La seguridad es información y coordinación
Columna JFM

La seguridad es información y coordinación

Cuando se habla de los sistemas de seguridad se suele poner el acento en dos de ellos: el atribuido al ex alcalde de New York, Rudy Giuliani, que en realidad creó e implementó William Bratton, ahora jefe de policía de Los Angeles, llamado de tolerancia cero, y el del ex alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, mucho más conocido por la participación en él de la ciudadanía. En realidad, ninguno de los dos modelos podría implementarse sin la gente, si ella no está convencida, entre otras cosas de que los delincuentes no pueden derrotar al Estado y de que cuando se hacen denuncias éstas se investigan y se llega a resultados. Y de que cuando se comete un delito, suele haber un castigo.

Cuando se habla de los sistemas de seguridad se suele poner el acento en dos de ellos: el atribuido al ex alcalde de New York, Rudy Giuliani, que en realidad creó e implementó William Bratton, ahora jefe de policía de Los Angeles, llamado de tolerancia cero, y el del ex alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, mucho más conocido por la participación en él de la ciudadanía. En realidad, ninguno de los dos modelos podría implementarse sin la gente, si ella no está convencida, entre otras cosas de que los delincuentes no pueden derrotar al Estado y de que cuando se hacen denuncias éstas se investigan y se llega a resultados. Y de que cuando se comete un delito, suele haber un castigo.

Lo que más llama la atención cuando uno está en Tijuana es la forma en que la gente ha recibido el operativo federal: existe un apoyo explícito al mismo que se acrecentó en la misma proporción en que se adoptaron medidas contra la policía municipal. Lo mismo ha sucedido en otros puntos del país. Decíamos que la desarticulación de los cotos de control y poder del crimen organizado sobre las autoridades locales, sobre todo la policía, es clave en este proceso. Esa desarticulación incrementa la confianza ciudadana y la participación de la misma ayuda a romper los espacios de control de los delincuentes.

Por eso los operativos deberán ampliarse a otras zonas del país y, al mismo tiempo, se deberá adoptar un esquema policial y de seguridad muy diferente en el futuro. No es verdad, o es una verdad a medias, decir que no tenemos policías o que los recursos son insuficientes. Lo son porque están mal distribuidos y porque no se utilizan en forma coordinada. De la misma manera en que funcionarios reclaman la presencia federal para garantizar la seguridad en su ciudad pero no quieren depurar en lo más mínimo a su principal foco de corrupción que es la policía local, en otros puntos del país nos encontramos con algunos disparates.

Por ejemplo, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, seguramente con buenas intenciones, ha pedido mayor presupuesto para contratar 20 mil policías más y pide información a Hacienda para investigar empresas que podrían estar lavando dinero. En el papel está muy bien, pero es absurdo. No son esas las atribuciones de la policía capitalina y tampoco lo que la ciudadanía reclama. Primero, porque la policía del DF ya cuenta con casi un tercio de todas las fuerzas de seguridad del país: estamos hablando de unos cien mil policías, una de las fuerzas policiales más grandes del mundo, con mejor presupuesto y equipo, sino porque sus funciones deben ser otras. No se necesitan 20 mil policías más en el DF (pregunta adicional: ¿de dónde saldrán?¿qué sucederá con los que ya están y no son lo suficientemente calificados?): se requiere que estén coordinados, que esa policía no esté balcanizada como hoy y se requiere sobre todo de información y control. Policías en el DF hay por todas partes, pero cada una actúa por su lado. Si la SSP-DF encuentra algún caso de lavado de dinero sin duda hará una contribución, pero es mucho más importante que tenga información básica sobre lo que sucede en la ciudad.

El famoso caso del BMW blanco, aquel desde el cual dos custodias mataron a un ingeniero en el Viaducto a las tres de la tarde, el año pasado, es paradigmático al respecto. Las autoridades capitalinas tuvieron desde el principio el número de placas, imágenes de los hechos, testigos. ¿Cuántos BMW blancos con placas del DF puede haber?. El hecho es que nadie en el GDF y la SSP-DF lo sabe. Y no lo saben porque no tienen un registro del parque vehicular y ni siquiera de las placas que entrega el gobierno de la ciudad. Han pasado meses y las autoridades ni siquiera saben de quién es en realidad ese automóvil.

En eso deben concentrarse las policías locales en lugar de buscar coartadas. Si el GDF, y lo mismo se aplica para todos los municipios importantes del país, tuvieran un sistema integrado de fuerzas policiales y de seguridad; si tuvieran quizás menos elementos pero mejor pagados y preparados; si contaran con una base de datos, por ejemplo, para saber cuántos policías tienen y de dónde vienen; si esa base de datos tuviera al día los datos e imágenes de todas las personas que cometen delitos locales; si hubiera un control del parque vehicular, simplemente para saber quién es el dueño de cada auto que circula en la ciudad (además de haber sido un gran negocio ¿para qué sirvió entonces el reemplacamiento efectuado hace unos años?); si no se permitiera circular a miles de taxis piratas sin permiso; si el transporte pública informara a la autoridad y no a sus líderes o a los delincuentes de lo que sucede en la ciudad, se estaría haciendo una enorme contribución a un esquema sensato de seguridad en el plano nacional. Si todos los grandes municipios y estados estuvieran en la misma labor, tendríamos un sistema integrado y en el que no habría las enormes fisuras, en realidad brechas inabarcables, de información que tenemos hoy. El GDF no investigaría el lavado de dinero, que no es su atribución, pero podría saber quién es el propietario de un vehículo utilizado en un delito, si sus policías tienen antecedentes penales, o no se utilizarían taxis piratas en secuestros express. Es menos glamoroso pero la gente lo agradecería mucho más. Y la inseguridad disminuiría.

Los operativos como los de Michoacán y Tijuana, se ampliarán, entre otras razones, para trabajar en ese sentido, para establecer mecanismos de coordinación con las fuerzas locales que permitan depurar a éstas pero también establecer progresivamente mecanismos de información y operación comunes. Eso se suele obviar al hablar, con tanta superficialidad, del triunfo o fracaso de los mismos.

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