La otra coalición
Columna JFM

La otra coalición

El presidente electo Felipe Calderón, para las designaciones del gabinete de gobernabilidad debe haber pensado, inevitablemente, en cómo se están relacionando, cada vez más, la política y el poder, con el crimen organizado, y cómo algunos hechos que parecen sin relación entre sí, pueden tener otra explicación, muy diferente a la que se suele dar en algunos espacios de la información política y de la nota roja.

El presidente electo Felipe Calderón, para las designaciones  del gabinete de gobernabilidad, debe haber pensado, inevitablemente, en cómo se están relacionando, cada vez más, la política y el poder con el crimen organizado, y cómo algunos hechos que parecen sin relación entre sí, pueden tener otra explicación, muy diferente a la que se suele dar en algunos espacios de la información política y de la nota roja.

Algunos datos. Cuando apenas comenzaba el proceso electoral, un hecho que nunca se ha explicado plenamente es la muerte de Naguib Tadeo Manrique, alcalde de Ixtepec, Oaxaca, asesinado al llegar al puerto de Veracruz, junto con otras cuatro personas, entre ellas su padre, Jorge Manrique, acusado de tener relación con el cártel de los Díaz Parada, que opera en la zona de Istmo y tiene fuertes relaciones en el sur de Veracruz. Esa organización está relacionada con el cártel de Sinaloa desde hace años. En su momento, se habló de la “pérdida” de dos toneladas de cocaína, perteneciente al cártel del Golfo y a los famosos Zetas, que cambiaron de mano en un decomiso en el sur del estado. También se habló, sin pruebas, que Naguib Manrique y sus acompañantes, iban al puerto a realizar una negociación al respecto. El alcalde asesinado, por cierto, fue el principal testigo de descargo que puso el entonces gobernador José Murat cuando se dio el llamado autoatentado. Según su versión, aquel 18 de marzo tenía una cita con el propio Naguib Manrique en el hotel Victoria cuando se dieron los hechos. Poco después Manrique fue designado candidato del PRI a Ixtepec, la tierra natal del ahora diputado.

Antes y después de esos hechos se dieron varios casos de violencia política que deberían ser tomados en cuenta y que tienen relación con los mismos grupos confrontados. En mayo de este año fue secuestrado, junto con cuatro personas, Ponciano Vázquez Lagunes, hermano y principal operador del más poderoso cacique del sur de Veracruz, Cirilo Vázquez Lagunes, que había sido detenido ya desde los años 80, en tres oportunidades, acusado de narcotráfico y homicidio, entre otros delitos. El cuerpo de Ponciano y de sus acompañantes apareció días después.

Entre los muertos estaban Antonio Guizar Valencia y Felipe Espinosa Valencia, oriundos de Michoacán, relacionados con el cártel de los Valencia y, el segundo de ellos, casado con la hija de una regidora del PRD, Norma Aguirre Colorado. La hermana de Felipe Espinosa Valencia era, además, la esposa del hijo del presidente municipal perredista de Huimanguillo, Walter Herrera Ramírez, un cercano amigo de los hermanos Vázquez Lagunes, incluso compadre de Ponciano. El hecho es que un año antes del asesinato de Ponciano y sus colaboradores, el padre de Antonio Guizar Valencia también había sido asesinado pero en Chiapas. El acusado del asesinato había sido el director de seguridad pública de Huimanguillo, que se fugó con el apoyo del alcalde de la localidad, el mismo Walter Herrera.

¿Qué sucedió con Guizar Valencia? Quizás que sabía demasiado. El 8 de octubre del año pasado se había dado otro asesinato, éste de un poderoso narcotraficante local que trabajaba con los Zetas, José Martín Flores Torruco, con influencia en la zona de Palenque. Este narcotraficante estaba casado con Laura López Pavón, hija de Martín López Obrador y sobrina de Andrés Manuel. Los sicarios fueron detenidos y confesaron ser del cártel de los Valencia. Entre ellos, estaba un ex militar guatemalteco, Jorge Santiago Rodríguez, quien aseguró que Antonio Guizar le había pagado 30 mil dólares para deshacerse del yerno de López Obrador. Meses después, Guizar fue asesinado junto con otros cinco operadores del cártel de los Valencia. El problema es que su hijo, Guizar Valencia y el alcalde Huimanguillo, Walter Herrera, aparentemente trabajaban para el cártel de los Valencia pero también protegían a la organización del yerno de López Obrador, que estaba ligada a los Zetas, y ahí se les complicaron las cosas. Los dos terminaron muertos poco después: Guizar Valencia junto con Ponciano Vázquez Lagunas, y Walter Herrera el 15 de noviembre pasado. En el camino murieron otros hombres ligados a los Valencia y al cártel de Sinaloa, como Mario de la Cruz Magaña, sobrino de Alcides Ramón Magaña, asesinado en un hospital en el municipio de Cárdenas; se dio el violento enfrentamiento en Canduacán cuando un comando de los Zetas intentó liberar de la cárcel municipal a Mateo Díaz López, uno de los jefes de la organización. Otro comando asesino a un comandante policial, casualmente apellidado Ramón Magaña (su nombre era Eduardo) y, finalmente el 18 de noviembre, tres días después del asesinato del alcalde de Huimanguillo, también fue muerto Cirilo Vázquez Lagunes.

Cirilo, en el proceso electoral había apoyado a López Obrador e incluso fletó numerosos autobuses para el primer acto de “resistencia civil” del ex candidato, el 16 de julio pasado. En enero, el PRD local le había ofrecido públicamente ser candidato a diputado, lo que se frustró, aparentemente, porque el cacique contaba con algunas órdenes de aprehensión. Pero al mismo tiempo Vázquez Lagunes había apoyado al candidato a diputado federal del PAN para el distrito de Acayucan, Gregorio Barradas Miravete; a Maria Juliana Rodríguez Carmona, también del PAN para el distrito de Minatitlán; y al PRI en la zona de Cosoleacaque, aunque los propios dirigentes del PRD habían anunciado que Vázquez Lagunes sería su candidato en los próximos comicios por esa misma localidad.

Hay demasiados hilos cruzados en esta historia, pero todos unen a la guerra de los cárteles con el sur de Veracruz, con Tabasco, con Michoacán. Y lo que se observa, a simple vista, es que ciertos grupos políticos comenzaron recibiendo apoyo de distintos carteles del narcotráfico simultáneamente y terminaron atrapados en su propia red de corrupción. Saque usted sus propias conclusiones.

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