Las relaciones peligrosas de Salgado Macedonio
Columna JFM

Las relaciones peligrosas de Salgado Macedonio

¿Realmente está relacionado el alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, con el crimen organizado?¿se trató simplemente de un desliz la declaración de Genaro García Luna en una entrevista con Loret de Mola o, como otros también han dicho, el secretario de seguridad pública federal fue malinterpretado?. Puede ser que García Luna no se haya explicado bien, puede ser también que los medios hayamos sobredimensionado la respuesta del funcionario, pero todo ello ha ocurrido porque las versiones sobre la relación de Salgado Macedonio con grupos delincuenciales están presentes no de ahora, sino desde antes de su campaña para la alcaldía del puerto, y los hechos, desgraciadamente para su causa, se han encargado de reafirmar esa percepción.

¿Realmente está relacionado el alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, con el crimen organizado?¿se trató simplemente de un desliz la declaración de Genaro García Luna en una entrevista con Loret de Mola o, como otros también han dicho, el secretario de seguridad pública federal fue malinterpretado?. Puede ser que García Luna no se haya explicado bien, puede ser también que los medios hayamos sobredimensionado la respuesta del funcionario, pero todo ello ha ocurrido porque las versiones sobre la relación de Salgado Macedonio con grupos delincuenciales están presentes no de ahora, sino desde antes de su campaña para la alcaldía del puerto, y los hechos, desgraciadamente para su causa, se han encargado de reafirmar esa percepción.

El primer error del PRD de Guerrero, que no es precisamente el más moderno del país, fue lanzar a un hombre como Salgado Macedonio para la alcaldía de la ciudad más importante del estado y uno de los puntos turísticos (y económicos) más importantes del país. No está Salgado Macedonio a la altura de esas responsabilidades y lo ha demostrado con creces en lo que lleva en el gobierno. Pero más grave aún es haber ignorado la larga secuela de escándalos que han marcado la carrera de Salgado Macedonio. Borracheras, peleas con policías y transeúntes, veleidades artísticas fracasadas, relaciones en ese medio que son por lo menos sospechosas y que lo podrían colocar en línea directa con los sucesores de Rafael Aguilar Guajardo y Juan García Abrego. Puede ser que Salgado Macedonio no tenga nada que ver con las actividades en las que se han involucrado alguno de sus anteriores o actuales allegados, pero ese sólo hecho debería saber que lo colocaría en medio de una investigación de las áreas de seguridad. Y eso es lo que ha ocurrido.

Con un agravante: en su desempeño como presidente municipal sus decisiones parecen haber confirmado esas sospechas. Ejemplos hay muchos, y casi todos giran en torno a sus designaciones al frente de la policía municipal de Acapulco. La versión que se ha difundido con insistencia, es que Salgado Macedonio recibió dinero del cártel de los Zetas (el del Golfo, que lideraba Osiel Cárdenas y que ahora encabeza Heriberto Lazcano) para su campaña y a cambio de ello entregó a ese grupo los mandos de la policía municipal, con el agravante de que Acapulco era un plaza que tradicionalmente habían manejado los rivales de los Zetas, los hermanos Beltrán Leyva asociados al cártel de Sinaloa, que también habrían contribuido a esa campaña. Esa es la explicación que se ha dado a los enfrentamientos que, desde la llegada de Salgado Macedonio al gobierno municipal, se han dado en Acapulco.

No se trata sólo de especulaciones. Hace exactamente un año, en un enfrentamiento que se produjo en la zona denominada La Garita, policías municipales mataron a los que estaban calificados como los principales operadores del cártel de Sinaloa. Semanas después aparecieron en las puertas de la secretaría de finanzas del municipio las cabezas decapitadas del jefe policial responsable de aquel operativo que había sido filmado ejecutando en el suelo al hombre del cártel que encabeza el Chapo Guzmán. Llamó la atención de que esos restos fueran dejados en las oficinas de la secretaría de finanzas, no en la de seguridad pública o la de gobierno. Muchos entendieron que el presidente municipal había recibido para su campaña recursos de ambos bandos y que ahora uno de ellos se vengaba así de haber sido desplazado.

Son, por supuesto, hipótesis pero ellas están sobre el escritorio de muchas oficinas de seguridad pública y nacional. Desde aquel enfrentamiento en La Garita, se han venido sucediendo ajustes de cuentas que tienen como protagonistas a las policías municipal y ministerial. El martes pasado, como dijimos ayer, se dio uno de los casos más graves con las ejecuciones de funcionarios ministeriales en dos oficinas de Acapulco. Llamaron la atención, como decíamos también ayer, las confusiones sobre la información de los atentados y la inoperancia de la policía municipal en el ataque en las oficinas de la colonia Ciudad Renacimiento, que fueron los hechos que hicieron recrudecer las versiones en torno a Salgado Macedonio, quien, además, se había opuesto públicamente a los operativos federales de seguridad en el puerto.

Volvamos a la pregunta original: ¿se equivocó García Luna en su declaración?. Puede ser, en el sentido de haber confirmado la existencia de una investigación que todo mundo sabía que existía. Pero lo que no puede desecharse es el objeto de la investigación. No sería Salgado Macedonio ni el primero ni el último de los presidentes municipales involucrados con el narcotráfico o que, sin estarlo, han decidido no meter las manos en su municipio para obstaculizar, por miedo o por interés, las acciones de esos grupos. Acabamos de ver escenarios similares en ciudades como Lázaro Cárdenas o Apatzingan. El debate sobre la penetración del narcotráfico en la policía de Tijuana es público. En todo caso, a esta suma de indicios circunstanciales, habrá, obligatoriamente, que sumar el peso de las pruebas duras, reales. Mientras tanto los partidos tendrían que aprender que a la hora de designar candidatos, deben tomar en cuenta las historias personales de sus aspirantes. Hoy no suelen hacerlo.

La denuncia de Gómez Zalce

Tengo una buena opinión personal de Raúl Muñoz Leos, pero eso poco importa si su esposa, Hilda Ledesma Mayoral de Muñoz decide amenazar públicamente periodistas, como lo ha hecho con Marcela Gómez Zalce. A la señora Mayoral de Muñoz le podrán o no gustar los escritos de Marcela, pero eso no le otorga el derecho de amenazar a nadie. En todo caso, como lo ha exigido la periodista, debe responder ante la justicia a título de qué y porqué ha proferido esas amenazas. Nuestra solidaridad y amistad para con Marcela Gómez Zalce.

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