasta encontrados, pero no mentiras. Nadie tiene el monopolio de la verdad.

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