Espino y la oposición encubierta
Columna JFM

Espino y la oposición encubierta

Flaco favor le hace el dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, a su ex jefe, el presidente Vicente Fox, al anunciar su regreso a la política activa. Un favor tan cuestionable como el que le hizo a Carlos Abascal y a Luis Ernesto Derbez al anunciar su incorporación al comité ejecutivo (el caso del ex secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar, incorporado también al CEN panista, es simplemente inexplicable).

Flaco favor le hace el dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, a su ex jefe, el presidente Vicente Fox, al anunciar su regreso a la política activa. Un favor tan cuestionable como el que le hizo a Carlos Abascal y a Luis Ernesto Derbez al anunciar su incorporación al comité ejecutivo (el caso del ex secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar, incorporado también al CEN panista, es simplemente inexplicable).

La forma es fondo, le podría haber explicado don Jesús Reyes Heroles a Manuel Espino, porque el dirigente panista está rompiendo las formas de tal manera que está provocando varios de los mayores problemas políticos de fondo que debe afrontar la administración Calderón.

Como no entiende que la forma es fondo, Espino no ha comprendido porqué los ex presidentes de México, deben mantenerse fuera de posiciones políticas pública. En un escenario ideal, o en otro sistema político, la participación de un ex mandatario podría verse como algo normal, lo extraño sería que no participara. En un sistema como el nuestro, ello es inviable, por la misma razón que en cualquiera de esos otros sistemas la reelección presidencial también sería normal y lógica y en el nuestro es un tema tabú. Podrá ser bueno o malo, pero es así: el presidente en funciones asume el control del aparato estatal durante seis años y luego debe retirarse. Puede cumplir un papel como lo hizo Miguel de la Madrid en el Fondo de Cultura Económica o tener espacios en áreas privadas como lo intentó Carlos Salinas de Gortari o lo ha hecho Ernesto Zedillo, pero no en tareas partidarias. Por una sencilla razón: si su sucesor, sobre todo si es del mismo partido, tiene que rectificar políticas públicas o incluso criticar decisiones anteriores, lo que se provoca es un cisma interno. Y pareciera que eso es lo que quiere generar el señor Espino con éstas y otras decisiones. Será un grave error del ex presidente Fox si sucumbe a la tentación y regresa a la política activa: primero, porque violará su propia palabra, según porque pagará unos costos mucho más altos de los que imagina, tanto él como su partido.

La incorporación de Abascal y Derbez tiene una lógica interna comprensible, pero debió ser manejada, también, de otra manera. Uno viene de ser el secretario de Gobernación y el otro el canciller del gobierno saliente. Son figuras públicas y pueden hacer un aporte al panismo. La idea es, aparentemente, que ambos traten de convertirse en figuras, sobre todo en el DF, donde los dirigentes panistas se ha encerrado en sí mismo y no quieren que el partido crezca porque disfrutan, así, de prerrogativas y espacios que su triste desempeño no merece. La idea es que Abascal y Derbez compitan por ese espacio. Pero se ve difícil que puedan hacerlo desde la posición que han adoptado y su destino en la capital terminará atado, entonces, a que Carlos Gelista, un mal dirigente que busca reelegirse después de no haber entregado ninguna buena cuenta en su gestión, pueda repetir en el cargo.

Si Gelista no es reelecto en el PAN-DF, Espino piensa mover a Abascal y Derbez para evitar lo que sería la posición del presidente Calderón: avanzar en la conformación de un amplio frente ciudadano que trascienda al propio panismo y que sea una opción viable al perredismo. Tanto Abascal como Derbez podrían participar en un movimiento de esas características, el problema es que Espino está viendo su estrategia como un dique a cualquier opción ciudadanizada impulsada por Calderón.

Por eso el partido blanquiazul está sufriendo tantos desencuentros. Es sintomático que Espino no haya dicho una palabra sobre la ruptura de Ana Rosa Payán. No lo puede hacer porque la ahora casi candidata del PRD fue quien presentó a Espino en la reunión de Consejo en la que resultó electo presidente nacional del partido. Payán sigue criticando al presidente Calderón, responsabilizándolo de no ser ella la candidata panista en Yucatán, al tiempo que defiende su relación con Espino y éste no ha dicho una palabra para deslindarse de su vieja aliada en las filas de la derecha más conservadora del panismo. Una ruptura, por cierto, que podría haber sido evitada si, como dijo el secretario general del PAN, José Espina, la señora Payán simplemente hubiera aceptado pedir que el Tribunal Electoral revisara el proceso de selección de candidato. Payán no quiso llegar a esa instancia porque sabía que perdería y porque todo parece indicar que su objetivo es golpear al presidente Calderón. Y el dirigente del partido no está dispuesto a defenderlo.

Lo mismo sucede en Aguascalientes, en una rebelión contra el gobernador Luis Reynoso Femat, alentada por su antecesor, Felipe González, apoyado por el propio Espino. O incluso, en un proceso que quizás tiene mucho que ver con lo que sucede en Yucatán, con lo que se está dando en Zacatecas, donde se asegura que existe un principio de acuerdo de Espino con el senador Ricardo Monreal, para oponerse en forma conjunta a los candidatos locales impulsados por la gobernadora Amalia García. Algunos dirán que es imposible pero, si el PRD puede impulsar en Yucatán a una candidata de extrema derecha, aliada de Espino, en contra de un candidato panista más liberal, ¿por qué no podría impulsar un sector del perredismo una alianza con panistas locales en Zacatecas para neutralizar a Amalia García, una gobernadora que viene de la izquierda y cuenta con el respeto del presidente Calderón?

Sólo un dato para el final. Tan libre se siente Espino de su responsabilidad y relación con el presidente, que inaugurará las oficinas de la Organización Demócrata Cristina de América (OCDA) cuando el presidente Calderón esté en Europa e incluso en el portal del PAN aparecen primero las siglas de la OCDA, luego una foto de Espino y, finalmente las siglas del partido. Con amigos así para qué quiere el presidente Calderón enemigos.

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