El travestismo político
Columna JFM

El travestismo político

¿Cómo creer en nuestros partidos políticos y en la mayoría de sus dirigentes? ¿cómo romper con la pésima imagen que tienen en la ciudadanía si, cotidianamente, hacen una demostración de falta de solvencia política y ética? Una y otra vez los partidos defraudan a la gente. La lista podría ser mucho más larga pero si vemos lo actuado en los últimos 45 días los datos con concluyentes.

¿Cómo creer en nuestros partidos políticos y en la mayoría de sus dirigentes?¿cómo romper con la pésima imagen que tienen en la ciudadanía si, cotidianamente, hacen una demostración de falta de solvencia política y ética?

Una y otra vez los partidos (y los políticos) defraudan a la gente. La lista podría ser mucho más larga pero si vemos lo actuado en los últimos 45 días los datos son concluyentes. Los partidos no aceptaron la propuesta de la diputada Marina Arvizu, de Alternativa, de reducir en un 20 por ciento las prerrogativas de las que gozan. Gastaremos en los partidos políticos, este año, más de dos mil millones de pesos. Eso sí, han exigido austeridad al gobierno federal y al IFE le redujeron 700 millones de pesos de su presupuesto. Su coartada es que para hacer esa reducción de prerrogativas debe pasar, primero, una reforma electoral completa. Es lo mismo que decir que, para revisar el precio de la leche de Liconsa, se debe rediseñar, primero, todo el sistema productivo agropecuario en el país. En realidad no quisieron reducir sus presupuestos porque sus burocracias internas son voraces y hay este año procesos electorales en 14 estados, además de las multas que les pudieran tocar por las faltas que saben que cometieron en el proceso electoral 2006.

Pero no es en el ámbito legislativo donde se percibe mayor deterioro de los partidos sino en su vida interna. Lo más escandaloso, por supuesto en lo que hemos visto en Guerrero, donde aún falta mucho por saber sobre las verdaderas causas del asesinato del diputado local Jorge Baños Valverde, pero sea cierta o no la versión oficial de que su muerte fue fraguada por dirigentes locales de su propio partido, lo cierto es que el asesinato fue producto de un proceso de forcejeos político-partidarios de muchos colores políticos diferentes. En Aguascalientes, mientras tanto, el comité estatal del PAN quiere deshacerse del gobernador Reynoso Femat argumentando un excesivo aumento de la deuda pública local, pero en realidad lo que están disputando son las candidaturas para diputados locales y alcaldes de la próximo elección. En el DF, la mayor oposición de Marcelo Ebrard está en los diputados locales de Nueva Izquierda en la Asamblea Legislativa, mientras que desde el GDF, se presiona a los delegados de esa misma corriente política. Y supuestamente todos son del mismo partido.

Lo de Yucatán, si es el preámbulo de lo que tendremos este año en cada elección, es para preocuparse. En el PRI la candidata será Ivonne Ortega; en el PAN Xavier Abreu. Ambas decisiones han provocado el enojo de dos mujeres que son enemigas políticas desde casi siempre: en el PRI, de la ex gobernadora interina, Dulce María Sauri, y en el PAN de la dos veces alcalde de Mérida y ex directora del DIF, Ana Rosa Payán. Dulce María se dijo que podría terminar como candidata del PRD pero ella misma desmintió la versión, aunque algunos sectores perredistas mantienen viva esa posibilidad. Payán renunció a su partido (que le dio en las últimas décadas todo tipo de cargos públicos) por no ser candidata y está negociando algunos dicen que con el PRD, otros que con Alternativa, otros más que con el Partido Verde. ¿Qué tiene que ver Ana Rosa Payán con cualquiera de esos tres partidos, sobre todo con el PRD o con Alternativa, si siempre sus posiciones fueron abiertamente contrarias a las de esas corrientes políticas? Sobre todo en el PRD parecen querer hacer cualquier cosa por tener una candidatura que por lo menos les permita figurar en el escenario político local e incluso han dicho que si no logran la candidatura de Payán podrían terminar apoyando a Ivonne Ortega, la candidata del PRI.

Para el todavía presidente nacional del PRD, Leonel Cota Montaño (otro político que militó siempre en el PRI hasta el día que se fue al PRD cuando no obtuvo la candidatura tricolor a gobernador y que recuperó bonos con López Obrador alojando en su rancho en Baja California Sur a la esposa embarazada del ex candidato) todo se resume a una frase: “somos buenos pescadores”, refiriéndose a la capacidad de su partido de “pescar” a los que abandonan otros partidos porque no obtuvieron la posición que deseaban. El problema es que sobre todo el PRD no es en absoluto selectivo y así, pescando, ha terminado teniendo en sus filas y listas a enemigos históricos, a personajes de la derecha más acérrima, a salinistas que en el pasado reciente acusaron, con o sin razón, de haber ordenado el asesinato de sus propios militantes. Y ahora quieren a Ana Rosa Payán, una mujer que hasta hace un mes y medio trabajó con Vicente Fox. Pero además, una mujer que representa todo lo que el PRD dice rechazar. Y Ana Rosa, una mujer valiente pero férreamente conservadora, piensa exactamente lo mismo del PRD y de las fuerzas de izquierda en general. ¿Cómo pueden, con base en qué, estar juntos, fuera de la ambición recíproca de poder?

No nos podríamos imaginar, por ejemplo, a Hillary Clinton abandonando las filas del partido demócrata y siendo candidata en el 2008 del republicano si el primero no le otorga esa posición. Ni a ella ni a sus adversarios se les ocurriría siquiera ese tipo de malabarismo político. Pero en nuestra autodenominada izquierda todo es posible: desde que los personajes más conservadores sean candidatos porque los “pescaron” hasta bajar cualquier bandera con tal de competir en cualquier elección. Lamentablemente son los propios políticos, de todos los colores, los que están más que prestos a jugar ese juego con tal, ellos también, de seguir en el candelero. Aunque tengan que representar un día todo lo contrario de lo que siempre dijeron creer. No se los puede tomar en serio.

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