“Al carajo con esas alianzas”
Columna JFM

“Al carajo con esas alianzas”

López Obrador ha iniciado la ofensiva para quedarse con el control del PRD. El tabasqueño sabe que el futuro de la candidatura para el 2012 se jugará en muy buena medida en los comicios del año próximo en el estado de México y lleva semanas trabajando en esa entidad con el objetivo de utilizarla para reposicionarse a nivel local y nacional. Y para ello necesita bloquear la estrategia…del PRD.

López Obrador ha iniciado la ofensiva para quedarse con el control del PRD. El tabasqueño sabe que el futuro de la candidatura para el 2012 se jugará en muy buena medida en los comicios del año próximo en el estado de México y lleva semanas trabajando en esa entidad con el objetivo de utilizarla para reposicionarse a nivel local y nacional. Y para ello necesita bloquear la estrategia…del PRD.

Fiel a su estilo, acentuado por el tiempo que ha pasado alejado de los reflectores y por trabajar cada vez más sólo con sus incondicionales, López Obrador públicamente envió “al carajo esas alianzas” entre el PRD y el PAN en la entidad. Tampoco criticó, ni mucho menos, la decisión de desaparecer las candidaturas comunes en el estado, una medida que objetivamente debilita la posibilidad de un acuerdo entre ambos partidos. La jugada es transparente: López Obrador sabe perfectamente que si se produce esa alianza no podrá hacer campaña en el estado, como ya le ocurrió en Oaxaca, Sinaloa y Puebla, porque la propia configuración de la misma entre el PRD y el PAN se lo impediría, al mismo tiempo que su único rival para la candidatura presidencial, Marcelo Ebrard, más aún en el estado de México, podrá tener una amplísima participación, sobre todo en los municipios conurbados a la capital. Si fuera así, Marcelo seguirá creciendo en sus niveles de aceptación mientras que López Obrador tendría que mantenerse dentro de su espacio de fieles. Y si llegara a triunfar esa alianza en el estado de México, sus posibilidades de alcanzar la candidatura presidencial por el PRD se irán diluyendo cada vez más.

También sabe el ex candidato presidencial que la alianza PAN-PRD en el estado de México será difícil de sacar adelante, no sólo por la abolición de las candidaturas comunes sino también porque encontrar a un candidato o candidata idónea, aceptable para ambos partidos no será una tarea sencilla. Ambos están en busca de un priista disidente, pero hasta ahora no se avizora ninguno de peso en ese estado. Entonces, independientemente de cuáles sean las razones para que la alianza no se dé, López Obrador podrá decir que no se concretó por su oposición a ella. Más aún cuando en el Consejo Nacional perredista, controlado por los Chuchos y sus aliados, las opiniones están fuertemente volcadas a favor de las mismas.

Por eso López Obrador no sólo no quiere ninguna alianza con el PAN sino que también necesita romper, oponiéndose a las coaliciones con el blanquiazul, la hegemonía de la actual dirigencia tanto en el partido como en el congreso. Respecto a las alianzas, el tema va más allá de una cuestión de principios: López ha apoyado todo tipo de candidatos, algunos de insostenible fama pública, si ello funciona en su beneficio. El problema es que no puede aliarse con el partido de un gobierno que considera ilegítimo sin cavar su propia fosa política. Pero además, como decíamos porque ello le impediría hacer campaña en el estado, al mismo tiempo que un triunfo de la alianza podría potenciar la posibilidad de la misma para el 2012, aunque muchos lo crean hoy imposible. Pero también porque López Obrador quisiera enfrentarse con Enrique Peña Nieto ese año. Y evidentemente una derrota priista en el estado de México no dejaría por completo fuera a Peña pero dificultaría y mucho su candidatura.

Paradójicamente López Obrador y Peña Nieto (que también quisiera como rival a López Obrador, porque sabe que polariza tanto a la sociedad que sus posibilidades de acumular ese voto de rechazo crecen si él mismo no comete errores) terminan siendo aliados ante los comicios mexiquenses. Ninguno de los dos quiere una alianza PAN-PRD y mucho menos que la misma vaya a triunfar en ese estado.

Respecto al partido, la ofensiva está lanzada en dos ámbitos: a fin de año se debe renovar la dirigencia y el objetivo es quitar a Jesús Ortega. La candidata para reemplazarlo es, no podría ser de otra manera, Dolores Padierna, la esposa de René Bejarano. Mientras que se desarrolla otro ataque, que será más complejo aún, para quitar a Carlos Navarrete del liderazgo de la bancada en el senado, teniendo la cámara de diputados controlada con Alejandro Encinas. Y para el estado de México candidatos propios que trabajen en realidad para preparar la campaña presidencial de AMLO: el propio Encinas, Horacio Duarte o Yeidkol Polenvsky (quien el domingo protagonizó un escandaloso apoyo a Hugo Chávez en Twitter, por si alguno tenía dudas de donde está el corazoncito del lopezobradorismo). Las cartas ya están jugadas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil