Gómez Mont se debe quedar
Columna JFM

Gómez Mont se debe quedar

Los resultados electorales no deberían hacerle perder de vista al gobierno federal un dato esencial: le quedan 30 meses en el poder y faltan dos años para las próximas elecciones federales. No se puede ni debe estar en una campaña electoral permanente, el país no lo podrá tolerar aunque pareciera que algunos actores ya están en eso.

Los resultados electorales no deberían hacerle perder de vista al gobierno federal un dato esencial: le quedan 30 meses en el poder y faltan dos años para las próximas elecciones federales. No se puede ni debe estar en una campaña electoral permanente, el país no lo podrá tolerar aunque pareciera que algunos actores ya están en eso.

Sobre todo me preocupa que los panistas entren en esa lógica. Sus nuevos aliados perredistas pueden darse ese lujo: no tienen nada que perder, incluso sus espacios reales de poder se han reducido dramáticamente. No sólo tienen, sino que deben trabajar para el 2012, porque lo que está en juego es su futuro como partido y corriente política. Por eso la declaración de López Obrador de que él ya estaba anotado, con o sin el PRD, como candidato para esa elección presidencial, generó tanto ruido en ese partido. Y la ratificación, aunque todos sabemos que la palabra de López Obrador no es precisamente lo más confiable de su personalidad, mostró que las repercusiones llegaron al propio ex candidato.

Pero en el PAN y en el gobierno deberían pensar diferente. Ahora nos enteramos que el PAN y el PRD si buscarán tener una agenda legislativa común. Me parece muy bien, pero si vemos esa agenda, por lo menos lo que ha trascendido sobre ella, comprobaremos que sólo hay temas electorales que poco y nada le sirven a la gente y al país para salir de la situación difícil, compleja que estamos viviendo. No sé si es bueno o malo que se legisle para fortalecer la coaliciones en el congreso, pero sí sé que no veo cómo el PAN y el PRD se pondrán de acuerdo para realizar una verdadera reforma fiscal, para abrir el sector energético, para reducir la burocracia estatal, entre muchos otros temas. Y sobre todo para establecer acuerdos de fondo en el tema de la seguridad. Todo eso estuvo siempre en la mesa de la alianza pero nunca lo abordaron: el discurso fue sacar al PRI del gobierno en los estados que se pudiera, aunque para ello se tuviera que recurrir en ocasiones a candidatos priistas, buenos, malos o feos.

Ahora hay que gobernar, en los estados y en el país y debe haber una agenda que vaya más allá de lo electoral. Y no veo demasiados puntos de contacto entre el PAN y el PRD para construir esa agenda.

El PRI, mientras tanto, está obviamente dolido y a la defensiva. Saben que en las elecciones no les fue bien, se sienten agraviados y saben que se equivocaron, aunque dentro del priismo siguen existiendo matices importantes. No es lo mismo el resultado electoral para Beatriz Paredes y muchos de sus operadores, o para los gobernadores que perdieron o quedaron maltrechos por los comicios, que para los coordinadores parlamentarios, sobre todo para Manlio Fabio Beltrones (pero también para Francisco Rojas), o para Emilio Gamboa que está en la búsqueda de la presidencia del partido. El PRI, dolido y todo, se tendrá que sentar con el gobierno, y el gobierno necesita sentarse con el PRI, sobre todo para abordar el tema de la seguridad. Unos tienen el gobierno federal, los otros gobiernan dos tercera parte de los estados y a más de la mitad de la población del país, no pueden ni deben abandonar todo para lanzarse a una campaña de dos años.

Y para eso el gobierno federal requiere fortalecerse, tener mayor claridad y unidad, saber con quiénes puede y quiere dialogar. Y quién puede hacerlo. Durante meses en el gobierno se privilegió la relación con Beatriz Paredes, probablemente porque la dirigente priista y el presidente Calderón habían establecido una buena relación política cuando ambos fueron legisladores. Con la nueva coyuntura la interlocución tendrá que pasar mucho más por los coordinadores parlamentarios. Y para eso el gobierno necesita que Fernando Gómez Mont se quede en la secretaría de Gobernación cumpliendo con las funciones completas que tiene esa oficina, y no con las responsabilidades parciales que se le han dado.

No es un secreto que la relación de Gómez Mont con parte del equipo presidencial no es la mejor; tampoco sus diferencias con César Nava. Pero Gómez Mont tiene el espacio y el interés político de buscar acuerdos que vayan más allá de lo electoral y que se requieren para encauzar la gobernabilidad del país que hoy está lastimada. Y para eso debe ser ratificado (lo que aparentemente ya ha ocurrido) y se le deba dar al funcionario y a la dependencia a su cargo, las atribuciones que le corresponden. Sería lo mejor para el presidente Calderón e incluso para su propio equipo más cercano que se podría concentrar en la operación presidencial. Y también para la gobernabilidad del país. Los saltos al vacío son emocionantes pero siempre terminan con cabezas y piernas rotas.

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